En Rumania

El millonario negocio del videochat erótico

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Por Raúl Sánchez Costa

(EFE

Alexandra trabaja en el porno. Pero nadie la toca y lo que más ofrece a sus clientes es conversación. Como ella, cientos de rumanas jóvenes y con estudios han encontrado un trabajo muy rentable en el videochat erótico, un negocio que genera cientos de millones de dólares en el segundo país más pobre de la UE.

Esta modelo de 23 años, que está a punto de terminar la carrera de Derecho y habla cuatro idiomas, se pasa ocho horas al día en ropa interior delante de una cámara web charlando con hombres que pagan un dólar por minuto a cambio de conversaciones subidas de tono.

“Muestro que estoy interesada en lo que desean, les hago sentirse importantes, únicos, no los juzgo, sólo los entiendo. Así he llegado a retener a un cliente durante diez horas sin interrupción, lo que se traduce en mucho dinero”, cuenta Alexandra.

De lo que paga el cliente, la mitad se lo queda ella y la otra mitad la empresa de videochat, cuya clientela está principalmente en Estados Unidos y el Reino Unido.

Después de un año y medio en esto y de haber charlado con más de 10.000 hombres, Alexandra forma parte del top 10 mundial de modelos en este negocio, tras ser votada recientemente en un concurso organizado en los Estados Unidos, explica su jefe, que pide que no se mencione su nombre.

Alexandra gana unos 11.000 euros mensualmente, aunque la media de ingresos de las chicas que se dedican al videochat erótico ronda los 3.000 o 4.000 euros, en un país donde el salario medio es de 350 euros.

Roxana, por ejemplo, saca unos 8.000 euros al mes. Cuando empezó, era escéptica sobre la posibilidad de ganar tanto en un país con bajos sueldos y donde la economía sumergida representa un tercio del PIB.

En toda Rumania, uno de los países más pobre de la Unión Europea, hay registrados unos 700 estudios de videochat. Se calcula que juntos obtienen 1.000 millones de euros de beneficios al año, según datos del Ministerio de Finanzas.

El enorme desarrollo de estos videochats en Rumania se debe a la combinación de la falta de otras salidas laborales con la existencia de una amplia infraestructura de comunicaciones y una tradición de profesiones técnicas, que explican que sea una de las naciones donde más rápido se puede navegar en Internet.

“Si te implicas cuando trabajas, puedes ganar mucho dinero. Tengo una jornada de ocho horas, permiso de trabajo y pago impuestos al Estado, todo es transparente”, describe Alexandra con naturalidad, sin ningún atisbo de vergüenza sobre su trabajo. Esta webcamer afirma que entre sus clientes se cuentan también mujeres y parejas: “Muchos acceden porque necesitan comunicarse o que alguien los entienda; muchos tiene mucho dinero pero se sienten solos”.