José María Velázquez, subsecretario de Tecnología

“Tuvimos jefes de locales que se llevaron el telegrama a su casa”

  • Es uno de los responsables del operativo que se montó para el escrutinio provisorio. Explicó que se tomaron todos los recaudos, pero admitió problemas en la transmisión de datos. Dijo que prefiere docentes como autoridades de mesa, y marcó la deserción como una falencia. “Es una situación incómoda para nosotros tener que lidiar con este problema”, expresó. Autocrítica y revisión.
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“El control no existió en muchos locales; los telegramas llegaban en muy malas condiciones”, dijo José María Velázquez.

Foto: Mauricio Garín

 

Ivana Fux

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Mientras el Tribunal Electoral avanza con el recuento definitivo de los votos para echar luz sobre las elecciones primarias del 19 de abril, uno de los responsables técnicos del polémico escrutinio provisorio defendió los recaudos que se tomaron para asegurar el procedimiento, pero admitió falencias, errores y puntos débiles.

En diálogo con El Litoral, el subsecretario de Programas y Proyectos de la Secretaría de Tecnología, José María Velázquez, explicó que en esta elección -a diferencia de los comicios de 2011- se apeló al uso del fax para remitir los telegramas al centro de cómputos, en lugar de dejar en manos de la policía la recolección de dicho documento.

De ese modo, la autoridad de mesa confeccionaba el acta de escrutinio y transcribía esos valores al telegrama; lo entregaba al jefe de local y éste debía faxearlo a los dos centros de cargas, habilitados en Santa Fe y Rosario, previo control de firmas y legibilidad. “Ese control no existió en muchos locales; los telegramas llegaban en muy malas condiciones y por eso eran desestimados”, explicó. También admitió que si bien es preferible que los jefes de local sean los directores de escuelas, “eso no siempre se dio”.

Los pasos

Para el faxeo, la provincia había contratado con dos proveedores diferentes, dos tramas digitales (contienen 120 líneas cada una) a la que se ingresaba mediante dos 0800. Se diseñó un software, que permitió transformar una computadora en servidor de fax y así, recibir no el papel sino una imagen. Esa “fotografía” era analizada mediante diferentes variables para certificar que fuese de un telegrama original, y sólo entonces ingresaba al sistema. A partir de allí, una “mesa de control” evaluaba la legibilidad (“muchos llegaban comprimidos o expandidos por problemas en la transmisión y no se podían leer”, admitió); se imprimía, se volvía a evaluar que tuviese todos los elementos requeridos y que fuese legible, y recién entonces, llegaba a manos de un “operador de carga”, que subía los valores al sistema informático.

Velázquez se detuvo en todos los pasos de verificación automática y manual del telegrama, y concluyó en que en ese control de calidad “no hubo mayores problemas”. Sin embargo, no pudo arribar a la misma conclusión a la hora de analizar otros aspectos, como la transmisión. De hecho, allí radicó el principal problema del escrutinio, con casi 600 mesas no informadas y locales completos que se quedaron sin enviar datos.

—¿No es demasiado frágil el mecanismo de fax como para que todo un escrutinio dependa de eso?

—El fax es un elemento que tiene un grado de riesgo en cuanto a la disponibilidad al momento de transmitir. Puede pasar que se rompa el aparato, se corte la luz o haya problemas con las líneas telefónicas. Pero para eso había una red de contención; si la escuela tenía problemas, el jefe de local debía entregarle el telegrama al policía que estaba en la puerta, y éste faxearlo desde las comisarías. Si comparamos el fax con otras tecnologías, como el escáner, se necesitan equipos más complejos y se depende de una conexión a Internet, que no existe en toda la provincia. Tenemos riesgos muy similares desde el punto de vista telefónico, pero mayores desde el punto de vista de la complejidad de manejar un escáner y una computadora. Quizá no todos los jefes de local lo hubiesen sabido manejar...

—¿Qué evaluación hace sobre las mesas no informadas y esos más de 500 telegramas que nunca llegaron?

—Hubo casos en los que el telegrama no estuvo porque lo colocaron en la urna, o porque directamente no se confeccionó. Creo que hay varios factores que se conjugan. Es una elección donde se requirió mucho trabajo a los jefes de local y presidentes de mesa para poder hacer el escrutinio y el telegrama, en virtud de la cantidad de listas y categorías. Entonces, juega en gran medida el cansancio y hasta el malhumor.

—¿Había jefes de local ya enojados?

—Sí. Hubo jefes de local que se tuvieron que quedar hasta muy tarde en el local esperando que las mesas terminaran de hacer el escrutinio y después encima se tuvieron que quedar para transmitir el telegrama. Los últimos los recibimos cerca de las tres de la mañana; hubo jefes de locales que tuvieron que quedarse hasta esa hora habiendo arrancado cerca de las siete. Son muchas horas que llevan al cansancio, y hubo gente que en ese estado dijo: “Yo me voy”. Y se llevaron el telegrama a su casa.

El fax reemplazó a la policía

Velázquez defendió la decisión de reemplazar la recolección física de los telegramas que hacía la policía hasta 2011, por el envío del fax desde las escuelas.

