llegan cartas

La llegada de Perón a Ezeiza

EDGARDO RUGNA

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Quiero referirme al mensaje del viernes 16 de enero de “un lector”, con el título “Un peronista recuerda”, donde hace mención de que la segunda concentración en importancia de la historia de la humanidad fue en oportunidad de la frustrada llegada de J. D. Perón a Ezeiza y rescata ese hecho del olvido únicamente para pedir que no roben el récord de haber congregado, según su versión, a 6 millones de personas, y lo más preocupante, no hace alusión a los acontecimientos derivados de dicha concentración.

En primer lugar, “récord” no corresponde aplicar, ya que ese término le pertenece al que obtuvo el primer lugar, la marca máxima (según el lector, Mao Tse-tung). No obstante ello, es un hecho baladí con relación a lo que sucedió en dicha oportunidad y figura en la historia argentina como la “masacre de Ezeiza”, que fue el preanuncio de lo que vendría con la organización de la Triple A, pergeñada por José López Rega.

En segundo lugar, como peronista tendría que evitar recordar los hechos ocurridos en dicha oportunidad, en la cual participaron simpatizantes del justicialismo de diferentes sectores ante el pánico de la mayoría de los asistentes,

acerca de lo cual hasta la fecha se ignora la cantidad de muertos (es probable que en este tema -la cantidad de muertos- exista la posibilidad de que sea récord, ya que casualmente en su mención a China, recuerdo la matanza en la plaza de Tiananmen bajo el gobierno de Deng Xiaoping, de la cual tampoco tenemos información de la cantidad de víctimas de dicha protesta) y que generó el nacimiento del terrorismo de Estado, página negra de la historia de Argentina que los peronistas olvidan y que en el caso del lector retoma solamente para mencionar la masividad, en una preocupante distorsión del relato como observamos en la actualidad.

Me crié en un hogar peronista. Por ello en ese momento adherí con simpatía al movimiento justicialista. Los acontecimientos de extrema gravedad que el lector ignora me hicieron desistir de esa decisión, y el advenimiento de la Triple A convirtieron esa determinación en un punto sin retorno.