Será en cada ciudad las a las 8:30 pm

Hoy todos pensamos en el planeta

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Un compromiso de 60 segundos con nuestro planeta. Esa es la consigna del Fondo Mundial para la Naturaleza en su lucha contra el cambio climático.

Foto: Agencia EFE

La “Hora del Planeta” es una de las iniciativas más contundentes en la lucha contra el cambio climático. Este sábado cientos de millones de personas en todo el mundo apagan sus luces para mostrar su compromiso con algo que todos tenemos en común: nuestro medio ambiente.

 

Redacción El Litoral

Agencia EFE

En lo que constituye una cifra récord mundial de participación en la campaña global la Hora del Planeta, más de 10.000 ciudades de 172 países apagarán sus luces hoy entre las 20.30 y las 21.30 hora local para concientizar sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático, una iniciativa del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

En la Hora del Planeta, convertido ya “en el movimiento colectivo más grande del mundo” a favor del medio ambiente, las empresas, los lugares emblemáticos y muchos hogares se quedarán a oscuras para demostrar su compromiso con el planeta, explica un comunicado de WWF.

“Después de vivir el año más caluroso jamás registrado, éste es un momento clave para movilizarnos ante el calentamiento global”, ha afirmado el vicepresidente de Cambio Climático de WWF, Lou Leonard.

Los ciudadanos también están respondiendo a este llamamiento, ya que millones de personas han firmado su compromiso con el apagado simbólico de luces en la Hora del Planeta.

Filipinas, Maldivas y Madagascar son algunos de los países participantes que ya están sufriendo los impactos del cambio climático, pero también se han sumado Brasil, Estados Unidos y China, considerados los “actores clave de esta amenaza”.

“Así como las naciones del mundo están preparando sus compromisos para las conversaciones climáticas de la ONU en París, todo el mundo celebrará la ‘Hora del Planeta’ y los ciudadanos llamarán la atención para que se tomen fuertes medidas” para proteger el clima, ha añadido Leonard.

Desde Estados Unidos a Sudáfrica, pasando por China, Islandia, India y la mayoría de países europeos, todos contribuirán a reducir la contaminación lumínica en la Tierra.

Cerca de 40 Lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y más de 1.200 lugares emblemáticos como el Parque Nacional de las Cataratas del Niágara, el One Times Square de Nueva York, la Torre Eiffel de París, el Vaticano o las Pirámides de Gizeh también se quedarán a oscuras “como grito unánime” contra la amenaza que implica el cambio climático.

Como novedad, este año WWF apuesta por la tecnología con el lanzamiento del video “Apaga la luz, abre los ojos”, que sólo se puede reproducir a oscuras; al encender la luz, se detiene inmediatamente.

Sus inicios

La hora del planeta fue concebida por el WWF y la agencia publicitaria Leo Burnett. La primera edición se celebró en Sidney el 31 de marzo de 2007. El ahorro de energía en la ciudad durante esa hora se estimó entre el 2,1% y el 10,2%.

Inspirados en el éxito del proyecto australiano, la ciudad de San Francisco, en California, decidió sumarse y meses después, siguiendo el ejemplo de Sidney y San Francisco, los organizadores decidieron programar la hora del planeta para el 28 de marzo de 2008, de 20:00 a 21:00 horas.

Participaron en este apagón voluntario 35 países y 400 ciudades alrededor del mundo. Para el año 2011, la “Hora del Planeta” se llevaba a cabo en 5251 ciudades en 135 países y territorios de todos los continentes.

análisis

Mariana Panuncio (*)

“Es la hora de unirnos por el planeta”

para EFEverde

Hace veinte años nadie hubiese imaginado que 400.000 personas marcharían en Nueva York para exigirle a sus líderes tomar acciones frente al cambio climático. Tampoco que los estudiantes de Harvard, Yale, Oxford y de decenas de universidades del mundo, le pedirían a sus instituciones abstenerse de invertir en petróleo, gas y carbón. Mucho menos que la fundación Rockefeller, la prestigiosa organización filantrópica de la multimillonaria familia petrolera declararía públicamente que dejaría de invertir en combustibles fósiles.

