Homenaje a José Luis Víttori

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María Hortensia Oliva, Graciela Maturo y Osvaldo Valli en el panel que valoró la obra literaria de José Luis Víttori.

Foto: Manuel Fabatía

 

Con la presencia de familiares, amigos y admiradores de la obra literaria de José Luis Víttori, en el Museo Etnográfico tuvo lugar un emotivo homenaje al gran escritor santafesino, recientemente fallecido. El acto fue organizado por el Centro de Estudios Hispanoamericanos, institución que lo contó entre sus fundadores en 1981, tal como hicieron notar el coordinador del encuentro, Julio del Barco, y el director del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, Luis María Calvo, que introdujeron al panel de homenaje al autor de Cuentos del sol y del río.

En primer lugar tomó la palabra María Hortensia Oliva, quien fuera profesora de Semiótica y de Literatura Hispanoamericana y de seminarios en la Facultad de Letras de la Universidad Católica de Santa Fe y miembro activo en diversos congresos nacionales e internacionales. La profesora Oliva comenzó evocando entrañables recuerdos del escritor, a quien conoció en su infancia, siendo vecina y amiga del hijo de José Luis Víttori. Después, ya dedicada a las Letras, descubriría los valores éticos y estéticos de su obra. Y después, “en ese después de la vida, que es este ahora doloroso que nos reúne, este ahora en que lo extrañamos y que sabemos que ya no estará allí frente a su escritorio imaginando mundos, nuestro mejor homenaje será cultivar la común memoria de una obra multifacética, pensada y soñada con pasión, perseverancia y renunciamientos”.

Recordó lo que Víttori escribió en su ensayo La región en el tiempo acerca de que la misión del escritor es “habitar un territorio en lo hondo de su ser y acontecer, absorber su sentido, ahondar en la memoria, rescatar los mitos, reelaborar los símbolos, articular la expresión de un lugar sagrado -el propio lugar de las vivencias irrenunciables-, trabajar en el lenguaje común, decantándolo en sus acentos hasta pronunciarlo y sintetizarlo de un nuevo modo...”.

La saga fluvial

La profesora Oliva centró su exposición en el análisis de la saga fluvial que abarca gran parte de la producción narrativa de Víttori, un ciclo narrativo que se inicia con Las fuerzas opuestas, “continuando en laberíntica andadura en Las campanas del Sur, Cuentos del sol y del río, Cuentos del río y Narraciones y poemas, trascendiendo el mero localismo para indagar en la condición humana valiéndose de un lenguaje simbólico en el que los gestos, los movimientos, los nombres y apodos, los colores, el árbol, el río, la noche y las constelaciones, el potro y la bruma, los pájaros y los peces, el sol y la luna, se imantan de una fuerza que abren una hendija hacia sentidos secretos. Literatura de profundidades, por tanto, en la que el destino como fatalidad, la suerte (buenaventura o mala racha), el choque de voluntades y la Providencia divina van entramando en líneas y nudos esas vidas silvestres, de intemperie, en permanente retroceso y las otras, ilustradas, progresistas, llegadas de la ciudad con sus modernidades y tañido de campanas. Literatura de técnica rigurosa y experimental, de desplazamientos seguros de las piezas, en un aparente entresijo de voces, personajes, objetos, tiempos y espacios que fluyen apareciendo y desapareciendo para volver a aparecer en cíclico retorno en esa suerte de gran tablero de ajedrez o tejido o mural o sinfonía, cuyo eje vertebrador es Emilio Corvalán, una de las tantas criaturas en las que el escritor connota su tensa búsqueda existencial”. Y Oliva se detuvo a analizar el periplo de ese personaje a lo largo de la narrativa vittoriana.

A continuación tomó la palabra Osvaldo Valli, profesor y licenciado en Letras; docente en niveles secundario, terciario y universitario; ensayista sobre literatura argentina y latinoamericana, quien comenzó privilegiando en la obra de José Luis Víttori “el carácter movilizador de pensamiento que invariablemente supo imprimir a sus escritos cualquiera sea el género o temática abordados. Preferentemente, aquéllos en los que se dedicó a ‘ensayar' alrededor de ciertas ideas fuerza, desarrolladas a lo largo del tiempo en diferentes obras”.

