DE DOMINGO A DOMINGO

HUGO GRIMALDI

(DyN)

“Si hay miseria que no se note”. Aquel viejo dicho de nuestros antepasados europeos que intentó mostrar desde un costado poco generoso el viernes pasado el gobierno nacional, tampoco funcionó ese día como estrategia para llevarle algo de paz a la presidente Cristina Fernández, hasta que Elisa Carrió y Mauricio Macri, probablemente a su pesar, llegaron el sábado en su ayuda para hacerla salir, al menos por un rato, del foco informativo más caliente. Igualmente, una cosa son las candidaturas, más allá de la importancia de distinguir por primera vez a parte de la oposición en una línea de acción común y las preocupaciones que esta movida le genera a todo el tablero político, especialmente a Sergio Massa, y otra, la delicada situación por la que está pasando la presidente. De viaje a China, seguramente Cristina tendrá un espacio para reflexionar sobre las notables carencias políticas que se han hecho evidentes en estos días.

Bañándose en la fuente

La presidente ha transitado el primer mes de su último año a puro desgaste, con tropiezos políticos y alambiques autogenerados que no lograron esconder ese mediodía de viernes en la Casa Rosada la escenografía ni los actores, ni siquiera el recuerdo trucho del 17 de Octubre, con los chicos kirchneristas metiendo las patas en la fuente del Patio de las Palmeras. Seguramente, este hecho no va a pasar a la historia, porque en el año 1945, los obreros habían caminado kilómetros desde el Gran Buenos Aires a la Plaza de Mayo y estos jóvenes de ahora, casi una estudiantina, llegaron prolijamente transportados en los micros que se habían estacionado a 100 metros, más allá de la Plaza del odiado almirante Colón que ya no está.

El “que no se note” fue fruto de la inveterada costumbre kirchnerista. El refrán no funcionó porque si la idea era hablar de todo lo que se cree tan bueno para demostrar que “aquí no ha pasado nada”, la pésima coordinación actoral de algunos figurones mostró ese día por la cadena nacional más sonrisas afectadas, nervios y aplausos de ocasión que en anteriores oportunidades. No fue el caso de la presidente, imperturbable en su rol de permanente víctima. Pero, como en el pecado suele estar la penitencia, se pudo observar que únicamente es ella quien tiene en claro de qué se trata y cómo los demás la han dejado sola en espíritu.

"Para el proyecto, la reelección"

Para su alivio, ese acto y todas las contorsiones que hizo el gobierno desde la muerte de Nisman para acá, buscando temas que corran del foco la situación (reemplazo de la Secretaría de Inteligencia por la futura Agencia Federal de Inteligencia y nominación de Roberto Carlés como futuro juez de la Corte Suprema), han venido a ser salvados desde el costado político por la dupla Lilita-Mauricio. En materia económica, la presidente ha decidido hacer la plancha escudándose en un cuestionable relato sobre el afán veraniego de los argentinos, como símbolo de apoyo político. Habría que ver quién le bajó ese discurso para que ella, los lenguaraces de turno y el aparato de difusión lo repitieran a cada instante y pedirle cuentas, ya que quienes estuvieron en la Costa vieron efectivamente multitudes de clases medias deseosas de quemar los pesos que tenían en sus bolsillos, pero casi -siguiendo con el símil del primer peronismo- ningún “grasita”. Más allá de los cánticos nada espontáneos de la Casa Rosada pidiendo “para el proyecto, la reelección”, lo cierto es que en las vacaciones no pareció existir una adhesión popular al modelo, tal como la presidente se empeñó en imaginar.

