En su 150º aniversario

Batallón de Ingenieros 1 Zapadores Coronel Czetz

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El Ejército Argentino dispone en Santo Tomé de la guarnición del Arma de Ingenieros más importante del país, integrada por el Batallón de Ingenieros Anfibios 121 y el Batallón de Ingenieros 1. Foto: Archivo El Litoral

 

Por Gabriel Senmartin (*)

Creado el 20 de abril de 1865, durante los comienzos de la Guerra de la Triple Alianza, el Batallón de Ingenieros 1 cumplirá este lunes 150 años años. Se trata de la más antigua y única Unidad Histórica del Arma de Ingenieros y la única del ejército con asiento en la provincia de Santa Fe.

Luego de su fundación, la responsabilidad de su organización recayó en el coronel Juan Fernando Czetz, nombre con el cual se identifica a esta unidad. Un mes más tarde cae gravemente enfermo y se hace cargo su segundo jefe, el T.Cnel. Alejandro Díaz, quien más tarde moriría al frente de su Unidad en la Batalla de Curupaití.

Diecisiete días después de su creación, el batallón partió al frente de operaciones. Como es de imaginar, esta unidad no llegó a completarse, ni a equiparse, ni a instruirse adecuadamente. Pese a ello, innumerables fueron los apoyos del batallón en esa guerra y su obra fue muchas veces titánica. Construyendo puentes y balsas y empleando botes de goma, franquearon a casi 30.000 efectivos del ejército a través de los ríos Corrientes, Mocoretá, Batel, Santa Lucía, Riachuelo y el inmenso y correntoso Paraná.

Luego de la guerra, el batallón se disolvió como tantos otros, pero su utilidad quedó en el recuerdo de muchos veteranos de guerra, quienes cuando ocuparon puestos de relevancia enseguida plantearon la necesidad de contar nuevamente con esta Unidad.

Es así que el 10 de abril de 1888 se organizó nuevamente bajo la denominación de Batallón de Ingenieros Militares, constituido por 4 compañías: Zapadores, Pontoneros, Ferrocarrileros y Telegrafistas.

Fue trasladado a San Nicolás y a partir de allí tuvo varias denominaciones.

Finalmente, el 30 de noviembre del año 1996, el batallón se trasladó a Santo Tomé, fusionándose con el Batallón de Ingenieros de Construcciones 121, el cual ya llevaba muchos años en esta localidad.

Las filas del batallón contaron con una distinguida oficialidad, entre las que podemos destacar al ex presidente de la Nación Carlos Pellegrini, a Victorino de la Plaza, a los generales Enrique Mosconi y Manuel Savio y más recientemente al capitán Márquez, corondino muerto en Malvinas y condecorado con la medalla al valor en combate.

Todos ellos aportaron su grandeza al desarrollo de la República, siendo dignos ejecutores de brillantes acciones.

En la actualidad, además de prepararse para la guerra -su actividad esencial-, el batallón dispone de medios y capacidades preparados para enfrentar situaciones extremas, que generan un importante potencial de uso dual que lo habilita para servir a la comunidad ante catástrofes, emergencias o desastres naturales.

Así lo ha hecho durante las inundaciones del año 2003 que afectaron a la provincia de Santa Fe, el apoyo en la explosión de un edificio en Rosario en el 2013 y más recientemente con la construcción de un puente Mabey DD de 60 metros que une la localidad de Puerto San Martín con San Lorenzo que en principio se replegaría el mes próximo. Sin olvidar los reconocimientos ejecutivos realizados el año pasado para mejorar la red ferroviaria entre Rosario y Santa Fe.

Cientos de santafesinos hoy prestan servicios en sus cuarteles y miles ya lo han hecho. Muchos de sus soldados, cuando cumplen su ciclo, ingresan a la vida laboral en la sociedad aportando todos los valores aquí aprendidos. Muchos se incorporan a la policía y otros lo hacen al servicio penitenciario, dándole mayor valor agregado a lo invertido por el Estado.

La tradición de esta Unidad es el temple para superar dificultades extraordinarias, la realización a través del esfuerzo, hacer el trabajo de cada día con optimismo y con fe en el futuro.

Cómo desarrollar y mantener este espíritu que heredamos, en un tiempo que no es de campañas ni de combates constituye uno de nuestros mayores desafíos, el cual impone crear a través del entrenamiento un eficiente substituto de la guerra, con una instrucción exigente, intelectual y físicamente dura, de gran precisión técnica, con riesgos estimulantes y desafíos profesionales que con el mayor realismo posible mantengan galvanizadas la moral y capacidad operacional del batallón.

La actividad diaria en el batallón está imbuida de ese espíritu, del ritmo y la armonía que surgen cuando la voluntad colectiva suplanta al interés individual. Las partes no existen por sí mismas, aceptan su subordinación al todo. La disciplina y la lealtad se valoran entre las virtudes más altas porque la efectividad depende de la unidad y la cohesión. Se sirve con devoción silenciosa, con entrega y coraje.

Ésta fue la historia en principio de un puñado de hombres y luego de un importante batallón que ha servido al país desde sus orígenes y contribuyó con su esfuerzo, trabajo, ilusión, entrega y sangre a la grandeza de la Patria.

Recordamos a todos los que murieron en cumplimiento del deber. A ellos, nuestra gratitud. El mejor homenaje que podemos rendirles a los que nos precedieron es decirles que seguimos adelante, orgullosos de ser soldados de este batallón, porque creemos en la Patria y en nosotros mismos, porque concebimos ideales, porque tenemos sueños que nos esforzamos por cumplirlos, y porque tenemos fe en el futuro.

Santotomesino y santafesino desde hace muchos años y con la esperanza que lo sea para siempre, este batallón quiere seguir siendo digno representante de esta sociedad, a la cual se debe. Esperamos estar a la altura de semejante desafío.

(*) Teniente coronel - jefe de Batallón.