En pleno centro

Violento asalto en la casa de un conocido abogado

  • Bernardo Schweizer, su esposa y su hijo fueron atacados ayer a la tarde por 4 malvivientes que ingresaron a su domicilio, en 1º de Mayo al 1800. Fueron maniatados y golpeados. Los rufianes se llevaron objetos de valor y alhajas de la familia. Finalmente fugaron a bordo de un automóvil propiedad de las víctimas.
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“Hemos llegado a una degradación tal que ahora va a ser difícil salir de todo esto”, dijo Bernardo Schweiser, en la foto acompañado por su hijo Matías. Fotos: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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“Fue una pesadilla interminable. Extraños encapuchados que iban y venían por toda la casa, tiraban cosas al suelo, nos amenazaban con matarnos. Todo duró una hora aproximadamente”, dijo hoy Bernardo Schweizer (66) tratando de reconstruir la pesadilla que le tocó vivir ayer por la tarde.

Cerca de las 16, quien también fuera candidato a intendente de la ciudad, fue hasta la cocina con la intención de preparar un café pero se topó con cuatro sujetos que se habían ganado al interior de su domicilio, en 1º de Mayo al 1800.

Dos de los intrusos cubrían sus rostros con gorros pasamontañas y los demás con un paño enroscado sobre la cara, “como los beduinos”, señaló Schweizer. Y en las manos tenían guantes.

En cuestión de segundos los delincuentes redujeron al dueño de casa y a su esposa Lilian (63). Poco después igual suerte corrió uno de los hijos del matrimonio (que estaba en la planta alta).

Los tres fueron llevados hasta el dormitorio matrimonial donde fueron maniatados con precintos plásticos y obligados a tirarse al suelo.

Los hombres llevaron la peor parte del asunto. Schweizer padre recibió dos culatazos en la cabeza. A su hijo los ladrones le envolvieron la cabeza con una toalla y comenzaron a golpearlo.

Además de los castigos físicos los afectados debieron soportar amenazas de tinte macabro. “¡Voy a matar a tu hijo delante tuyo!” o “¡Lo vamos a tirar por el balcón!”.

Mientras una parte de la banda permanecía con la familia, otros compinches se dedicaron a requisar los distintos ambientes del inmueble donde provocaron desorden y destrozos.

En esa tarea se hicieron de unos pocos pesos como así también de una cantidad considerable de alhajas, “recuerdos de toda la familia”, apuntaron los agredidos.

Finalmente los forajidos se retiraron del lugar a bordo de un Fiat Uno, gris plata, propiedad de la familia, que estaba estacionado en la cochera de la casa.

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“Tenían las llaves”

“Los tipos entraron a la casa sin ejercer violencia. O tenían copia de las llaves o algún elemento similar”, precisó esta mañana Schweiser.

“Yo venía para la cocina y me encuentro con los 4 tipos acá adentro. Estaban encapuchados. Unos con pasamontañas y otros con un paño envuelto como los beduinos. Y en las manos tenían guantes.

“Nos juntaron en el dormitorio matrimonial. A mí me tiraron al suelo y me pegaron dos culatazos. Mientras tanto otros subieron a la planta alta y buscaron a mi hijo, de 28 años. Lo trajeron junto con nosotros y le ordenaron que se tire al piso.

“Nos maniataron con precintos plásticos. A mí me pegaron varios culatazos. A mi hijo le envolvieron la cabeza con una toalla y comenzaron a pegarle. Nos empezaron a exigir que les entreguemos dinero. Les explicamos que acá no hay dinero pero ellos seguían insistiendo. Decían ‘no vamos a venir hasta acá para irnos sin nada'.

“Le entregamos una suma que teníamos para la semana pero no se conformaron. Nos gritaban ‘dame más o a tu hijo te lo mato acá nomás', “te lo voy a reventar delante de tu cara', ‘lo vamos a tirar por el balcón'.

“Había dos que estaban muy violentos. Pero no sé si ese estado era real o si en verdad estaban haciendo una representación. Era como que se hacían los locos”.

Sin límite

“Más adelante siguieron en la búsqueda por toda la casa. Dos se fueron y los otros se quedaron cuidándonos. Revolvieron todos los cuartos y tiraron todo. Se llevaron varias alhajas que en realidad son recuerdos de la familia.

“Y seguían sin conformarse. ‘¿A qué hora llega más gente?', preguntaban. ‘¡Los vamos a matar a todos!', decían los más bravos.

“Después querían armas. Fue una pesadilla interminable. Iban y venían por toda la casa, tiraban cosas al suelo, nos amenazaban con matarnos. Todo duró una hora aproximadamente.

“Se llevaron las alhajas no sólo nuestras, sino de toda la familia. Mi padre fue legislador nacional, autor de la ley del 82 por ciento móvil de los jubilados. La Asociación de Jubilados le había dado una medalla de oro por eso”, recordó Schweiser.

Ya en la parte final se llevaron un Fiat Uno, gris plata, dominio JPS 820 y las llaves de los demás autos de la familia.

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Los delincuentes provocaron un gran desorden y destrozos en los distintos ambientes de la casa.

Conmoción

  • Minutos después del suceso, las máximas autoridades de la Unidad Regional I se hicieron presentes en el domicilio de Schweizer. El arribo de patrulleros y camionetas policiales provocó conmoción entre los vecinos del barrio. En el lugar estuvo el jefe de la URI, comisario Adrián Rodríguez, junto al jefe de Seguridad Personal y peritos que tomaron huellas. También el médico de la repartición revisó a los agredidos para constatar el grado de las lesiones.