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¡Fajas!

El tema de los elásticos se estira y se estira y yo no largo así nomás un filón. Hoy me voy a ocupar de las fajas, corsés y otras bellezas por el estilo que nacieron para comprimir, apretar, contener. Yo estoy exactamente en el proceso corporal inverso. Creo que voy a meterme en aprietos...

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO ([email protected]). DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI ([email protected]).

 

Descaradamente, los cuerpos de hoy tienen un dilema de difícil y elástica solución: tenés el cuerpo que tenés pero querés tener un cuerpo diferente. Realidad versus ficción. Es complicado llevar el cuerpo que tenemos, en mi caso decididamente mal confeccionado a esta altura, al que queremos o al que quiere más o menos la sociedad de consumo. Hay una distancia y unos kilos importantes entre ambos cuerpos. Y unificar ambos es poco menos que imposible.

Para intentarlo siquiera visual o virtualmente, la gente ideó mecanismos ingeniosos (mentirosos, desde luego) mediante los cuales afinamos aquí y allá, entallamos, encorsetamos, apretamos... El resultado final, a la vista no entrenada, arroja un producto más o menos acorde a los cánones y estándares (me gustan las esdrújulas plurales), aunque no soporte ni revisiones ni ausencia de ropa.

Los implementos usados tienden, por un lado, a achatar o comprimir donde hay “demás”; y por el otro a inflar, suplementar donde “falta”. Una chica por ejemplo puede tener calzas y fajas en la zona media, pero push up arriba. Se pueden incorporar hombreras o pectorales falsos y un montón de cosas para simular tener más o mejor. Al final, si ocurriera un encuentro casual con alguien, y entrás a sacarte cosas y mostrar la realidad tal cual es, pues, el producto final y real es muy diferente al que se ofrecía, propaganda pura. la hamburguesa que te dan en la práctica es una suela achicharrada (más achicharrada estará tu hermana) al lado de la que se ve, resplandeciente, en el afiche promocional.

La faja es un tipo de artículo y de palabra que me gusta: no es una sola cosa, sino un montón. Puede ser y es en primer lugar una pieza de indumentaria de tela en forma de cinta ancha que se coloca alrededor de la cintura. También tenés fajas eclesiásticas (usados por el clero, claro); es uno de los símbolos del escudo; es también una celebración o fiesta nocturna con el objetivo prioritario de mantener relaciones sexuales. Es un tipo de cable con multitud de conectores situados paralelamente; es una parte del barco. Las fajitas son un producto de panadería. Y si te fajan, en algunos lugares (en nuestro país por ejemplo), significan que te pegan. También en portugués hace referencia a ciertos sitios insulares. Hay fajas reductoras, moldeadoras o modeladoras, maternas, de posparto y médico quirúrgicas, deportivas; hay gente fajándose por el mundo impunemente.

Y en la mayoría de los casos, sacando cuestiones médicas, deportivas y laborales (tipos que deben cargar muchos kilos), me preocupan los agregados estéticos, desde ya más inocentes que los implantes debajo de la piel. Total que al final de cuentas casi nada es tuyo, ni siquiera eso que mostrás con tanto orgullo.

Esto vuelve a abrir dos grandes grupos: los que se conforman, se resignan, se adaptan y dan pelea con lo que tienen; y los que creen que deben intervenir intra y externamente su cuerpo para que se muestre de otra manera. Yo pienso en esa pobre gente súper fajada para entrar en un talle más chico y que de golpe tiene algo tan sencillo como...ganas... Si las ganas (de lo que fuera) son muchas, urgentes y turgentes, ¿cómo desarmar todo eso que costó tanto armar? Yo sé de gente que sufre y se contorsiona de espaldas en su cama para que por fin entren faja y jean y después uno o una está armadito para el resto del viaje. Tener ganas de pishar es terrible. Así que mientras media humanidad se muestra linda pero estreñidita, yo me solazo (cuando no está nublado) con este cuerpo real y libre, que no soporta elásticos ni fajas. Y no sólo me estoy yendo: me fui, sin contención posible.¿A ver quién es capaz de apretarme?