Lupe, la de las fotos

Mirada atenta: sabedora de los secretos, sin abandonar la simpatía controla cómo la retrata la cámara ajena.

Lupe, la de las fotos

A los 24 años, Lupe Jelena es una de las figuras de la nueva generación de la fotografía y el retoque digital. En diálogo con Nosotros, habló de su formación, su “personaje público” y del mercado laboral en el siglo XXI.

TEXTOS. IGNACIO ANDRÉS AMARILLO ([email protected]). FOTOS. JOSÉ VITTORI Y LUPE JELENA

 

Lupe Jelena no se llama así de nacimiento, pero para todo el ambiente de la fotografía es tal, o simplemente “Lupe, la de las fotos”, como se ha caracterizado a su personaje público en los tutoriales que sube a YouTube, parte de su actividad docente que se completa con talleres presenciales.

Alta, flaca, de piel blanca y labial rojo, fanática de los autos, a los 24 años es una de las figuras de la nueva generación de la fotografía y el retoque digital, que ejerce de freelance gracias a su conocimiento de las nuevas plataformas para la promoción personal.

VOCACIÓN

La chica es hija de un aficionado a la fotografía, que siempre tuvo alguna reflex semiprofesional para los eventos familiares y “sabía cambiar las ISO”. “En mi casa siempre hubo una cámara reflex, mi viejo que entendía, te preparaba la foto con el fondo más lindo. Porque estaba presente la fotografía en mi casa me empecé a cebar, de chiquita. Yo tengo una relación muy cercana con él: es súper nerd como yo, diría que más. El que me enseñó todo de mecánica del auto, de electrónica, de fotografía, de óptica y de física es mi viejo”.

- Antes de darte cuenta ya tenías la cámara colgada.

- En realidad se la tenía que pedir. Nunca me dijo: “Flaquita, tomá”.

- ¿Cuándo empezaste a pedirla?

- Como a los 14. Como nena ya te preguntan qué querés hacer para los 15. En ese momento mi familia no tenía mucha plata, estábamos bien, podíamos pagar el colegio y la comida, pero vestido, fiesta y catering no daba. Mis viejos me dijeron: “Lu, una fiesta como la de tus compañeras no podemos; no sé si te copás con una reunión más bajo perfil”. Yo dije: “No, si me comprás una cámara yo estoy bien”. Chochos. Igual, lo que hizo mi papá fue comprarse una cámara nueva y me dio la suya, una Cybershot P1 de Sony, pocket, de 3.2 megapíxeles. La primera cámara digital del Sony, antes de que hicieran reflex.

- Con el Memory Stick...

- Ese, de 256 MB (que era “ohhh”), y el que venía de fábrica era de 8 MB.

- ¿Qué fue lo primero que te llamó?

- Era todo experimental al principio. La empecé a llevar al colegio, le sacaba a mis compañeras, a mis zapatos, y si había una hormiguita le sacaba. Con la ternura de tener 15 años. Después me empecé a cebar, porque a mis amigas les gustaban las fotos, querían posar y me pedían. Después mi viejo se compró una Sony Alpha (la primera reflex de Sony) y se la pedía prestada. Empecé a publicar en Fotolog, lo vieron las chicas de mi curso, se corrió la bola en el colegio y me agregaban; y la amiga de tal dijo “¿Me hacés un book?”.

Así salió hacerle un book a una chica, por 150 pesos (risas). Y todos los nervios del mundo, y yo sonriendo “Sí”, y por dentro “¿Qué es un book?”. Googleando, la chica más nerviosa, “vos confiá en mi que te saco linda”. Pero el que no arriesga no gana.

- En un momento te diste cuenta de que eso era un medio de vida...

- No te das cuenta, te empieza a pasar. No tenés opciones. No pensás que se puede trabajar de la fotografía, cuando nadie de tu familia ni persona que conozcas vive del arte o de algo tan informal. Es una cosa que me gusta hacer como actividad extracurricular.

- ¿Y cuándo caíste?

- Cuando me di cuenta de que pasaban los años y no se me ocurría qué otra cosa iba a hacer de grande, “estudiar abogacía”. Terminas el secundario y tus viejos te empiezan a preguntar que vas a hacer de tu vida, “ya estás grandecita”. Y yo estaba con las fotos, y dije: “A mí me gustaría ser fotógrafa”.

