“ VOY A LLEVAR LA MÚSICA A DONDE MÁS LA NECESITEN”

TEXTOS. CINTIA LORENA DIAZ ([email protected]).

MÚSICO DESDE LA CUNA. “Justamente ayer, mi papá Sergio me leía en un libro de recuerdos donde decía que a los 3 años cantaba la escala completa de Do a Do. Me inculcaron la música desde muy chico: mi papá me hacía escuchar casetes de grupos musicales educativos muy buenos. Me cuentan que andaba en triciclo cantando en africano. Como todo chico que juega golpeaba, percutía todo, llenaba vasos con agua con distintos cantidades y hacía notas como con un xilofón, buscaba maderas huecas y hacía cajones. A los 8 años ingresé al Coro de Niños del Liceo Municipal, volvía de las clases cantando. Después a los 13 me callé, me agarró la vergüenza de la adolescencia cuando me cambió la voz. Volví a cantar a los 18. Participé seis años en el Coro de Niños y luego comencé la carrera de Formación Profesional en Instrumento, paralelamente al secundario. En quinto año cuando tuve que elegir qué carrera seguir, me inclinaba por el periodismo deportivo, pero un día escuché a la banda sonora de la película Narnia que me despertó un interés por el mundo orquestal que -si bien yo conocía- ese día algo me llamó la atención. Entonces decidí comenzar la carrera de Dirección Orquestal y piano en el Instituto de Música de la UNL. Al año siguiente cambié piano por Dirección Coral”.

TRAS CIEN CONCIERTOS. “A la pasión por la dirección coral me la instaló Cristian Gómez, que fue mi docente en toda la carrera y, a partir de ahí, enseguida en el tercer año me dijo: ‘Formá un coro para ir practicando lo que vas aprendiendo’. Así nació el Coro de La Merced con la bendición del padre Axel. Actualmente, también me desempeño como primer director del Coro de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, como asistente de dirección y pianista de la Agrupación Coral Ars Nova y como Asistente de los Coros de Niños de la UNL y del Liceo Municipal. Los cien conciertos que llevo dirigidos al día de hoy me han modificado porque uno puede aprender de teorías, de libros, de videos, pero la experiencia te transforma de una manera que ninguna lectura lo puede hacer. En el hacer aprendés que a veces no resulta ensayar tres horas seguidas o abordar una técnica de ensayo, o un repertorio determinado. Me volví más flexible y me nutrí de muchos recursos en la experiencia”.

BATUTA EN MANO. “Si me preguntás por mi primer concierto debo hablar de mis dos primeros conciertos. Como coreuta, mi primera experiencia fue a los 8 años en el Coro de Niños del Liceo, y no sentí nada especial porque yo hacía música desde siempre; fue como un ensayo más para mí. En cambio, a los 20 años, cuando dirigí el primer concierto con el Coro de la parroquia La Merced fue una sensación nueva el sentir cómo mucha gente estaba unida y dependía de mí. Esto era un privilegio, una responsabilidad y un placer, todo eso junto. El coro siempre es un espejo de las virtudes y defectos del director y también de sus emociones; indudablemente, si uno está muy compenetrado con la obra, el coro responde de una manera, y si está en automático así suena también como un CD de computadora. En cuanto al público, hay que estar preparado para todo. Me tocaron presentaciones a sala llena, por los coros y proyectos que presenté. Pero mi profesor me decía que no importaba si había mucha gente, siempre hay que dar lo mejor y si estaban ahí es porque lo necesitaban. Entonces, siempre estoy preparado para brindar todo al público”.

DISNEY EN CONCIERTO. “Desde joven me interesa generar conciertos solidarios. De adolescente quería ser periodista, me movilizaba lo social y un poco la Sociología. Cuando me decidí por la música me dije: ‘Cuando pueda voy a llevar la música a donde más la necesiten’. Generar eventos solidarios es un acto de entrega especial a través de la música. En 2013, a través de Cáritas, logré canalizar este propósito y presentamos ‘El príncipe de Egipto’, en 2014 fue ‘El Rey León’, y este año estamos preparando ‘Disney en Concierto’. Es una propuesta muy buena para acercar -otro interés mío- el público que no frecuenta ni coros ni orquestas a este mundo a través de un repertorio muy conocido y muy querido. De este proyecto participan 120 personas. Desde el mes de diciembre venimos trabajando en la parte logística. Ante la imposibilidad de conseguir las partituras de Disney debemos escribirlas nosotros mismos. Hay que escribir todo para la orquesta, para el coro, para los solistas; además, debemos idear una puesta en escena, combinarlo con imágenes y luces. Entre abril y junio repartiremos las partituras a los coros y empezaremos a ensayar para que finalmente en junio hagamos dos ensayos generales. Este año voy a invitar a dirigir a Martín Vega, el director de la sinfónica de Carlos Paz que está revolucionando el público de esa ciudad con sus conciertos de película, y a Marcelo Balba, presidente de la Asociación de Directores de Coros Argentinos”.

LA MÚSICA SIEMPRE. “Me imagino haciendo sinfónicos corales siempre. Buscando proyectos nuevos bien hechos. Que integren todas las artes en un concierto, música, teatro, danza, imagen. Cada año que pasa tengo más apoyo y la gente confía en mí a través de lo que hago. Y cada paso que doy es más confianza en mí para el futuro. También me gustaría tener un programa sobre música en el cual abordar temáticas desde mi lugar y mi formación. Hablar sobre músicas populares que quizás no son tan conocidas, apoyar el movimiento cultural local, dar a conocer el mundo sinfónico, coral. También, tratar el arte en general y aportar una mirada positiva a las personas. La música es movimiento, movimiento interior. Si algo te mueve es porque es algo profundo. La música es un lenguaje que va más allá de las palabras y soy consciente de ese poder”.