Grave episodio

Taxista baleado en un asalto

Dejaba una pasajera en Larrea y Avellaneda cuando fue abordado por un delincuente. El chofer intentó escapar y el rufián efectuó dos disparos. Una de las balas pegó en el auto y la restante en el brazo del trabajador.

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“Antes uno podía andar más tranquilo por la calle. Ahora está bastante difícil hacer nuestro trabajo”, dijo José Eduardo Ríos (52) esta mañana en el hospital Cullen. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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“Tengo 30 años de experiencia como taxista y la verdad es que ya perdí la cuenta de los asaltos que he sufrido. Hasta con armas de juguete me han robado...”, dijo hoy José Eduardo Ríos (52) mientras soporta una interminable cola en la farmacia del hospital Cullen.

Nadie de los presentes en el nosocomio imagina que ese hombre delgado, que habla en un tono bajo y que tiene colocado un yeso en su brazo izquierdo, hace apenas algunas horas terminó de esquivar a la muerte.

Quizás en semejante trayectoria se explique la asombrosa calma que muestra José a la hora de narrar los detalles de lo sucedido.

“No me lo esperaba”

“Ayer a la tarde estaba trabajando en el taxi y, aproximadamente a las 19, la empresa me manda a buscar un viaje en el supermercado que está en Javier de la Rosa y Gral. Paz. En el lugar había una señora con unos bolsos la que me pidió que la lleve hasta Larrea y Avellaneda.

Cuando llegamos a destino la mujer me pide que avance unos 50 metros hasta donde quedaba su domicilio. Yo no pensé nada raro porque había gente por todos lados. La mujer estaba bajando los bolsos y en eso aparece un muchacho el que me abre violentamente la puerta del auto.

El tipo me empezó a gritar para que le entregue la plata, porque si no me iba a pegar un tiro. Yo ya tenía el auto puesto en primera y entonces comencé a avanzar. Entonces el vago efectúa un disparo que pegó en el auto. Pero luego hizo un segundo disparo que me pegó en el brazo. Pese a estar herido yo seguí la marcha hasta French y Alberdi, donde siempre hay unos policías comunitarios. Apenas los vi les conté lo que me había ocurrido y ellos me ayudaron.

Me trasladaron hasta el hospital Cullen donde me hicieron placas y otros estudios. Ahora están viendo si me van a extraer el proyectil.

Hay que seguir

Con más de 30 años en el oficio del volante, José reveló que “la verdad es que ya perdí la cuenta de los robos que he sufrido. Hasta con armas de juguete me han robado... Pero qué voy a hacer. Uno tiene que seguir adelante sobre todo por la familia”.

“Antes uno podía andar más tranquilo. Pero ahora está bastante difícil hacer nuestro trabajo. Se nota que la droga ha hecho desastres en los barrios. Uno trata de tomar sus prevenciones, no entrar a determinadas zonas, pero siempre te agarran”, sentenció.

Otro caso

Ya en horas de la madrugada otro taxista atravesó un dramático momento al ser asaltado por un jovencito, el que finalmente terminó apresado.

Juan Carlos (32) circulaba a bordo de un Fiat Siena por Aristóbulo del Valle cuando a la altura del Puente Negro tomó como pasajero a un menor, el que pidió ser llevado hasta la zona del monumento a Carlos Monzón.

Pero ni bien llegaron al lugar el joven amenazó al chofer para que le entregue el dinero. El chofer resistió la embestida por lo que se generó un forcejeo que culminó cuando el rufián se dio a la fuga.

Lo ocurrido no tardó en llegar a oídos de la policía que armó un operativo de búsqueda el que dio sus frutos poco después cuando en las cercanías se detuvo al implicado.

El joven fue trasladado hasta la seccional 8ª y luego, por orden de la juez de Menores, entregado a sus progenitores.