Cosquín Rock Primera noche

Una fiesta de quince

Una fiesta de quince

Babasónicos hizo un set directo, de pocas palabras, combinando los temas de “Romantisímico” con sus clásicos.

foto: i.a.a.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Cosquín Rock inició ayer su 15ª edición, y festejando aniversario redondo no dejó de afirmar su identidad de festival serrano, con una impronta fuertemente nacional, con algunas redistribuciones en el predio, pero a la vez con familiaridad en los espacios.

La tarde arrancó temprano, pero como suele ocurrir el primer día mucha gente se fue sumando al caer el sol. Algunos pudieron disfrutar alrededor de las seis del show de Pez y La Beriso, que volvió a demostrar que su rock directo podía convocar a la gran masa de los presentes en el crepúsculo.

Alternativas

Algunos paladares exquisitos se acercaron al escenario CRock para degustar la música de Octafonic, el octeto liderado por Nicolás Sorín, conocido por tres cosas: por hacer la música de los filmes de su padre Carlos, por ser el novio de Lula Bertoldi, y por haber hecho los arreglos de “Huellas digitales” de Eruca Sativa.

Octafonic suena como si Syd Barrett o Roger Waters se hubiesen criado en la era del bombo en negras de la música electrónica y la síncopa del nü metal con los vestigios del grunge en la guitarra de Hernán Rúpolo (de Connor Questa). Por supuesto, no podía no subirse la embarazada Lula a dar algún grito.

Demostrando que era el escenario de la escena emergente, pasaron propuestas como Nhem (No Hacemos Esta Música), la banda juvenil criada entre Carajo y Paramore, entre Steve Vai y Linkin’ Park, encabezados por la vocalista Ludd Poynter y el guitarrista Fernando Culen. También fueron parte los Científicos del Palo, el trío encabezado por José “Pepo” San Martín, esa mezcla de Ricardo Mollo con Pacho O’Donnell.

Mientras tanto, cerca de ahí, en el escenario Alternativo Pepsi, explotaba el “stoner metal” de Humos del Cairo.

De festejo

Guasones continuó con lo que había iniciado La Beriso, ese ánimo de banderas flameando, chicas sobre los hombros, coreando canciones de sabor tan stone como el caminar del cantante Facundo Soto. A esa hora, el público congregado en el escenario principal era muy numeroso, esperando a los números centrales.

Con aplausos se esperó por los Auténticos Decadentes, un toque festivo para un aniversario, que subió entre pelotas publicitarias, gente bajando en tirolesa y bailarinas descalzas. Vestido de leopardo, Cucho Parisi arrancó con “Cómo me voy a olvidar”, “Somos”, “Los piratas”, “Pendeviejo”. Jorge “Perro Viejo” Serrano hizo lo propio con “Viviré por siempre” y “Corazón”. Diego de Marco hizo lo propio con “La prima lejana”, “Besándote” y “El gran señor”.

De vuelta, Cucho con “Vení Raquel”, “Entregá el marrón” y “El murguero”. Luego Diego hizo “Un osito de peluche de Taiwán”, dedicado a Juanchi Baleirón, y Serrano compartió con una Julieta Venegas grabada en “No me importa el dinero”, con la primera aparición escénica de Pancho Chévez. Después llegó “Enciende los parlantes”, con el “Mono” Fabio en la pantalla. Serrano encaró con “Gente que no” que hizo para Todos Tus Muertos, con alusiones a Pablito Molina de Lumumba. “La guitarra” y “Y la banda sigue” fueron el cierre.

Muchos se fueron a seguir la fiesta al temático, donde Pericos disparaba hits como “Sin cadenas” con Matamba como invitado, “Complicado y aturdido”, “Jamaica Reggae” y “Home Sweet Home”.

Románticos

Babasónicos hizo un set directo, de pocas palabras, combinando los temas de “Romantisímico” con sus clásicos. Con un Adrián Dárgelos de pantalones naranjas y blancos y una levita verde, apoyado en la química con Mariano Roger, Diego Uma y Diego Tuñón, el setlist fue el siguiente: “Uso”, “Me gustas tanto”, “Tormento”, “Los burócratas del amor”, “Run Run”, “Yo anuncio”, “Flora y fauno”, “Desfachatados” (con el sombrero western proyectado en la pantalla, acorde a la onda folk), “Paisano”, “El baile de Odín”, “Sin mi Diablo”, Viva Satana”, “¿Y qué?”, “Fizz”, “Carismático”, “La lanza” (el último gran hit).

Plato fuerte

El cierre fue con un plato de salmón: Andrés Calamaro llegó de la mano de “Bohemio”, y una banda intensa encabezada por la guitarra de Baltasar Comotto (compañero de andanzas del Indio Solari).

“Alta suciedad” y “El salmón” abrieron antes de “Cuando no estás” (con su video erótico lésbico), “A los ojos”, “Rehenes” y “Doce pasos”. Después de saludar a los que pasaron antes por el escenario, tiró un “Je suis Calamaro” y se puso a matear en el escenario. Recordó los fallecimientos de Johnny Winter, Joe Cocker y Paco De Lucía, antes de “Tuyo siempre”. Ahí pasó por “Loco” y sobre que “vamos a estar imputados todos”. “Mil horas” explotó en las gargantas.

Se puso sensible con “Gaviotas”, pero dijo “aplaudan, putos”. De ahí a “Los aviones”, “Me estás atrapando otra vez”, “Todavía una canción de amor” y la fuerza de “OutputInput”. El piano del Niño Jero abrió “Estadio Azteca”, seguida por la coreada “Sin documentos” (de la era Los Rodríguez). A esa altura una llovizna pertinaz empezaba a convertirse en aguacero, mientras Andrés esbozaba “Volver”, de Gardel y Le Pera, enganchado con “Flaca” y la siempre romántica “Paloma”. Tras la despedida y bajo el agua, el regreso fue con “Los chicos” y “Sucio y desprolijo” de Pappo. Ahí, los abrazos en el escenario convivieron con la pronta huida de los mojados... hasta un día después.

Temático

En este primer día el escenario Movistar (temático) estuvo dedicado al reggae, con lo más destacado de la escena nacional y visitas internacionales como Gondwana (Chile), Un Rojo Reggae Band (Costa Rica) y Matamba (Bolivia, algo así como un Beastie Boy jamaiquino). Nonpalidece cerró el espacio, demostrando que Néstor Ramljak es la gran figura actual de la movida.