La terminal de ómnibus, casi desierta

El paro puso en pausa el movimiento de la ciudad

Sin transporte público ni bancos, el centro cambió hoy su fisonomía: poca gente, comercios casi vacíos y escaso movimiento vehicular. En el Cullen, sólo se atendían urgencias en la guardia. En las escuelas públicas, la asistencia escolar fue mínima.

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Postal poco común. En la terminal de ómnibus, el silencio y la ausencia de viajeros mostraba una instantánea muy diferente a un día normal. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Luciano Andreychuk

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El paro nacional convocado por los gremios del transporte, la CGT opositora, la CTA de Pablo Micheli y sectores de izquierda impactó de lleno en el habitual vértigo del movimiento urbano de la ciudad. Sin transporte público, las entradas de los bancos cerradas -con pegatinas de carteles de La Bancaria contra Ganancias-, la terminal de ómnibus en un silencio sepulcral y la peatonal con los comercios vacíos: Santa Fe parecía un “no lugar”, un espacio anónimo e impropio; de momentos, irreconocible.

En la terminal, unos pocos viajantes esperaban micros que no llegarían. Sólo se veían empleados limpiando los pasillos. Y las plataformas vacías, que dejaban ver los manchones de aceite que derraman los colectivos sobre el cemento. Las boleterías, cerradas.

Con la adhesión de Amra y Siprus a la medida, los hospitales públicos habían adelantado que se atenderían sólo las emergencias que ingresaran a las guardias. En el Cullen, por caso, “cuatro médicos estaban atendiendo en Guardia. La afluencia de gente había sido muy escasa; hasta media mañana, sólo seis personas habían sido atendidas”, informaron desde Admisión.

Comercios casi desiertos

Por avenida Freyre y costeando la Gral. López hasta el centro de la ciudad, en las veredas las personas transitaban en un lento discurrir de pasos: estaban paseando, ocasionalmente algunas vecinas iban apuradas hacia las despensas. Es que los negocios de artículos de primera necesidad sí estaban abiertos, pero otros no.

Ya en la peatonal, Pablo, un empleado de Frávega, fue sintético: “Son las 10.20 y todavía no entró ningún cliente. Al no haber transporte público, mermó la clientela habitual”, dijo. Ahí nomás, en Macowens -local de ropa masculina- otro empleado dijo lo mismo: “Hasta ahora no entró nadie. Fijate: la gente anda por la peatonal pero no lleva ninguna bolsa. Los que están, están paseando, no comprando”.

Igual postal en Alicia Libros. “Hoy debería estar lleno de clientes, porque en esta fecha todos los padres están buscando libros escolares para sus hijos. Pero no entró casi nadie”, contó una empleada. En la tradicional Cortopassi, habían entrado sólo 10 clientes en dos horas, “un promedio que ni se compara con un día normal. Las ventas se vinieron abajo hoy”, dijo María Cortopassi.

Escuelas

En la Beleno, una primaria pública céntrica, de 400 alumnos de la matrícula sólo 40 habían asistido (si vivían a más de 20 cuadras, tenían justificada la inasistencia). Y la mitad de los docentes. “Sin transporte público, los papás no trajeron a los chicos. Pero tomaron esa medida también por precaución”, dijo a El Litoral la directora María Ester Heymo.

En una de las privadas visitadas, el colegio Inmaculada, la situación era distinta: “A los niveles Inicial y Primario asistió entre el 80 y 90 % de los niños. Los papás los pudieron traer en sus autos. En la secundaria, mermó un poco, vino el 50 %. Hubo actividades prácticamente normales”, comentó el padre Leonardo Nardín.

La actividad en la UNL fue casi nula. Como Adul, el gremio de los docentes de esa casa de estudios adhirió al paro nacional, la medida se hizo sentir en las aulas y en los pasillos de las facultades. La UTN Santa Fe había informado que no se computarían inasistencias, “respetando el derecho de cada trabajador o alumno de adherir o no al paro”.

Un día atípico

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Cerrados. Los bancos del microcentro estuvieron cerrados. En sus entradas, se veían los reclamos del gremio de La Bancaria, por el impuesto a las Ganancias, que es el motivo central del paro nacional. Foto: Mauricio Garín

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Vacíos. Hasta media mañana y aunque estaban abiertos en su mayoría, no había clientes en muchos comercios de la peatonal. La gente paseaba sin bolsas de compras. Sólo paraba para mirar las vidrieras.Foto: Guillermo Di Salvatore

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La excepción. En el colegio Inmaculada, las actividades escolares se desarrollaron casi con normalidad. Entre el 80 y 90 % de los alumnos de Inicial y Primario asistió a clases. Distinta fue la situación que se vivió en las escuelas públicas.Foto: Guillermo Di Salvatore

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Urgencias. En el hospital Cullen, se atendían emergencias en la guardia. Hasta media mañana sólo se habían atendido seis pacientes. Se notó la escasa afluencia de gente, por la falta de transporte público.

Foto: Guillermo Di Salvatore