La muerte del fiscal

Luego llegó la conmocionante denuncia del fiscal Nisman, que la presidente podría haber eludido con cierta elegancia escudándose en las atribuciones que le brinda la Constitución Nacional. Sin embargo, la paranoia kirchnerista prefirió atacar al fiscal quien, además, había implicado a media docena de funcionarios, legisladores y amigos de la causa, como partícipes necesarios de los delitos de encubrimiento y de incumplimiento de los deberes de funcionario público, en relación a la firma y promoción del Memorándum con Irán. El fárrago en el que entró Olivos por esos días, llevó a que muchos miembros del PJ tuvieran que avalar en un comunicado que no redactaron, a libro cerrado y apretándose la nariz, las afirmaciones a favor de un complot urdido por los espías, la corporación judicial y los medios. La acusación de Nisman giraba en torno a que los probables conspiradores buscaban brindarle estatus de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados en la causa Amia “con el objeto de permitirles eludir la investigación y facilitar que se sustraigan a la acción de la Justicia argentina”. El fiscal prometió presentarle pruebas al Congreso, cosa que nunca logró concretar, ya que murió 24 horas antes. Haya sido asesinato o suicidio, inducido a no, esa muerte tuvo un impacto político tremendo.

Cartas bochornosas vía Facebook

Se lo vio al gobierno confundido y con poca capacidad de reacción. Visto desde afuera es como si la hubieran dejado sola a la presidente para que tome líneas de acción que luego tuvo que desandar.

Al silencio, le siguieron las dos cartas que publicó por Facebook, bastante bochornosas a la hora de catalogarlas como piezas de Estado, no sólo por las evidentes contradicciones en sus razonamientos, sino por la liviandad de los conceptos. Y luego, una primera cadena nacional (la del traje blanco con la férula negra en su pierna y la silla de ruedas) para enredar más las cosas, con acusaciones, respuestas encriptadas y sobreentendidos, mohines que mucho hicieron para mostrarla en situación de desamparo. “Es así”, dicen sus íntimos y ella debe creer de verdad que ese estilo le gusta a sus partidarios, pero está claro que una vez más dejó de ser “la presidente de los 40 millones de argentinos”, para ser Cristina. Toda esa galleta (como el hilo de Ariadna mal ovillado) parece haber sido armada exclusivamente por ella y, si es así, con la complicidad de quienes le permitieron que se exponga tanto.

Cosmética en la Side

Luego, siguieron dos novedades que la oposición calificó como “cortinas de humo”. En la primera cadena nacional de la semana planteó la disolución de la ex Side, pero una lectura del proyecto implica que sólo se trata de un cambio cosmético en cuanto a las estructuras y a las personas. De fondo, hay dos temas sensibles y de mucha discusión, como son el pase de la competencia y el personal de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, dependiente del Ministerio de Seguridad y la eliminación de su órbita de la Dirección de Observaciones Judiciales que lidera las escuchas que será transferida al Ministerio Público Fiscal, es decir a Alejandra Gils Carbó. Dos días después, el ministro de Justicia, Julio Alak, anunció que el Ejecutivo enviaría al Congreso el pliego del abogado Carlés, proponiéndolo como ministro de la Corte. Alak puso énfasis en señalar que el candidato tenía 33 años, como si ser joven fuese una razón de idoneidad profesional y como si supiera que el currículum hacía agua por varios costados. Los senadores opositores se encargaron de recordar que este año no le van a prestar acuerdo a nadie en reemplazo de Eugenio Zaffaroni; el jefe de Gabinete los fustigó por golpistas, como si las bancas no la hubiesen obtenido con votos, mientras que los colegios y asociaciones de profesionales de la Justicia (que Cristina redujo a la categoría de ONG’s) le encontraron más de una laguna en su trayectoria. Con todo este paquete de complicaciones, la presidente buscó alivio en su viaje a China, donde podrá mostrarse ajena a los temas que quedaron en el país y quizás recuperar alguna iniciativa, aunque a riesgo de dejar a la Argentina a merced del nuevo gigante. Mientras tanto, todo el espectro electoral, distorsionado por la sorpresiva alianza Macri-Carrió, ya ha comenzado a palpitar las encuestas. Cristina, agradecida.

Enero, además mostró la acelerada degradación del modelo, (más desempleo, inseguridad, narcotráfico, corrupción, inflación y exclusión social que durante 2014).

Con la zanahoria del consumo en alto como única respuesta, el equipo económico pareció no tener otro argumento que la receta de endeudamiento y gasto para iniciar 2015.