editorial

  • En este año electoral y frente a la gravedad de los problemas, la dirigencia deberá estar a la altura de las circunstancias.

Los desafíos de la política

El tablero político de la provincia de Santa Fe comienza a emerger poco a poco, frente a un año electoral que se desarrollará en un escenario verdaderamente convulsionado. A los problemas económicos que el país arrastra desde los últimos tiempos y a los inconvenientes en materia de seguridad, se le acaba de sumar una crisis política e institucional que atraviesa cada estamento de la sociedad argentina.

En apenas dos semanas, los distintos sectores políticos deberán formalizar las precandidaturas con vistas a las internas abiertas, simultáneas y obligatorias que se realizarán el 19 de abril en la provincia.

Dentro de este contexto, en el Frente Progresista Cívico y Social, los precandidatos Miguel Lifschitz y Mario Barletta avanzan en el armado de los equipos dispuestos a acompañarlos con el objetivo de ser elegidos para cubrir los más diversos cargos que estarán en juego en este proceso electoral.

Lo mismo sucede en el PRO, donde Miguel Torres del Sel ya dio a conocer el nombre de su compañero de fórmula.

Por el momento, el peronismo provincial continúa envuelto en el halo de incertidumbre generado por las divisiones internas que vienen manifestándose desde los últimos años. La tarea de avanzar hacia la unidad no parece sencilla, sobre todo porque dentro de este sector se enfrentan líneas ideológicamente contrapuestas. La tensa situación nacional, probablemente complique aún más la convivencia interna en la provincia.

No importa quiénes resulten ganadores en las próximas internas y quiénes terminen gobernando a Santa Fe. En cualquier caso, los problemas y los desafíos por delante serán los mismos.

En materia económica, la provincia dependerá en gran medida del contexto nacional. Y en este sentido, se sabe que cuando el nuevo presidente asuma -cualquiera sea su procedencia partidaria-, tendrá por delante el enorme desafío de ordenar una economía con graves desequilibrios. Frente al despilfarro de recursos de los últimos años y a un proceso inflacionario estructural, el ajuste de las cuentas será imprescindible. Y las provincias no podrán evitar el impacto.

La inseguridad será el gran desafío para quien gobierne la provincia. Las evidencias, en este sentido, emergen con claridad. Mientras el departamento La Capital acaba de batir su propio récord en el número de homicidios, el Gran Rosario se encuentra atravesado por el fenómeno del narcotráfico que ha dejado un tendal de víctimas, generando un clima de temor generalizado en el resto de la ciudadanía.

En los últimos tiempos se tomaron medidas importantes. El proceso de transformación de la Policía, la desarticulación de ciertas bandas de delincuentes y la sanción de algunas leyes clave, probablemente contribuyan a mejorar la situación. Sin embargo, los resultados se verán en el mediano y largo plazo. Sobre la próxima gestión recaerá la enorme responsabilidad de afianzar y profundizar los cambios.

La responsabilidad que le cabe a la dirigencia política en estos momentos es enorme. Frente a una sociedad angustiada y sensibilizada por la gravedad de los problemas, será importante que cada uno de los precandidatos asuma esta campaña electoral con responsabilidad y cautela. Y con el compromiso de construir un país y una provincia mejores, en lugar de hacer hincapié en el mero objetivo de destruir al circunstancial adversario.

Los meses por venir revelarán si la clase política está a la altura de las circunstancias.

Será importante que cada uno de los precandidatos asuma esta campaña electoral con responsabilidad y cautela.