ACERCA DE “EL RESPLANDOR”

El mensajero del miedo

La película de Stanley Kubrick basada en la novela DE Stephen King se repuso recientemente en los cines. Con una atmósfera sugestiva, se erige como uno de los pilares del cine de terror moderno.

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La actuación de Jack Nicholson peca de exceso pero, paradójicamente, es un acierto en la película de Kubrick. Foto: Archivo El Litoral

 

Juan Ignacio Novak

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“¡Here’s Johnny!”. La famosa frase pronunciada por Jack Nicholson mientras su rostro desencajado por una demencial sonrisa surge por el hueco que acaba de abrir a golpes de hacha en una de las puertas del Hotel Overlook, podría ubicarse como uno de los momentos culminantes del cine de horror de todas las épocas, quizás sólo comparable con la imagen de Marion Crane (Janet Leigh) cuando lanza su último grito bajo la ducha del motel Bates en “Psicosis” (1960).

Denostada y valorada, “El resplandor” (1980) lleva, para bien o para mal, el sello de Stanley Kubrick. Es que el director, ya entonces poseedor de un prestigio incontrastable aun para sus más acérrimos detractores, rodó una película de claro corte comercial -de hecho, adaptó una novela de Stephen King con esa expectativa- pero en la que no renuncia a las convicciones que hicieron de su cinematografía un mundo aparte y personal.

Para el momento en que se estrenó el filme en Estados Unidos, el 23 de mayo de 1980, su director había filmado “2001: Odisea del Espacio” (1968), “La naranja mecánica” (1971) y “Barry Lyndon” (1975). Clásicos instantáneos, con desarrollos técnicos y artísticos enormes, que eran antecedentes suficientes como para permitirle la imposición de su criterio.

Con protagónicos de Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd y Scatman Crothers, “El resplandor” toma la casi banal historia de un escritor inmerso en un bloqueo creativo que se muda, con su hijo pequeño y su esposa, a un enorme hotel de las montañas para cuidarlo durante el invierno y comienza a padecer extrañas alucinaciones. Argumento que sin embargo constituye, gracias al talento de los realizadores, una mirada inquietante y terrorífica sobre la locura.

Muchos críticos consideran que “El resplandor”, al igual que otras obras de Kubrick, está sobrevalorada, al punto que el propio King renegó de ella y escribió el guión para la versión que dirigió Mick Garris en 1997, con Rebecca De Mornay. Es posible, pero eso no invalida su principal mérito: la lograda mixtura de los distintos elementos (los travellings por los interiores del hotel desierto, la evocadora banda de sonido, los planos de la febril expresión de Nicholson y la atmósfera siniestra del filme) que lleva al espectador al centro mismo del miedo.

Obra maestra

Tras haber logrado “filmar” el terror, Stanley Kubrick dirigió tan sólo dos películas más antes de su muerte, en marzo de 1999. “Nacido para matar” (1987), tardía reflexión sobre la barbarie de la guerra de Vietnam de brillante prólogo pero moroso desarrollo, que quedó como un anacronismo tras la monumental “Apocalypse Now” (1979) de Francis Ford Coppola. Y “Ojos bien cerrados” (1999), algo confuso pero inquietante thriller con intriga y erotismo, protagonizado por Tom Cruise y Nicole Kidman cuando todavía formaban la pareja más popular de Hollywood. Pero es muy probable que el último de sus trabajos considerados como “obra mayor” sea la película cuya reposición motiva estas líneas.

Es que -y en esto coincidimos con la afirmación de Roumiana Deltcheva, licenciada en Filosofía y Letras e investigadora- “igual que todas las obras maestras, ‘El resplandor’ trasciende su condición de adaptación literaria para convertirse no sólo en un excelente Kubrick -con espectaculares planos aéreos, una utilización pasmosa y simbólica del color y repetidas imágenes de espejos y laberintos, todo ello realzado por una memorable partitura y el inolvidable diseño de producción de Roy Walker- sino también en un clásico del moderno cine de horror”.

Espectros hilarantes

  • Otra de las películas que se repusieron dentro de ciclo de clásicos de Cinemark fue “Los cazafantasmas”. Sin ser una obra maestra (dista mucho de ese rango), logró sobresalir entre la maraña de productos de escasa calidad que emergieron a mediados de los ‘80, gracias a un lúcido acoplamiento de ingredientes de géneros varios, un notable trabajo de los actores y una canción pegadiza de Ray Parker Jr.

Tal como señala la crítica Joanna Berry, “aunque Ramis (el científico serio del grupo) y Aykroyd (el inepto) junto al resto de los protagonistas, Weaver y Rick Moranis, hacen una excelente actuación cómica, el peso del humor recae en el doctor Peter Venkman, interpretado por Bill Murray, con su característico encanto desastrado y engreído, que se adueña de todas las escenas en las que aparece”.

La historia de unos parapsicólogos fracasados que tras una denegada beca se convierten en extravagantes cazadores de ánimas en las entrañas de Nueva York es la excusa para un festín de efectos especiales y gags disparatados y divertidos. Un logro que tuvo en 1989 una secuela, que repitió el éxito de público pero no la frescura de la primera, que incluía la secuencia con un muñeco gigante de malvavisco que quiere arrasar con la ciudad, al mejor estilo King Kong.

La clave

Lista

  • Según estableció el American Film Institute (AFI), el personaje de Jack Torrance a cargo de Jack Nicholson, se ubica en el 25º puesto en la lista de los 50 mejores villanos de la historia del cine norteamericano. Esta nómina está encabezada por el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins en “El silencio de los inocentes”), Norman Bates (Anthony Perkins en “Psicosis”) y Darth Vader (de “Star Wars”). También figura, en el 17º lugar, Annie Wilkes (Kathy Bates, en “Misery”), que surge de otra creación literaria de Stephen King llevada al cine por Rob Reiner en 1990.

Documental

  • “Room 237” (2012), escrita y dirigida por Rodney Ascher, es una película documental independiente que aborda las teorías sobre los supuestos significados ocultos de “El resplandor”.