La búsqueda de una identidad

La búsqueda de una identidad

Nina Hoss y Ronald Zehrfeld, en una escena “Phoenix”, de Christian Petzold. Foto: Télam

 

Laura Osti

Antes de comentar la película “Phoenix”, de Christian Petzold, debo aclarar que los críticos en general adoran esta obra y a su autor. Elogios y loas por doquier cuando hablan del film y de su director. Y lo curioso es que para destacar sus virtudes, prácticamente todos se toman un buen tiempo y un buen espacio para mencionar los antecedentes y las influencias.

En resumen, “Phoenix” es una producción polaco-alemana, dirigida por un alemán, sobre un libro escrito por un francés, Hubert Monteilhet (Le retour des cendres), que fue adaptado al cine con anterioridad, concretamente en 1965 por el británico J. Lee Thompson (“Volver de entre las cenizas”).

Algunos ven en “Phoenix” de Petzold una encantadora mezcla del cine noir de Hitchcock (“Vértigo”) con el melodrama de Hollywood.

En mi opinión, la propuesta del alemán es de una pulcritud visual extrema, tanto que hasta los escombros y las ruinas del Berlín de posguerra parecen más limpitos y ordenados que un bazar de Luxemburgo. Y la protagonista, una judía sobreviviente de un campo de concentración que regresa con graves heridas en su rostro y que por ello debe ser sometida a una reconstrucción facial quirúrgica, parece una dama rica recién salida del quirófano de algún famoso cirujano plástico.

Nelly era una cantante que estaba casada con un pianista, Johnny, y que fue arrestada por los alemanes y dada por muerta.

Al final de la guerra, regresa a su ciudad, mediante las gestiones de su amiga Lene que se encarga de buscar sobrevivientes y de reunir datos también de los muertos. El caso es que Nelly es la única que ha sobrevivido de toda su familia y gracias a su amiga, consigue que le restituyan los bienes familiares.

Incluso le proponen cambiar su imagen y empezar una nueva vida, ya que el regreso de los campos de concentración al lugar donde las víctimas fueron denunciadas, traicionadas y arrestadas, suele no ser una experiencia agradable.

Pero ella lo único que quiere es volver a ser quien era, recuperar su rostro y buscar a su marido.

El trabajo del cirujano se acerca bastante a los deseos de la dama, aunque no del todo. Y encontrar a su marido en las oscuras callejuelas semiderruidas de Berlín no le lleva a Nelly ni mucho tiempo ni mucho esfuerzo.

Al parecer, según Petzold y sus críticos, el melodrama (categoría que se le da a este film) se caracteriza por ser superficial e ignorar casi por completo las reglas de la verosimilitud. En un abrir y cerrar de ojos, Johnny, que no reconoce a su ex mujer (a quien cree muerta), sin embargo, y sin ni siquiera averiguar quién es esa desconocida, le propone un negocio turbio, con la intención de quedarse con la herencia de ella.

Un poco traído de los pelos, el argumento se basa en la relación que surge entre ambos, cuando él pretende engañar al sistema fraguando el regreso de su esposa, utilizando a una sustituta, a quien le va dando elementos para asumir el personaje. Mientras ella, a su vez, engaña a su ex marido, haciéndose pasar por otra y de esa manera, va descubriendo los secretos más oscuros que rodearon su arresto y supuesto asesinato.

El engañador engañado va cayendo en la trampa, hasta que al final, la verdad le cae encima como un mazazo.

Petzold recrea ese ambiente berlinesco de posguerra con sus archivos despanzurrados, sus cabarets amenizados al estilo del music-hall de origen americano y el ejército estadounidense dominando la situación.

La película transcurre a través de escenarios y coreografías muy al modo de los films musicales, que no dan tanta importancia al desarrollo dramático, sino que parecen una sucesión de estampas bidimensionales de rasgos elementales y estereotipados.

La actriz Nina Hoss que interpreta a Nelly hace un trabajo muy interesante y la película en general es estéticamente lograda, sí, pero la trama es inverosímil y poco profunda, las emociones aparecen muy lavadas y los otros personajes están tratados como maquetas.

La reconstrucción del rostro desfigurado de la protagonista juega como una metáfora acerca de lo que podría ser una pregunta clave: ¿qué versión de la historia preferimos? Y también otra: ¿es posible borrar las huellas de las heridas de guerra? Y otra un poco más metafísica: ¿nos gusta la imagen que nos devuelve el espejo cuando nos miramos a nosotros mismos?


buena

“Ave Fénix”

“Phoenix” (Alemania/Polonia, 2014). Dirección: Christian Petzold. Guión: Christian Petzold y Harun Farocki, basado en la novela de Hubert Monteilhet “Le retour des cendres”. Fotografía: Hans Fromm. Edición: Bettina Böhler. Música: Stefan Willm / Elenco: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Nina Kunzendorf, Michael Maertens, Imogen Kogge, Kirsten Block, Uwe Preuss. Apta para mayores de 13 años. Duración: 110 minutos. Se exhibe en Cine América.