Estos tres casos, entre muchos, demuestran que la sociedad civil quiere que se tomen acciones ambiciosas frente al cambio climático y que quiere ser parte de la solución. ¿Qué tiene que hacer para lograrlo?

Hoy, por ejemplo, se apagarán cientos de monumentos icónicos, miles de edificios y millones de hogares durante la Hora del Planeta. Esta campaña, que se volvió famosa por su llamado a apagar la luz, ha concientizado masas sobre la amenaza del calentamiento global y la importancia de reducir el consumo energético. Y aunque es un primer paso, se necesita mucho más de una hora para que la sociedad realmente le haga frente al cambio climático.

La Hora del Planeta debe ser las 24 horas del día los 365 días del año. Diariamente, los ciudadanos se enfrentan con pequeñas decisiones que pueden radicalmente aumentar o disminuir su huella de carbono. Si el cambio climático se vuelve un criterio de decisión, fácilmente pueden cambiar sus hábitos de consumo por unos más eficientes energéticamente y más responsables ecológicamente. Es un segundo paso.

Pero para realmente incidir y dar el tercer y último paso, la ciudadanía no puede ser ajena a los procesos gubernamentales. Y mucho menos este año que será histórico en las negociaciones del clima. A finales de 2015, se adoptará un nuevo acuerdo universal de cambio climático en París, que empezará a regir en 2020 y reemplazará al protocolo de Kioto. Lo que se acuerde en Francia tendrá implicaciones en la apuesta de desarrollo de todos los países del mundo e impactará a ésta y a las futuras generaciones.

En el transcurso del año, los países deben anunciarle al mundo cuáles son sus contribuciones nacionales. Es decir, poner sobre la mesa qué tantas emisiones pueden reducir, cuáles son sus planes para enfrentar los impactos del cambio climático y, en el caso de los países desarrollados, cuánto pueden contribuir para apoyar los esfuerzos de los países en vías de desarrollo de tal manera que, entre todos, hagamos lo suficiente. Si la propuesta de todos los países es suficientemente ambiciosa, podríamos mantenernos en un límite de calentamiento seguro. Si no lo son, podríamos entrar en un desajuste climático de consecuencias graves e irreversibles.

Y por eso, la sociedad civil tiene que participar activamente en el proceso, no puede mantenerse al margen ni silenciar su voz. A nivel nacional, debe incidir en los espacios de participación y a nivel global, movilizarse para exigir a sus líderes un acuerdo que vaya acorde con el principio de equidad y con lo que dice la ciencia.

No es lo mismo un proceso meramente gubernamental que uno acompañado por la sociedad. Cuando las personas se unen, organizan y movilizan en torno a una misma causa su poder es impresionante.

Y eso sucede hoy en día: cambiar una economía atada a los combustibles fósiles por una que le apueste a las energías renovables parece una odisea, pero no lo es. Es técnica y financieramente posible encaminarnos a un desarrollo 100% renovable para 2050. Este año, Costa Rica, por ejemplo, ha logrado generar toda su electricidad a base de renovables (80% hidroeléctrica y 20% eólica y geotérmica). Claro, se necesita voluntad política para que exista un marco normativo e incentivos económicos que lo faciliten. Y, sobre todo, una sociedad civil que lo exija.

Hacerle frente al cambio climático sin la sociedad civil es imposible. Se necesita un movimiento climático empoderado y fuerte que logre estos cambios inimaginables. Y se necesita hoy pues el tiempo corre y las emisiones aumentan. Barak Obama lo puso de forma contundente y sencilla: “somos la primera generación que siente los impactos del cambio climático y la última que tiene el poder para revertirlo.” Es la hora de unirnos por nosotros, de unirnos por el planeta.

*Mariana Panuncio es directora del programa de cambio climático de WWF para Latinoamérica y el Caribe.