Por suerte (y agradezco) siempre me apoyaron. Porque conozco gente a la que no, “por qué no te buscás un trabajo de verdad”. Me preguntaron si quería estudiar fotografía, y si existía (risas). Hice un terciario en Buenos Aires que estuvo bueno para el momento; si tuviera que volverlo a hacer ahora, con la experiencia, no lo haría. Pero es lo que tenía que hacer, me prestaban el estudio en la facultad, así que después de hora me quedaba (lo reservaba), llevaba a mis amigas, buscaba modelos en Fotolog (hasta que me hice un Facebook pasaron un par de años. Fue todo improvisado.

Incluso la primera vez que di clases fue porque una chica de mi barrio (vivía en Adrogué, zona sur) le gustaban mis fotos y me dijo que quería estudiar fotografía. “¿Podría ir a tu casa y me das clases a mí sola?”, me dijo. “No doy clases, pero si querés venís, charlamos e improvisamos”. “Ah, bueno, entonces viene un amigo mío también”. Ofrecí a otro y así se armó un grupito de cuatro chicos que empezaron a venir a tomar clases en mi habitación en la casa de mis viejos. Una vergüenza, muy informal, pero arrancó así.

PERSONAJE DIGITAL

- Entraste a la fotografía en la era digital, y sos una figura del mundo digital: decís que hay un montón de plataformas para mostrar el trabajo, por fuera de los concursos.

- Yo también empecé sacando rollo: soy la última generación que tenía un pie en una pileta y un pie en la otra. Tenía accesible digital pero era muy berreta, lo analógico tenía mejor calidad. Mis profesores me decían: “No hay nada como el analógico”, porque no había; ahora hay algo mejor.

Es totalmente natural tal vez para mi generación y los más jóvenes mostrar las cosas digitalmente. Desde chiquita mostraba en Fotolog, hablaba con gente de todo el mundo, como si fuera re natural, como si estuvieran en la casa de al lado.

- Vos construiste una “Lupe pública” donde vos misma estás de cuerpo presente cuando explicás las cosas. Hay una “Lupe virtual” que uno puede reconstruir: tus fotos, lo que pensás...

- Eso es totalmemte accidental e improvisado. Voy a quedar re mal y me van a perder el respeto, pero es todo improvisado: no es que lo que ve la gente está planeado. No es que no me guste, me encanta: voy improvisando y es una ola que uno va surfeando, y ves a dónde te lleva. Generalmente pregunto mucho a la gente qué es lo que quiere. Porque surgió como lo de dar clases: de una persona que me lo pidió. Obviamente que parte de la sugerencia del público y después vos le das una dirección a lo que estás dispuesto a hacer o está en tus posibilidades.

Lo de la docencia fue accidental, lo de la docencia online también, porque la mayor parte de mi educación fotográfica es de cosas que uno aprende online. La carrera terciaria fue muy analógica, me dio las bases, pero toda la educación moderna digital de retoque es online. Cuando hay contenido educativo no es magia, hay gente atrás que crea ese contenido al cual vos accedés totalmente gratis. Si yo tomo tanto de Internet, ¿por qué no doy algo de vuelta? Porque es un círculo que va y viene, y aporto a esta “enciclopedia virtual” para todos los gustos.

Además sentía que faltaba algo en español, y algo en argentino. Una persona que lo haga bien casero, que salga alguna puteada, que tal vez para el argentino escuchar un tutorial en español, o monótono, términos que no entendés, no lo sentís tan accesible. “Vamos a hacerlo con buena onda, voy a tratar de ser macanuda: en los primeros videos estaba nerviosa, después me empecé a soltar.

Cuando grabo soy yo y una cámara: estoy re cómoda, en mi casa. Intento no pensar que a eso lo va a ver gente después. No lo haría, no vería nunca más un video...

- Le pegás unos “editazos”, para que salga más de corrido...

- Siempre está editado. Hay gente que se queja, “editás mucho”, y si dejara muchos silencios dirían “qué aburrido, es re lento”. Hay que encontrar un punto entre medio. Pero intento no pensarlo. Subo los videos y no los miro nunca más, no me siento a mirar mis propios videos.

- Bueno, cuando los terminás de editar...

- Obvio, los reviso (risas), si no sería como publicar un libro con errores de ortografía. Lo chequeo, veo que esté todo bien, y para mí desaparece. Leo todos los comentarios, eso es lo único que me importa, la interacción con la gente: si tiene buena respuesta o no, alguna sugerencia, cada tanto alguna puteada.

HORIZONTES LABORALES

- ¿Cuánto te ayuda este perfil público en la dimensión laboral, en tu marketing personal?