Una literatura situada

El profesor Valli hizo hincapié en los ensayos de Víttori, especialmente en los que estudian la relación de la literatura con el ámbito en el que se desarrolla. “Con Imago Mundi de principio de los 70 podríamos decir que comienza una dinámica de profundización de lo que había insinuado diez años antes en La voluntad del realismo, su ópera prima. Nos habla aquí de los diversos grados de manifestación de la realidad, del tiempo y del espacio, de lo esencial y lo intrascendente, del realismo social y el realismo mágico, de Borges y Arlt, de Kafka y Pavese. Y sobre todo la configuración de ‘nudos de arraigo' a través de los cuales rememorar mañanas de otro tiempo, convirtiendo a la Setúbal en el lugar sagrado de los primeros hallazgos o al sordo tableteo del Puente Colgante en frecuente disparador de confusas imágenes infantiles”.

Concluyó Valli haciendo notar que en los momentos de decantación de la singular obra de Víttori “logra apretar en un solo gesto creador la videncia del hermeneuta con la rigurosidad del historiador, la inquietud del sociólogo con la intuición del poeta”.

Finalmente tomó la palabra Graciela Maturo, doctora en Letras, ex docente de Introducción a la Literatura y Teoría Literaria en la Universidad de Buenos Aires y de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Católica Argentina. Fue investigadora del Conicet, dictó cursos en diversos institutos y universidades del país y del exterior. Su obra escrita abarca la teoría y la crítica literaria, el ensayo y la poesía.

La Dra. Maturo comenzó recordando su amistad con José Luis Víttori, los amigos comunes y la calidad impar de su obra, no reconocida en su justa dimensión debido a la insostenible ceguera del centralismo cultural argentino. “Víttori es una figura importante de la cultura nacional y de las letras hispánicas, y su ubicación como escritor santafesino no desmerece esa condición nacional y universal. Más aún, cuando él mismo asumió esa pertenencia a la tierra como base de una lúcida teorización. El universalismo no deja de ser un horizonte permanente que es avizorado desde la cultura propia. Como lo afirma Paul Ricoeur, existen las culturas, antes que ‘la cultura'. La diversidad cultural es connatural a los hombres que habitan continentes, regiones y latitudes distintas, y pertenecen a tiempos históricos también distintos”.

Una teoría de la región

La Dra. Maturo situó a Víttori “entre una pléyade de autores nacionales fuertemente ligados a una determinada región del país, como lo son los narradores Carlos Hugo Aparicio, Antonio Di Benedetto, Héctor Tizón, Daniel Moyano, o los poetas Manuel Castilla, Juan L. Ortiz, José Pedroni, Jorge Enrique Ramponi, Luis Ricardo Casnati. Nombrarlos es evocar la región a la que pertenecen, región a la que han amado, descripto, interpretado e interiorizado en sus obras, sin que esto los prive de una proyección nacional y universal como es propio de toda gran literatura.

José Luis Víttori ha producido una obra amplia y significativa que abarca el cuento, la novela y el ensayo. Su labor narrativa denota su honda compenetración con el paisaje fluvial y su gente, en continua afirmación de pertenencia al micromundo regional rioplatense. Esta compenetración, que reafirma su pertenencia a un paisaje y una comunidad regional, da lugar en Víttori a una tarea reflexiva que culmina en una teoría de la región y de la nación, una de las más completas y profundas por un escritor argentino”.

A continuación, la Dra. Maturo concentró su análisis en los ensayos de Víttori relacionados con la Conquista española en el Río de la Plata, y especialmente en la obra que dedicó a reescribir y comentar críticamente a Martín del Barco Centenera, encantándose con su escritura “en parte ingenua, en parte maravillosa, admonitoria y humorística, alejándose de los clichés que han condenado a esta obra singular del pasado argentino. José Luis Víttori se convierte en un investigador de la historia regional, cuya captación intuitiva asentaron sus primeros cuentos y novelas. No le basta con ello, desea documentarse sobre la evolución de su espacio propio, para complementar la primaria comprensión con la más elaborada tarea de la documentación, la interpretación y la teorización, que reclaman una distancia filosófica y crítica”.

Los tres panelistas coincidieron en valorar en última instancia el alto valor estilístico de la poética de José Luis Víttori, en todos los géneros a los que se dedicara, signando un hito insoslayable en nuestra literatura.


Por Enrique Butti

Los tres panelistas coincidieron en valorar el alto valor estilístico de la poética de José Luis Víttori, en todos los géneros a los que se dedicara, signando un hito insoslayable en nuestra literatura.