SEÑAL DE AJUSTE

Coherencia

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Ante los contertulios, Mauro Viale mantiene una actitud displicente, y sería atrevido hablar de una languidez aristocrática y perezosa. Sus preguntas y comentarios a veces son desenfocados, o de una necedad bien estudiada.

Foto: Gentileza América TV

 

Roberto Maurer

Han pasado los años, y como esos muebles que no nos gustaban y nunca llegamos a deshacernos de ellos, hasta que nos acostumbramos a su presencia, Mauro Viale sigue estando. El menemismo lo arrastró en su caída, y finalmente se estabilizó en América, principalmente en su señal de cable A24, donde actualmente ocupa una franja extensa. Es un formato standard pero raro. Parece noticioso, y lo es, ya que hay noticias, pero en el pasaje del crepúsculo a la noche, hasta llegar la hora 21, se va convirtiendo en una tertulia de ambiente confianzudo donde el espectador ve entrar a la gente caminando y salir del mismo modo, en muchos casos saludándose con besos. Algunos invitados concurren con tanta frecuencia que han desarrollado una familiaridad que casi los ubica como personas de la casa. La atmósfera, entonces, es la del despacho de bebidas cuyos parroquianos se hacen amigos del dueño.

TERTULIA

Ya se sabe, los abogados penalistas siempre fueron una parte importante del entorno de Mauro Viale, tal vez por su vocación por los casos policiales. Los profesionales encuentran en el programa una vidriera conveniente para dar a conocer su oferta de servicios. De muchos de ellos, en fin, a primera vista podría decirse que su lugar está del mismo lado de las rejas que el de sus clientes. También se dejan ver, por supuesto, los comisarios retirados ansiosos por expresar sus pensamientos.

Ante los contertulios, Mauro Viale mantiene una actitud displicente, y sería atrevido hablar de una languidez aristocrática y perezosa. Sus preguntas y comentarios a veces son desenfocados, o de una necedad bien estudiada.

Al escucharlo, resulta difícil formarse una idea de su intimidad mental, y lo menos que se puede decir es que sus maneras de comunicarse son curiosas. Si se guardara una selección de las masas encefálicas de la tele para futuros estudios de interés científico, alguna vez se podría conocer el misterioso funcionamiento del cerebro de Mauro Viale. Su modo de comunicarse produce la sensación de que sus neuronas son independientes e indiferentes una de otra. No existiría conectividad entre ellas y sus dichos, por lo tanto, suenan a fortuitos. ¡Hop!, salta neurona, y Mauro Viale dice algo, pero bien pudo brincar otra con un enunciado distinto. Es aleatorio. No son neuronas compañeras.

TRAYECTORIA EJEMPLAR

Surgido del periodismo deportivo en Canal 7, fue logrando el respeto de la sociedad por su comprensión del funcionamiento de los medios, o sea que el éxito exige ignorar todo lo relacionado con la ética, el buen gusto, el sentido del ridículo y la conciencia moral. Luego de su famosa entrevista al motochorrro, el año pasado, tuvo argumentos para sus detractores: “Me chupan todos un huevo”, fue su respuesta a la crítica. Escándalo, sensacionalismo y morbosidad fueron los escalones de una carrera que dejó momentos históricos de la televisión argentina, como el caso Coppola y las chicas asociadas a sus costumbres, además de las trompadas y patadas en pantalla con el carnicero Alberto Samid.

Hoy, su actitud es la de un veterano moderado que, cuando uno de sus invitados dice algo chocante, le reconviene, aunque con ironía.

Pero, aún con tacto, el corazón del viejo león sigue latiendo. Por ejemplo, el día que los medios celebraron la aparición de una modelo en el caso Nisman, Viale anunció una nota con Florencia Cocucci, que al final se pudo ver: era una entrevista mal iluminada, en blanco y negro, casi en la oscuridad, y con un audio pésimo.

Todo ese tiempo empleado para ir anunciando el mamarracho, se repitieron imágenes de sesiones de la modelo, un material abundante, en las cuales la subyugante Florencia Cocucci aparece casi desnuda. Naturalmente, era innecesario: esas tetas, aún si las hubiera acariciado el joven y soltero Nisman, no agregaban nada al expediente.

Hay quienes interpretan que son formas premeditadas de reconvertir el crimen político en un episodio frívolo, para desviar la atención del público. Es injusto incluir a Mauro Viale en la sospecha. Sería dudar de la pureza de su compromiso con el amarillismo.