“Por la vía”, una forma de unir fuerzas contra el olvido

Plato giratorio Estación Constitución. Archivo Gral. de la Nación.

“Por la vía”, una forma de unir fuerzas contra el olvido

Editado por la Universidad Nacional del Litoral, el libro de Marta Rodil repasa la historia de los trenes a través de testimonios, textos literarios, breves ensayos e imágenes. La presentación se hará a mediados de abril, primero en Rosario con la participación de rubén chababo y luego en nuestra ciudad.

TEXTOS. revista nosotros. FOTOS. GENTILEZA DE LA AUTORA Y GUILLERMO DI SALVATORE.

 

Desde el testimonio de Dante Balestro, “entre otras cosas maquinista, anarquista y ciudadano ilustre de la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires”, hasta los documentos gráficos, fotográficos y documentales que ilustran los acontecimientos que se exponen a lo largo de los capítulos, pasando por cuentos, poemas, un tango y fragmentos de una novela, más la palabra de historiadores, periodistas y expertos, “Por la vía. El ferrocarril en la Argentina: palabras e imágenes” se convierte en una herramienta para tratar de comprender el auge y ocaso de una actividad que atravesó -literalmente- a todo el país.

La propia autora, Marta Rodil, expone que ha querido dejar constancia de lo ocurrido con el ferrocarril durante 150 años. “Para que no mueran las palabras pronunciadas, para que no se destiñan las postales de una épica por momentos anónima y titánica, he pretendido recomponer el todo a la manera de un rompecabezas, con mucho de ritual, de conjuro, de esperanza”. Y si bien el libro -editado por la Universidad Nacional del Litoral y con fecha de presentación en abril- abarca los hitos principales del advenimiento del ferrocarril a la Argentina, anticipa que el próximo volumen se ocupará de hacer referencia a cada zona del país en particular, con nuevos protagonistas y nuevos lugares con los que ha tomado contacto.

“Cómo no hablar del viejo Tren Patagónico, y del que hoy corre alegremente por el sur, la turística ‘Trochita’ (designada así en razón de su económica trocha angosta) que pertenece al ramal Ingeniero Jacobacci-Esquel y que une las provincias de Río Negro y Chubut; y cómo callar acerca de aquel genial ingeniero”. “Cómo no detallar los encuentros y exponer los registros fotográficos de la franja ferroviaria de Puerto Madryn, de la obra de los galeses y su área de influencia”, se pregunta la autora. Y añade: “Cómo no hacerlo respecto de las experiencias de Gregorio Homilka, un ferroviario que se crió en el área de La Forestal habitada por los ingleses (su padre se desempeñaba allí como guardabarreras), donde se vivía a pleno confort y con los últimos adelantos tecnológicos. O privarnos de compartir las imágenes de los túneles, los pueblos y las últimas estribaciones, todavía en pie, de dicha empresa”.

LA MEMORIA EN TODAS SUS FORMAS

- ¿Por qué decidió escribir este libro? ¿Cuál fue su vinculación personal con el ferrocarril?

- Pudo darse una influencia inconsciente que tiene que ver con mi nonito, una figura entrañable, de quien me crié lejos y al que recordaba transitando por las vías. Como la mayoría de los inmigrantes, él tenía varias capacidades o talentos; entre otras cosas era sastre y violinista. Como violinista estuvo destinado a la provincia de Córdoba donde iba fundando orquestas municipales: llegaba a un pueblo, convocaba a los músicos, escribía las partituras de los distintos instrumentos y, una vez que la orquesta estaba a punto, pasaba a otro pueblo. Así que los ocho hijos de su matrimonio nacieron en ocho pueblos diferentes. Terminó viviendo en Rosario en una casa lindante con terrenos del ferrocarril. No hace mucho me enteré de que en realidad él no era ferroviario, ¡ja!, pero yo ya estaba en el camino del tren. No obstante, su vida tiene que ver con lo que me contaba nuestro entrevistado Dante Balestro acerca de su padre italiano que era maquinista y clarinetista, y congregaba a los músicos en las estaciones a las que arribaba.

Por otra parte, un libro mío anterior, “Puerto perdido”, se refiere a antiguos puertos prácticamente desconocidos y yo, como enamorada del río, quise conocer lo sucedido con esos otros ríos que son los rieles; con la gente, con los lugares por donde pasó el tren.

Pese a que hay una obra ensayística inmensa, lo que pretendía registrar era el rasgo individual, la pequeña-grande historia de todos los días. Sobre los próceres, por ejemplo, uno estudia su accionar, las estrategias, su trayectoria, pero un escritor se pregunta por la historia personal, la cotidiana, por sus amores y conflictos, sus tristezas y alegrías. “La verdadera historia, la única -ironiza Diego Oxley- es la que contamos nosotros.”

Con esa tónica, he querido rescatar lo ocurrido con el ferrocarril a través de la memoria oral, escrita y documental. En la primera parte del libro, trabajé las entrevistas a la manera de un largo monólogo para hacer el texto más atractivo (hubo que confirmar o completar datos con entendidos en la materia, Balestro ya había fallecido), y me permití alterar el orden de los temas; todo con la idea de aproximarme a la voz de una novela.

La segunda parte reúne diecisiete composiciones de temática ferroviaria, en su mayoría cuentos, aunque también encontraremos poemas, un tango y fragmentos de una novela. La tercera parte alterna breves trabajos de críticos e historiadores con el de periodistas y testigos (quince en total). Habría una cuarta parte, de fotografías que van acompañando el libro. Tengo muchas más, toda una historia en imágenes, que logré con mi cámara y otras de colecciones privadas, aparte de las obtenidas de organismos nacionales y provinciales que demandaron viajes, trámites (en vistas a la autorización para ser publicadas), esperas, idas y vueltas.

