El periodismo de antes se hacía en la calle...

El adiós a una pluma brillante

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Santafesino y sabalero hasta los huesos. Se fue Elbio Ibarra Preti, un periodista de los de antes.

Foto: Gentileza La Voz del Interior

Elbio Ibarra Preti, santafesino de nacimiento, dejó de existir en Córdoba días atrás. Era un apasionado hincha de Colón.

 

De la Redacción de El Litoral

Tomás Rodríguez, nuestro colaborador, nos acercó la infausta noticia y estas líneas. Uno de los periodistas deportivos con mayor prestigio del interior, Elbio Ibarra Preti, dejó de existir el 18 del actual en la ciudad de Córdoba “mientras escribía en su domicilio una nota en la computadora para el diario La Voz del Interior, el corazón cedió, tras sufrir un golpe de calor, lo que derivó en su sorpresivo deceso”.

El malogrado periodista, falleció a los 71 años, habiéndose desempeñado durante tres décadas en el reconocido matutino de la docta. Santafesino de nacimiento, cordobés por adopción, apasionado hincha de Colón, sensible, culto y hombre de principios.

Ibarra Preti había nacido en la ciudad de Santa Fe el 8 de febrero de 1944, luego de una breve incursión en la prensa gráfica local y otros medios, se trasladó a Córdoba donde se inició y desarrolló toda su actividad periodística profesional.

Asimismo, dejó su impronta en los diarios Córdoba y Tiempo Córdoba y durante siete años en el programa televisivo en el cable de la docta Showsport “A la vera del ring”, junto a Gustavo Zamudio.

También integró las comisiones directivas del Cispren y del Círculo de Periodistas Deportivos de Córdoba y además fue docente en el Taller Agencia en Comunicación (TAC).

Javier Flores, compañero y amigo de Ibarra Preti reveló que “se nos fue una pluma inigualable y un amigo de fierro. Murió uno de los tipos que más sabía y entendía el boxeo en Córdoba”, agregando al propio tiempo que con sus notas profundas rescataba historias de vida, el costado humano.

Sus compañeros evocaron numerosas anécdotas, una de ellas aconteció hace muchos años cuando una tarde estaba en el diario La Voz escribiendo para Mundo D, apareció un personaje, elegantemente vestido y preguntó, “¿Puedo pasar?, vengo a saludar a un gran amigo y a un periodista que conoce mucho de boxeo”. De inmediato, ante la sorpresa de toda la redacción del diario cordobés y en medio de aplausos se estrechó en un fuerte abrazo con Ibarra Preti, esa figura era nada menos que Carlos Monzón (acompañado de Amílcar Brusa), el más grande boxeador de la categoría mediano de todos los tiempos.

En la época de José Vignatti como presidente de Colón observó la maqueta de la obra y luego —silenciosamente— examinó los trabajos que se desarrollaban en el club de sus amores y asistió a la reinauguración del mismo. “Esto es el sueño del pibe de barrio que quería un estadio como el de los grandes clubes de Buenos Aires, nunca pensé que habían desaparecido las viejas tribunas de madera y de hierro”, sentenció.

Uno de las grandes pasos que dio Ibarra Preti fue al escribir la crónica del partido donde Argentina derrota a Holanda, 3 a 1, en la final del Mundial de 1978, con una máquina de escribir en un cuartito chiquito, su ilusión fue ver cómo la gente festejaba la coronación de nuestro país y a la vez leían lo que el periodista santafesino había escrito.

El colega Joaquín Balbis lo recordó emotivamente “con la partida de Elbio Ibarra Preti, el boxeo pierde uno de sus grandes analistas y apasionado y el periodismo se queda sin una gran pluma”.

Todo su talento, su brillante redacción, sorprendía a sus lectores con las profundas notas vinculadas a Luis Angel Firpo, El Toro Salvaje de las Pampas; a Justo Suárez, El Torito de Mataderos; a José María Gatica, a Pascual Pérez, Eduardo “KO” Lausse, Marcelo Cocentino, Alfredo Prada, Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Luis Federico Thompson, Oscar Natalio Bonavena, al “Macho”, Carlos Monzón y a Víctor Emilio Galíndez.

Tampoco olvidó a los efímeros; Miguel Ángel Castellini, Miguel Ángel Cuello, Hugo Corro, Gustavo Ballas; al bicampeón mosca y minimosca, Santos Benigno Laciar; como así tampoco a aquellos desconocidos que pudieron llegar lejos y se quedaron en el camino, especialmente por problemas sociales o culturales.

En profundas notas, se refirió muchas veces desde los gloriosos guantes argentinos y a todos aquellos que desde la fama y popularidad cayeron a un ostracismo, perdiendo todo. Fue un hombre estudioso y dedicado al deporte, dejando un legado que sus amigos y alumnos lo recordarán durante toda su existencia.