ENTREVISTA CON EL ESCRITOR CHRISTIAN MASELLO

Aproximación a Symns, una invitación al abismo

SYMNS-IMG_3530.jpg

Christian Masello dialoga con Symns. foto: archivo.

POR ESTANISLAO GIMÉNEZ CORTE

[email protected]

http://blogs.ellitoral.com/ocio_trabajado

Christian Masello es un joven periodista y escritor que cuenta en su haber, especialmente en el género de la entrevista, con destacadas publicaciones como Miscelánea Serratiana (Diario desordenado de un andar utópico) de 2005; Un sueño fuera de ambiente, cuento/reportaje centrado en la figura de Jaime Roos, y Tras las huellas del capitán Sabina, con prólogo de Adriana Varela (2009). Recientemente publicó Enrique Symns. Dolor, soledad y magia frente a las puertas de la eternidad (Letra Sudaca Ediciones) con prólogo de Indio Solari. El volumen es un largo diálogo con uno de los referentes de la contracultura nacional más importantes de las últimas cuatro décadas. Aquí, una síntesis de sus reflexiones sobre la publicación.

—La imagen e idea del “artista maldito” ha sido muy importante en la cultura occidental. Hay cientos de casos (escritores, músicos, pintores). ¿Podemos encuadrar a Symns en esta categoría? ¿Qué implicaría en todo caso el “malditismo” en el caso de Symns? ¿Él se reconoce como tal?

—¿Quién sería un artista maldito? Tal vez aquel que se refiere a temas que habitualmente no se tratan, por lo general umbrosos y, de esa manera, se coloca al margen del sistema imperante. O también puede ser una persona que, más allá de que no se interne en temáticas oscuras, lleva su existencia de un modo que esquiva lo que la mayor parte de la sociedad juzga correcto. ¿Y Symns? Si tenemos en cuenta las consideraciones anteriores, es un escritor maldito en ambos sentidos: escribe acerca de cuestiones umbrías a la vez que camina su vida por un sendero tenebroso. Él dice que le adjudicaron una leyenda que terminó por hacer propia: “Me integré a ella, empecé a comportarme como escribía”, afirma. Y agrega: “Me prohibí ser un hombre normal y tener un hogar, me prohibí ser feliz... La dicha me parece una miseria de la burguesía”.

—¿Qué cosas de la figura de Symns te estimularon para desarrollar esta obra? ¿Su obra literario-periodística, su carácter de “outsider”, el “personaje contracultural” que ha construido? ¿Se puede disociar una cosa de la otra?

—Quise entrevistar a Symns por dos motivos. La principal razón fue su calidad como escritor. Más allá de que gran parte de su vida su pluma estuvo vinculada con el periodismo, su tinta tiene vida más allá de que lo que escriba esté o no relacionado con lo que se considera periodístico. Es el mayor representante de la literatura maldita en la Argentina, sin duda alguna. A su vez, su vida tiene un matiz oscuro muy particular. Ambas características, en su caso, creo que son indisociables.

—¿Cómo conseguiste que Solari prologara el libro? ¿Fue una gestión tuya? ¿Qué nos podés contar de eso? ¿Y de la relación entre Solari y Symns?

—Hace ya varios años, si mal no recuerdo en 2007, cuando Solari sacó su segundo disco solista, alguien me pasó el contacto de una persona cercana a él. Consulté si había posibilidad de entrevistarlo y me indicaron que ya había culminado con las ruedas de prensa destinadas a la promoción de aquel álbum, pero me dijeron que me tendrían en cuenta para cuando sacara su siguiente cd. Cuando su tercera producción en solitario estuvo en la calle, yo estaba sumergido en un período oscuro de mi vida, relacionado con una enfermedad que, en pocos meses, se llevó a mi padre, así que ni siquiera probé comunicarme con el Indio. Al salir la cuarta placa del artista, hice un nuevo intento. Una vez más, me contestaron de muy buena manera, pero no fue posible conversar con él; me informaron que el músico sólo daría una entrevista, a Mario Pergolini, por una cuestión de cábala. Poco después, cuando la tinta destinada a plasmar en el papel el reportaje sobre Symns había alcanzado el formato de libro, se me ocurrió lanzar al mar una botella con un mensaje dentro. Y, como sólo suele suceder en las películas, llegó la mejor de las respuestas, en formato de prólogo.

SYMNS-TAPA DE LIBRO.jpg

—Symns fue uno de los autores que revolucionó en parte el periodismo argentino de la posdictadura, especialmente con Cerdos & Peces. ¿El libro trabaja sobre esos aspectos? ¿Qué opina él a la distancia de su propia producción?

—El libro transita todo el abanico de posibilidades que ofrece Symns, incluida, claro, la época de Cerdos & Peces. Enrique afirma que la gente le hizo tomar conciencia de que aquella publicación era mucho más importante de lo que él creía.

—¿Con qué criterios elegiste los tópicos sobre los cuales versa el libro: su relación con el mundo delincuencial, su relación con las drogas y el alcohol, su carácter de vagabundo?

—El libro tiene como columna vertebral una larga entrevista con Symns, y, a partir de aquella conversación, busqué a personas que me permitieron profundizar en el pasado que hizo de Enrique la persona que tuve frente a mí al momento del encuentro en un bar sin nombre. Obviamente, al bucear en su vida, afloraron todas las temáticas que citás y varias más.

—Su decisión de vida marginal, ¿está sustentada en una mirada digamos “filosófica”? ¿Qué nos podés contar de ésta, más allá de esa suerte de rechazo a la cultura capitalista (por decirlo muy sintéticamente)?

—Se abrazó tanto al personaje que ayudó a crear que, creo, ni siquiera él sabe hasta qué punto su vida sigue un patrón que refiere a una idea “filosófica” o, más bien, responde a una caricatura impuesta por sus caprichos temporales.

—Algunas personas opinan que Symns nunca pudo producir “su gran obra”. Y que se esperaba de él más que los fragmentos de “Invitación al abismo” o “La vida es un bar”. ¿Pudiste hablar de estas cosas con él?

—Para mí, sí pudo producir su gran obra: “El señor de los venenos”. Dudo que pueda superar ese pico creativo. Él opina que ya escribió lo que debía escribir, pero, aunque considera que “ya es tarde para todo”, habla de la necesidad de encontrar caminos nuevos.