Con curiosidad y entusiasmo, con cariño y con miedo (era un terreno nuevo) fui reuniendo los elementos que por su claridad y por su síntesis pudieran brindar -en una obra de esta naturaleza- una idea sobre el ferrocarril, ya que el tiempo es limitado para todo, también para la atención y la paciencia del lector. Mientras, fui encontrando apoyos y aliento.

- ¿Cómo fue la investigación? ¿Cuánto tiempo le llevó la búsqueda de datos y testimonios?

- Comencé en 1996 con las entrevistas a Balestro, que me crearon expectativas por nuevos temas y situaciones, personas de diferente ocupación, clase social e ideología. No se puede precisar el tiempo que me llevó “Por la vía” porque, paralelamente, se fueron sucediendo otros libros y otras cosas en mi vida y porque algunos lugares adonde me dirigía tratando de ubicar gente, datos o documentos quedaban lejos. Debía aprovechar entonces coyunturas de trabajo de mis allegados, afuera, y dispares alternativas (por ejemplo, a Santa Cruz y a Tierra del Fuego viajé mediante un beneficio por millaje acumulado).

Cuando tenía armada la primera parte, con los dichos de este maquinista escritor y anarquista, le pedí una opinión a Ricardo Ahumada. Su respuesta fue de las mejores cosas que le pueden ocurrir a quienes escriben: “Ah, Marta, me puse a leer y no pude parar, me amanecí leyendo...”. Y a los pocos días recibí el inesperado prólogo que me enorgullece. Algo parecido me ha ocurrido con otros libros; tengo una anécdota de lo más graciosa con un escritor al que admiraba pero no conocía personalmente. De pronto me llega por correo un sobre con sus impresiones bajo el título de “Prólogo”, y una acotación: “Si no te gusta, lo hacés un bollo y lo tirás al canasto.” El destino suele sorprendernos gratamente, y uno se afirma en el camino.

LA HISTORIA DE PRIMERA MANO

A la hora de evocar el camino recorrido para reconstruir esta parte de la historia, Rodil recuerda “el acceso a un diario íntimo, y la versión de Nils Kastrup, sobre el y su hermano, los dos daneses, ferroviarios en Liverpool y la Rusia de los zares cuando el F.C. era inglés. El mayor trabajó luego en el ferrocarril de Hong Kong, China; el menor, acusado injustamente de espía durante la guerra, fue apresado y confinado en el Tren Siberiano (el frío le acarrearía una nefritis crónica). Ambos recalaron en el ferrocarril argentino”. También “los dichos de un joven Gabriel Rayes (ex guardiamarina) y su perseverancia en la investigación sobre la penosa realidad del Tren del Presidio (hoy Tren del fin del mundo), en Ushuaia, ‘cuando era más importante el presidio que la aldea, ya que proveía lo primordial ante las inclemencias del clima: la mano de obra gratis para transportar la leña que permitía calefaccionar la incipiente ciudad’ ”.

También rescata el testimonio de Manuela, “encargada de un Puesto Sanitario en Salta (donde vio morir a tanta gente por vinchucas) y testigo no sólo de los incesantes viajes en tren de su esposo, a quien acompañaba como legislador incluso al exterior: el padre de Manuela se desempeñó en los talleres de ferrocarril de Tafí Viejo, ‘el taller más importante de Sudamérica’, y el hermano como jefe de personal de Taller en Güemes”.

Y a “Cristina Mingarini y el Transiberiano argentino, ‘llamado así porque cruzaba una estepa impresionante’. Del ‘57 al ‘60 yo iba de Formosa a Salta (en Metán había trasbordo a Jujuy) con mi madrina, esposa del inspector de máquinas Diesel especializado en Alemania. Tres días en camarotes bellísimos: madera lustrada, labrada y puertas corredizas; lavabo y aseo de loza francesa rebatibles, como las camas. Y el comedor, ¡inolvidable!’ ”.

“Cómo desoír a Andrés Andreis, autor de libros y de artículos de opinión. Luchador incansable que, junto a una tropa de idealistas, creó el Museo Ferroviario Regional de Santa Fe, que tiene su sede en lo que fueran espléndidas oficinas del F.C.G.B., hoy muy estropeada. Ellos le dedican su tiempo, ad honorem, y no cejan en el afán (con su aliento, su sangre, sudor y lágrimas) de ofrecer un servicio digno y sin cargo”, reconoce en este homenaje “a tantos personajes, con tanto por exteriorizar, en tantos lugares por donde todavía pasa o ha pasado un tren. Espero tener la oportunidad de seguir representándolos”.

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Velocípedo ferroviario, obrante en el Museo Ferroviario de Gualeguaychú, Prov. de Entre Ríos. Foto de la autora, junio de 2013.

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Casa que ocupó el gerente del FC Puerto Madryn (Chubut). Foto de la autora, febrero de 2013.

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“Todavía en pie‘: Ex talleres de Vía y Obras, San Antonio, Península de Valdés (Chubut). Foto de la autora, febrero de 2013.

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Estación del Ferrocarril del Oeste (Buenos Aires), 1900-1910. Archivo Provincial Florián Paucke, Santa Fe.

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Estación del Ferrocarril del Retiro, Ca. 1867. Colección Carlos Sánchez Idiart. Gentileza: Luis Priamo.

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LA AUTORA

Marta Rodil es poeta, narradora y ensayista. Entre otros títulos, ha publicado La canción incesante (1986), La luna en la maraña (1991), Puerto Perdido (1994), En el tren (1996), Nombrarte amor (1998), Técnica mixta (2000) y Esfuerzo sobrehumano (2004).

Animadora cultural y profesora de letras, coordina desde 1991 talleres de lectura y escritura.