Sorpresa en el acto por el Día de la Creación de la Bandera

Ante el gobernador, el arzobispo de Rosario se quejó por la inseguridad

  • “A una religiosa que trabaja en el barrio Toba la robaron cinco veces en lo que va del año”, se quejó el prelado ante el gobernador, la intendenta y el ministro de Seguridad.
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Monseñor Eduardo Martín dijo que “es muy preocupante” la situación y reclamó: “Las autoridades tendrán que tomar las medidas de mayor seguridad y vigilancia”. Foto: Archivo El Litoral

 

Corresponsalía Rosario

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“Siento gran dolor, es una situación que nos preocupa y a la que es muy difícil ponerle coto porque es como una guerra entre facciones y en donde a veces cae gente que no tenía nada que ver. Esto es muy preocupante y las autoridades tendrán que tomar las medidas para garantizar mayor seguridad”. La frase del arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, tomó por sorpresa al gobernador Antonio Bonfatti, a la intendenta Mónica Fein y al ministro de Seguridad Raúl Lamberto. Es que el reclamo de monseñor Martín tenía a ellos como destinatario. Y lo hizo ante los medios tras un breve y protocolar acto por el 203º aniversario de la Creación de la Bandera Nacional.

Sin embargo, Lamberto opinó que “las estadísticas oficiales dicen que los índices de delitos están en baja”. Y repitió que la mayoría de los homicidios se encuadran dentro de los “conflictos interpersonales”, un eufemismo que utiliza la policía para catalogar un crimen por riña, peleas entre vecinos o violencia familiar, entre otras supuestas motivaciones.

“No sé si son más o menos los casos que hace dos o tres años. Hoy, Rosario está teniendo más de 200 víctimas de la violencia por año. No sé en qué medida, pero el tema del consumo de drogas tiene mucho que ver, además de provocar una ruptura de cualquier tipo de límites”, insistió monseñor Martín, quien estaba afectado porque la hermana María Jordán, que tiene un centro comunitario y realiza trabajos religiosos y sociales en el barrio Toba fue asaltada por quinta vez en lo que va del año.

“Le pedí al ministro Lamberto que haya una mayor presencia policial en el barrio Toba, donde está la hermana Jordán. Evidentemente que si hay una mayor presencia disuasiva de prevención se podrían disminuir los hechos violentos”, apuntó el arzobispo de Rosario.

La propia monja Jordán contó -en diálogo con LT3- que “lo que se roba (en la Estación Misionera Franciscana María Madre de la Esperanza) se vende luego por pocos pesos. Es la droga la que lleva a la gente a cometer estos hechos. Son las mismas personas que escuchan nuestra palabra y luego parecen desconocernos”, dijo la hermana oriunda de Bolivia, que llegó a esta zona marginal de Rosario hace más de 20 años. En la Estación Misionera Franciscana María Madre de la Esperanza hay tres comedores, jardín infantes, dispensario, consultorio odontológico, peluquería y talleres para jóvenes, entre otros espacios. Se realiza con especialistas prevención de drogadicción y prostitución.

Otra denuncia

A mediados de enero, otro religioso, como el padre Joaquín Núñez, quien se desempeña en la parroquia de Bella Vista, donde tiene también dos comedores, denunció nuevamente la situación de inseguridad y violencia que se vive en la zona donde trabaja, y aclaró que fue amenazado, baleado y que al denunciarlo lo combatieron a él mismo.

El padre Joaquín afirmó que “se precisa una planificación en serio y a fondo; que actúen, y con eficacia; creo que eso está muy verde, el avance del robo, los tiroteos, las muertes, está muy avanzado, está rebasando el accionar del gobierno a ese nivel”, precisó.

“La mayor cantidad de muertes de los pibes acontece en los sectores periféricos, marginales, donde nos encontramos a los más pobres”, especificó el párroco y agregó consternado sobre el papel policial que “se habla mucho que si miran para el costado. Los pibes y los jóvenes y a mí también me amenazan. Me han baleado en mi rancho y en los pasillos donde trabajamos, lo he denunciado pero en vez de combatir a quien denunciaba me combatían a mí”, relató visiblemente preocupado Joaquín Núñez, quien ya había planteado la problemática a las más altas autoridades del Vaticano, e incluso en septiembre viajó a Roma para reunirse con Francisco.

Antecedente

Desde la más alta jerarquía de la iglesia, el problema del narcotráfico es abordado desde hace tiempo. En diciembre pasado, el arzobispo de Santa Fe y titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, aseguró que “el narcotráfico mancha con sangre lo que toca”, y pidió a la población no acostumbrarse a su existencia porque “es un delito”.

“El narcotráfico es un delito. Y es instalar un comercio al servicio de unos pocos y en deterioro de muchos. El narcotráfico es un delito al que no podemos acostumbrarnos. Tenemos que tener claridad”, sentenció monseñor Arancedo.