- Es 100 % importante, porque es la única forma que tengo de mostrarme: online. Hice una campaña en la que la chica que me contrató, que tiene una marca de trajes de baño, me veía en YouTube, y ya me conocía como persona. Llegamos al estudio y me dice “Hola, vos sos Lupe”. Tenía una idea de quién era (no soy la misma persona con mis viejos que cuando estoy haciendo un video: intento que sea lo más auténtico posible). Al toque me agarró vergüenza. Pero agradezco que lo vean.

- ¿Cómo ves el mercado? Al haberse facilitado el acceso a la fotografía, muchos están asustados, “no nos quieren pagar”.

- El mundo laboral, teniendo todas las redes sociales, se ve muy facilitado acceder a un montón de cosas, pero al acceder tanta gente aumenta la competencia. Lo cual creo que a la larga mejora el nivel: cuando más competencia tenés, mejor hay que ser para ganarle a la competencia; y eso hace que haya una mejoría en la calidad general.

Si bien lo que más escuchás es gente que se queja de que están estas personitas que “se compran una cámara y ya se creen fotógrafos”, es lo más presente cuando vos estás empezando, competís con esa gente. Pero después esos son los menos: esa gente se queda tal vez en ese nivel.

- Hay un fotógrafo que había armado una web donde comparaba su producto de fotografía publicitaria, comparado con la fotografía sacada por el cliente.

- Está buenísima. El común de la gente, los que no se dedican a la fotografía, ven un anuncio en la calle, en la revista, o comerciales en la tele (que es más difícil que la fotografía) y piensan que existe por arte de magia. Que cualquier día agarro el celular y sale como en la revista, no saben que hay todo un mundo, una industria por detrás; que hoy siglo XXI está tan de moda ser fotógrafo, por suerte hay conciencia de la industria, y más gente se está profesionalizando. Y la gente se está dando cuenta de que hay que contratar a profesionales del ámbito, que no salen las cosas por arte de magia.

El blog de ese chabón que subió las fotos es un trabajo para una siderúrgica, le dejó al cliente sacar la foto como la quería él, y después se la sacó profesional para mostrarle: “¿Ves que si la sacás vos no te sale?”.

- Pero con honestidad intelectual: “si esto sirve para tu estrategia, sé feliz con esto”. “Yo no te digo contratame, pero mirá el plus que te puedo ofrecer”.

- Hay un montón de gente que está bien con una foto sacada así nomás con un celular, pero esa gente va a vender su producto a determinado público; y se va a dar cuenta de que si quiere acceder a otro público va a tener que mostrar otra imagen, y contratar fotógrafo.

El problema de que no pagan, ese es el tema: hay que encontrar el punto medio, que con el tiempo va a llegar: todavía no está la conciencia de que hay que pagar. Lo digo como chiste pero es en serio, cuando te dicen “qué bien que saca tu cámara”. “Yo te pago porque estoy costeando la inversión que hiciste en comprar tu cámara”. No, es lo que le pagás a un cirujano que tiene años de facultad, de residencia, de experiencia, para darte la seguridad de que te va a abrir con un bisturí y no te vas a morir.

- “Qué bien que opera tu bisturí”...

- Claro (risas). Eso se cae de maduro, nadie te va a discutir, “el cirujano es muy valioso, tiene todos esos años de experiencia”. El fotógrafo también. Es difícil que entienda la persona que si va a mejorar su negocio adquiriendo una mejor imagen contratando un fotógrafo, que sale caro que hay algo atrás más allá de una inversión en equipos (porque no vas a salir a robar cámaras, quiero creer) y la capacitación.

A mí me encanta comprarme cosas: compro mucho usado. Somos argentinos, es difícil...

- Dijiste que cualquier buen fotógrafo hace cosas interesantes más allá del equipo.

- Esa es la discusión eterna. Hay gente muy terca, no hay que quedarse en ninguno de los dos extremos. Es cierto que un buen fotógrafo, con equipo deficiente o “no el mejor”, va a sacar una buena foto: que te emociona, que te genera algo adentro o te hace pensar. Pero más allá de eso, al mismo fotógrafo le mejorás el equipo y va a mejorar la foto. No es que una cámara de 30.000 dólares lo mejora proporcionalmente tampoco, pero hay una diferencia y se va a sentir más cómodo.

Lupe, la de las fotos
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dos trabajos de la artista: la conjunción entre la modelo, el ojo profesional, los recursos técnicos y el retoque final.