El escrutinio, desde el búnker del socialismo

Un festejo que se volvió silencio

Miguel Lifschitz, Antonio Bonfatti, Rubén Galassi y Carlos Fascendini habían anunciado que según sus mesas testigo, el Frente le ganaba al PRO por dos puntos. Pero la tendencia se revirtió a la madrugada. Necesidad y expectativa por sumar los votos de la UCR.

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Miguel Lifschitz evitó hacer traslaciones automáticas de los resultados de ayer a la general de junio.

Foto: Manuel Fabatía

 

Ivana Fux

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Preocupados. Así se los vio anoche a los líderes del socialismo provincial en el hotel céntrico, que funcionó como búnker en esta cuidad. Después de las 21, Rubén Galassi y Miguel Lifschitz anunciaban en conferencia de prensa los resultados del trabajo sobre mesas testigo que realiza tradicionalmente el partido. Según esos dados, había razones para festejar porque, aunque ajustada, la diferencia era a favor del Frente Progresista. “En la sumatoria (socialismo más radicalismo), estamos con un 33 por ciento para el Frente Progresista contra un 31 por ciento de votos para el PRO”, proclamaba el ministro de Gobierno. Allí, hubo aplausos y hasta festejo, pero mesurado y medido. Es que en rigor, no había demasiado para celebrar; Lifschitz no aparecía como el precandidato preferido del electorado, y eso pone en riesgo una elección general que los propios socialistas ya aventuraban anoche como “con final abierto”. Con el correr de las horas, no sólo se confirmó esto último, sino que la tendencia anunciada por las mesas testigo se revirtió, y terminó siendo el PRO -aunque también por una escueta diferencia- quien se impuso sobre el Frente Progresista.

El elector

El mayor entusiasmo del PS estuvo anclado en la elección que hizo Antonio Bonfatti encabezando la lista de diputados, aunque esa buena performance tampoco le alcanzó para ser el candidato más votado; lo superó Miguel del Sel por unos 36 mil votos.

El gobernador había estado por la mañana en Rosario, donde votó, y después viajó a Santa Fe. Cerca de las 20, llegó a la Casa de Gobierno y entró por una puerta lateral, mientras Galassi lo hacía junto a algunos colaboradores por el ingreso principal. Allí no hubo declaraciones. Bonfatti se mostró en el Salón Blanco donde se había montado un centro de prensa, y saludó con serenidad a cada uno. Después permaneció en la privada “mirando, relajado, el partido de River”, según confesó a El Litoral, el vicegobernador Jorge Henn. Poco después, todos se trasladaron hasta el búnker, y allí sí habló Bonfatti.

“Fue una elección pareja y a partir de ahora empieza otra etapa; la etapa de las finales -planteó-. Las listas tenían en las primarias una profusión de candidatos impresionante y ahora esto queda mucho más acotado. Vamos a estar acompañando a Lifschitz en cada paso que dé”, prometió.

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Victoria Donda y su bebé, entre las presencias más celebradas.

Foto: Manuel Fabatía

El aliado

El mundo socialista mezclaba anoche rostros de desazón por metas no satisfechas, con miradas expectantes hacia su principal aliado: el radicalismo. Y en el búnker de Mario Barletta ese dato no pasaba desapercibido. “Nuestros votos cotizan ahora en bolsa”, se jactaba anoche el líder radical, mientras eludía una respuesta concreta a la pregunta precisa de si haría campaña pidiendo el voto para Lifschitz. “Lo vamos a analizar”; “los votos no son de un candidato sino de los electores”; “veremos en los próximos días”; “los dirigentes no tenemos los votos en los bolsillos”, eran las (in)definiciones de Barletta, para evitar la respuesta que los socialistas querían escuchar.

Bonfatti, de todos modos, no puso en duda que lograrán ese apoyo. “El Frente Progresista en Santa Fe tiene veinte años y se ha ido consolidando elección tras elección; la gente es frentista -aseguró-. Tanto es así que a la semana de terminar las elecciones provinciales, tenemos que definir las listas de diputados nacionales y aquí en Santa Fe vamos a ir con una sola lista, como Frente Progresista de Santa Fe. Hay una relación de muchos años; es una cosa muy sólida”, afirmó.

Pese a ese augurio, todo parecía indicar al cierre de la presente edición que el primer día pos elecciones transcurriría sin que se registrara la tradicional foto conjunta de ganadores y perdedores de la interna.

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Antonio Bonfatti confió en la “solidez” del Frente Progresista.

Foto: Manuel Fabatía

El dato

Evolución PRO

Si se contemplan las últimas tres elecciones, el PRO logró en las generales de 2011 exactamente 615.368 votos en toda la provincia; en las legislativas nacionales de 2013 obtuvo 504.681 y en los comicios de ayer, 481.278 sufragios. Expuesto así podría deducirse un decrecimiento de la fuerza. Sin embargo, si se integran los datos de la elección primaria de mayo de 2011, se advierte que los votos obtenidos por el PRO en esa contienda sumaron 235.491. Por lo tanto, si se comparan primarias con primarias, el sector duplicó en 2015 los votos de 2011. Los guarismos plantean otro interrogante: ¿podrá Del Sel repetir en junio el fenómeno de 2011, cuando en las generales de julio casi triplica los votos que había obtenido en las primarias de mayo?

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Margarita Stolbizer llegó tarde al búnker del PS pero dejó su apoyo.

Foto: Manuel Fabatía

Las visitas

En el búnker socialista, una de las figuras que llegó para apoyar a los precandidatos del sector fue Victoria Donda, junto a su esposo Pablo Marchetti y su beba.

Cerca de la medianoche, cuando ya casi no quedaban postulantes para que subiesen al escenario, también llegó al búnker la precandidata presidencial Margarita Stolbizer. En diálogo con El Litoral, la referente del Frente Amplio Unen dijo que las elecciones de Santa Fe son una antesala de los comicios nacionales en los que se definirán “dos modelos de país”. Y consultada sobre las fortalezas y debilidades del Frente Progresista ante los resultados del escrutinio, planteó que la principal virtud es “la gestión de gobierno”, y la debilidad más marcada “el desconocimiento” de la figura de Lifschitz.