Argirópolis, el sueño de la República

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Retrato de Domingo Faustino Sarmiento.

 

Por María Claudia Pettinari (*)

El mejor homenaje que podemos hacer al Maestro de América es recordarlo a partir de sus obras literarias, sus sueños, sus pensamientos. La admiración se renueva por ese hombre que nació, vivió y murió en la pobreza y cuyo principal interés tenía como meta un pueblo educado, libre, capaz de defender la República contra las tiranías.

Argirópolis (1), o la capital de los Estados Confederados del Río de la Plata es una de las tantas obras literarias de Domingo Faustino Sarmiento. Fue publicada a mediados del siglo XIX en Chile, donde se encontraba exiliado por razones políticas. Los estudiosos la definen como una obra programática que denuncia la situación de acefalía de la nación tras el fracaso de la Constitución unitaria de 1826. Frente al predominio de Buenos Aires sobre las provincias del interior y el poder absoluto que Rosas ejercía, Sarmiento reclama en su obra la convocatoria a un congreso general para ordenar la administración del país bajo un sistema federal, que organizara la Nación y la distribución de las rentas generales. En este sentido, Argirópolis continúa, en cierta medida, los principios que Sarmiento ya había expuesto en la tercera parte de Facundo.

“¿Cuántos años dura la guerra que desola las márgenes del Plata? ¿Cuánta sangre y cuántos millones ha costado ya y cuántos ha de costar aún? ¿Quiénes derraman esa sangre, y cuya es la fortuna que se malgasta? ¿Quién tiene interés en la prolongación de la guerra? ¿ Por qué se pelean y entre quiénes? ¿Quién, en fin, puede prever el desenlace de tantas complicaciones? ¿No hay medio al alcance del hombre para conciliar los diversos intereses que se chocan?” (Argirópolis, 1850).

Desde Argirópolis Sarmiento propone la reorganización del territorio del Antiguo Virreinato de acuerdo con los principios modernos de una república federal. Tal es su preocupación, como expresa en una carta a su amigo Félix Frias, residente en Francia, y le pide: “Vea V. el Arjyropolis y apóyelo. Está en él señalado un norte, a donde esos estados del Plata han de converger so pena de morir en esfuerzos y divagaciones inútiles. D.F. Sarmiento” (así firma). Argirópolis es el sueño de la República y Estado de Derecho contra las tiranías que hacían peligrar el proceso de organización nacional. Sarmiento en su obra intenta mostrar las posibilidades de la “República Federal norteamericana” construyendo “los Estados Confederados del Río de la Plata”, que incluyan los territorios de Uruguay y Paraguay.

“... Nuestro ardiente deseo de ver terminarse una lucha fratricida que tiene escandalizado al mundo, avergonzada a América, aniquilada la riqueza de Estados que debieran ser florecientes, y aherrojada la libertad de los pueblos que más sacrificios han hecho por dársela, no nos alucina hasta creer que todas las partes interesadas acogerían con ardor la solución que ofrecemos a la situación actual. ¡No! No es así como obran de ordinario los gobiernos y los partidos. El grito de las pasiones sofoca casi siempre la voz templada de la razón, y el interés personal del ambicioso se antepone de ordinario al interés duradero de la patria...” (Argirópolis).

Las visiones que Sarmiento tenía en su tiempo histórico respecto de “la república”, como forma de gobierno, se fundaban en la creación de una nueva sociedad asentada en la igualdad y la libertad civil, acompañada de la promoción de sus habitantes a través de la educación popular. Sarmiento sabía que el orden político basado en el respeto por la Constitución, las leyes y, en consecuencia, de manera irrestricta, la independencia de los poderes de la república, era el camino hacia la justicia, la seguridad, el bienestar del pueblo argentino: la civilización. Lo contrario: la barbarie.

(1) El término corresponde a un invención que significa “ciudad de plata” (de argyros, plata y polis, ciudad)

(*) Presidente de la Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe.