Circo romano

Tírenle al Indio

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La tapa de DiarioShow extractó la frase “A los temas del Indio no los conoce nadie” junto a una foto de Chano con cara de buenazo o de pavote y haciendo una sugestiva V de la victoria.

Foto: Gentileza Jonathan Heguier

 

Ignacio Andrés Amarillo

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La frase del título la podría haber dicho el general George Armstrong Custer, o nuestro Julio Argentino Roca. Pero no. El que se prendió a pegarle al “Indio” Carlos Alberto Solari (antiguo vocalista, cocompositor y colíder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, hoy solista) fue Santiago “Chano” Moreno Charpentier, frontman y compositor de Tan Biónica, banda en ascenso especialmente entre adolescentes y niñas impúberes (sí, Mauricio Macri, Jorge Lanata y Marcelo Tinelli gustan de la banda y los han convocado a tocar, pero que eso no interfiera en nuestro razonamiento).

La cosa es así: en una nota en DiarioShow, hablando de cómo organizan sus conciertos, como los del Tour Destinológico, encarados de una manera diferente, Chano dijo: “Hoy en día, como es el Cosquín Rock, ni aunque lo cerrara iría a tocar, porque es otro tipo de cultura. Es como los shows del Indio, que la gente no conoce ni las canciones. Va porque es la misa, el ir y todo, cantar ‘Jijiji’, y a los temas del indio no los conoce nadie. En realidad, muchos de estos shows están pensados de esta forma. Ahora no nos es funcional. En algún momento, nos interesaría ir, pero tiene que cambiar un paradigma. No vamos a ningún lado donde no nos vayan a respetar. No es que esté mal el festival, no encaja nuestra propuesta”.

Aparentemente, el mediático cantante quiso apuntar para otro lado: “Nuestro mensaje intenta que a los shows venga la familia, de la misma manera que el pibe va a la cancha con el viejo. Antes, el mensaje del rock era otro, ‘vení que acá no se entera nadie de lo que pasa acá’. Ahora, es ‘vení y compartí un momento con tu viejo o con el que quieras’”. Pero los encargados de tapa se quedaron con la frase “A los temas del Indio no los conoce nadie” junto a una foto de Moreno Charpentier con cara de buenazo o de pavote y haciendo una sugestiva V de la victoria.

Desde entonces, la catarata de insultos, burlas y ataques contra el flaco del uniforme decimonónico ha sido constante (“merece morir”, puso una tuitera). Porque no deja de ser una provocación atacar al artista que hizo el show con entrada paga más convocante de la historia (Gualeguaychú, 12 de abril de 2014), y el artista independiente que más vende (en un momento, “Pajaritos, Bravos muchachitos” estaba palo y palo con el último disco de Violetta, al menos en las estadísticas de Yenny), y eso que dicen que él mismo lo subió a Internet para descarga y streaming (cosa nunca comprobada).

Equipo que gana no se toca

En algo tiene razón Chano: buena parte de los setlists de los shows de Solari se nutren de la producción que junto a Eduardo “Skay” Beilinson aportó al acervo musical argentino: en el citado show de Gualeguaychú, varios consignaron que la lista se conformó con 17 temas propios y 10 de Los Redondos, cifra nada despreciable. En la teoría del ex novio de Celeste Cid y Andrea Rincón (que después se lo agarró a Ale Sergi, de Miranda, que parece que le dio unos cachetazos por seguir mensajeándose con... el cantante de Tan Biónica), la “misa ricotera” se impone por sobre el hecho artístico, incluyendo la preeminencia de los temas viejos por sobre las nuevas creaciones.

¿Alguien puede culpar a una leyenda de la música nacional por interpretar sus más celebradas creaciones? Nadie. ¿Podría Solari hacer mayor hincapié en su presente artístico? Sin duda. Pero nunca se reniega de un éxito, dice un refrán popular. Quizás por eso la misa ricotera (ahora devenida en “misa india”) sea un eje tan fuerte. Esto saltó tras el último show en Mendoza (13 de diciembre), cuando ante las críticas por deficiencias en el sonido algunos se abroquelaron en “yo voy a la misa india” y listo (también es cierto que la ejecución de los clásicos en vivo mueve el amperímetro de Sadaic, y que Beilinson no se queja de cobrar la mitad de eso).

Por lo demás, muchos quieren pegarle a Solari. Algunos por ser muy kirchnerista (ahora que en su etapa solista da entrevistas y opina), otros porque “no la reparte”: al hacerse cargo de todas las facetas de la edición discográfica (estudio, arte, replicación) y del show en vivo (tiene un staff que arma toda la logística sonora, escénica, gastronómica, de espacio y seguridad). Esto último provoca más escozor en la industria, ahora que el negocio del vivo es más dinámico que el discográfico, y Fénix Entertainment, Time For Fun (T4F) y el caudillo del interior José Palazzo (el dueño del Cosquín Rock) “la ven pasar de lejos” cada vez que el Indio junta 300 mil personas. Les quitaría argumentos si lograra garantizar condiciones más controladas de sonido y organización. Pero nadie se queja de un éxito, dirá Solari en su fortaleza de Parque Leloir.