“En 2013, se demostró que era más rápida la transmisión por la vía del fax que a través del traslado físico con móviles policiales. Antes, la policía recogía el telegrama en cada local y los llevaba a los 37 centros de carga de la provincia. Eran equipos que no estaban conectados a la red; se cargaba y periódicamente se guardaba la información en algún medio que se pasaba a una máquina llamada ‘de transmisión’. Se enviaba por módem y se recibía ese archivo de datos en un equipo que tenía conectadas varias líneas telefónicas, y se importaba al sistema, que mostraba el resultado. Los tiempos del escrutinio en 2011 fueron larguísimos. En 2013, decidimos que debíamos buscar un mejor método para que el telegrama llegara al centro de cargas, y nos pareció que existiendo la tecnología del fax desde hace tantos años con una red de telefonía fija en la provincia bastante desarrollada, era un método válido”.

—¿Se ganó tiempo en detrimento de la calidad de la información?

—La policía tampoco garantizaba que se retiraban todos los telegramas. En 2013, tuvimos un 8,3 % de mesas no informadas.

—¿Insisten en que el fax es superador del esquema anterior?

—Sí, porque en virtud de los objetivos del escrutinio provisorio, que es brindar información lo más temprano posible sobre las tendencias, hay que tratar de anticipar los resultados para que el ciudadano se valla a dormir sabiendo cuál fue el resultado. Y a más tardar, a las siete de la mañana, tener los datos publicados sabiendo qué pasó con cada mesa. Por eso hablamos de 100% de mesas informadas.

—¿Esto ha pasado? Porque hay locales que no pasaron una sola mesa. ¿Qué información tiene sobre eso?

—Esta semana vamos a empezar a llamar a todos los locales que no hayan mandado todos los telegramas, no sólo los que no mandaron ninguno, sino también para tratar de averiguar lo que realmente pasó. Hasta ahora, nos estamos manejando con algunos supuestos y algunos comentarios de personas individuales. Algunos se fueron a la casa y se llevaron el telegrama y después el correo los retiró allí. Pero a nosotros ese telegrama ya no nos servía. Hugo gente que se equivocó y mandó el telegrama al Tribunal Electoral; tal vez les daban ocupadas las líneas, se equivocaron de número, pensaron que podía ser más rápido y estaban apurados por irse... Y a lo mejor había gente que no se dio por enterada de que debía mandar el telegrama por fax.

—Pero entonces allí ya hay un problema más grave...

—Sí. Hay mucho por revisar

—Un jefe de local sabe la responsabilidad que asume ¿se puede desentender por el cansancio?

—Hay que trabajar mucho... No es una buena noticia que haya tanta gente que se haya deslindado de la responsabilidad de ser autoridad de mesa. Es una situación incómoda para nosotros tener que lidiar con este problema. Había medidas previstas para el caso de las autoridades suplentes, pero no es lo mismo tener un docente que trabajó en varios escrutinios, que una persona que nunca se desempeñó en esto.

—¿Hubo saturación de líneas?

—Tuvimos un pico de entrada de transmisión entre las 10 y doce de la noche. Ese pico está entre 115 y 117 llamadas simultáneas y la capacidad era de 120 líneas... Las fallas de infraestructura escolar existen, pero ahí tendrían que haber llevado los telegramas a la comisaría, y no a su casa. Porque en las comisarías hay gente las 24 horas...

—¿Hay autocrítica para hacer desde el diseño del operativo y en lo que a ustedes respecta?

—Sí, autocríticas y mejoras. En las mejoras ya estamos trabajando y para la autocrítica, vamos a tener reuniones con el equipo técnico y con las personas que también trabajaron en la carga de datos porque son los que más sufrieron la mala calidad de los telegramas, que fue un problema durante todo el operativo.

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Recuento Renuncia

  • El escrutinio definitivo continuó hoy con las mesas del departamento Rosario. El proceso se lentificó el fin de semana a partir de una solicitud masiva de fiscales para participar del recuento, que obligó al Tribunal Electoral -por limitaciones físicas del edificio- a reducir de veinte a diez las mesas de recuento. Por esa razón, ayer se habían escrutado 600 mesas, cuando el promedio diario venía siendo de entre 900 y mil. Hasta aquí, los resultados finales mantuvieron las tendencias generales que marcó el escrutinio provisorio. Foto: Mauricio Garín
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La clave

Después de que Miguel Lifschitz dijera que las desprolijidades del escrutinio fueron por “un funcionario imbécil” que habló de mesas informadas en lugar de escrutas, las versiones sobre alejamientos en el área de Tecnología fueron incesantes. Ayer, incluso, el candidato a senador por La Capital, Emilio Jatón, dijo públicamente que el secretario del área, Javier Echaniz, ya había presentado su dimisión. Sin embargo, el ministro de Gobierno, Rubén Galassi, desmintió a El Litoral la noticia. Según pudo saber este diario, el alejamiento se produciría una vez que esté terminado el escrutinio definitivo.