“La fotografía es un modo de vida”

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Roberto Guidotti

El fotógrafo celebró los 10 años de la fotogalería que lleva su nombre -situada en San Lorenzo 2925 de nuestra ciudad-, pero también los más de 30 años de profesión, que no fue su sustento de vida, según aclara. Advierte sobre los cambios tecnológicos que fueron renovando su manera de hacer y de pensar a la fotografía.

 

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. FLAVIO RAINA.

TREINTA AÑOS. “El año pasado se cumplieron 30 años de que fui al Foto Club a hacer un curso básico. Venía enamorado de la fotografía unos 10 ó 15 años antes pero no tenía cámara. Hice el curso e inmediatamente me dediqué full time, más allá de que en esa época trabajaba muchísimo -en 2012 me jubilé de la EPE- porque estaba haciendo mi casa. Los domingos -el único día que podía- me colgaba la cámara y pasaba todo el día haciendo fotos. A la noche, volvía con la ansiedad de qué había hecho porque no tenía laboratorio y revelaba al otro día. Antes era todo más amigable y podías estar en cualquier lugar con tu cámara”.

NUEVAS MIRADAS. “Mantuve a la fotografía fuera de lo laboral. Era mi vida, una buena parte de mi vida, pero no mi trabajo. Por eso siempre digo que tengo tres cosas importantes en la vida: mi trabajo primero porque sólo le da de comer a mis hijos y me permite hacer fotografía. Esto no es una profesión para mí, es un modo de vida. Nunca trabajé como fotógrafo. Aprendimos muy mal a pesar de haber tenido buenos maestros porque hacíamos tres cosas a la vez: andábamos con tres cámaras colgadas al cuello. Hoy esto es una locura porque debíamos pensar en blanco y negro, donde la foto pretende tener otro mensaje; la color, donde cambia totalmente la estética, o diapositiva, para proyectar. Son lenguajes diferentes y hacíamos todo a la vez”.

PRIMERA EVOLUCIÓN. “En aquellos años, en Santa Fe no se conseguían libros de fotografía, salvo los de Kodak u otros más conocidos, y no sabíamos qué más aprender, ya que sabíamos la técnica perfectamente. Con mi grupo de amigos habíamos tenido éxito en los salones del Foto Club y hasta obtenido premios. Un día me invitan para hacer un taller con un americano en Buenos Aires, donde conocí a quien después fue mi amigo y maestro en el laboratorio, Gustavo Frittegotto. A partir de ahí dejé de participar en los salones porque notaba el cambio que había tenido como fotógrafo; mis fotos eran mejores. Me empecé a separar del Foto Club, a participar de los encuentros abiertos de fotografía (hoy Festival de la Luz) y a traer gente de Buenos Aires para dar talleres de fin de semana, como Marcos López, Juan Tragni, entre otros”.

SEGUNDA EVOLUCIÓN. “En 1993 cambio tecnológicamente de cámara: paso de una 35 mm a una de 6x6, y eso me hace trabajar más tranquilo (con trípode, rollos de 12 que había que revelar) y me cambia el modo de ver: no era sólo el andar en la calle y hacer fotos de lo que encontraba. Empiezo a hacer fotos buenas y me empiezan a rechazar en los concursos. No participé más, era 1994. Ya no buscaba la foto individual, como hacía antes, sino series fotográficas. Tuve la oportunidad de mostrar mis fotos a Sara Facio y luego me pidió para exponer en el Teatro General San Martín. Me di cuenta de que más importante que un concurso (con una foto individual) era consiguiera una buena pared para mostrar mi trabajo, como esa fotogalería”.

ERA DIGITAL. “Luego comienza lo digital, que fue tan vertiginoso. Nos dejó sin equipos pero, sin embargo, conservo todos mis analógicos porque soy un orientador y no los puedo vender. Amo esos objetos y hasta los tengo en un pequeño museo en la fotogalería, adonde se exhiben. Esto generó un cambio: la gente va perdiendo lo artesanal y todo se hace muy vertiginoso. Luego se suman las redes sociales, donde todo es el ‘Me Gusta’. Hoy los fotolibros y los nuevos medios de impresión permiten acceder a libros únicos o muy pocos, que hasta uno mismo se puede hacer. Damos un curso sobre libro de autor. En 1995 empecé con Internet, como muy pocos lo pudieron hacer, y empecé a relacionarme. Encuentro fotografía latinoamericana, como el Centro de la Imagen, algo de Cuba, entre otros. En 1998 expuse en Cuba, en 2000 en México y también en Estados Unidos, gracias a la generosidad de Gustavo Frittegotto”.

FOTOGALERÍA. “Tuve siempre una contra pero que me gusta mucho: la gestión. Participé como colaborador en el Foto Club y fui dirigente; cuando hacía estas otras actividades daba cursos y organizaba muestras en la Fundación de Luz y Fuerza; y en 2004 tuve la oportunidad de acceder a esta casa. Había que ponerle un nombre y nos juntamos con Raúl Cottone y Alberto Monje. Lleva mi nombre pero, en sus orígenes, si no hubiera sido por ellos dos no habría podido ser posible concretar la fotogalería y, ni hablar, de la parte práctica por Martín Castro, Daniel Álvarez y Beatriz Leguiza. Esto era mi gran sueño y lo conseguí gracias al soporte de la familia que me permitió endeudarme con un par de créditos hipotecarios y otro tipo de deudas. Trabajé muchísimo con mis hijos en esta casa, que estaba para demoler, sólo tenía agua y electricidad. Todo lo reparamos nosotros, a espátula y Klaukol. El espacio parece diseñado para armar una fotogalería. Esto es un trabajo muy laborioso y, durante 9 años, destinamos todos los recursos de los auspicios a la imprenta, para tener muy buenos catálogos de las muestras”.

CAPACITACIONES ALBERTO MONJE MUESTRA ANIVERSARIO

“Me gusta enseñar a la gente que recién empieza con la fotografía porque los rompo de una manera diferente. Uno siempre termina influenciando, para bien o para mal. A mí me gusta poner énfasis en cambiar la mirada, en la imagen, en la técnica como herramienta y no como fin. No hago cursos especiales, como el que dan en la fotogalería sobre Photoshop, pero sí talleres donde se orienta en el desarrollo de un proyecto fotográfico, lo que llamamos seguimiento de obra. Estas actividades -entre otros cursos y talleres que dictamos- nos ayudan a mantener esta casa, que tiene más de 100 años”.

 

“Alberto Monje es mi maestro y el de otros, una guía espectacular, un soporte muy importante, muy conocedor de la fotografía. Nos incentivó mucho a estudiar, a aprender de teoría de la fotografía, a conocer las lecturas imprescindibles y hoy sigue siendo mi maestro personal. Cuando puedo, un sábado a la tarde voy a su casa, tiro la pelota y después sé que lo tengo que escuchar. Nos da una mano en la parte intelectual de la fotogalería. Damos ciclos de charlas sobre la fotografía en el cine, durante tres años hasta el pasado, y este año estamos viendo con qué tema volver. Alberto viene muy preparado y vemos las películas de forma distinta, sin distracciones. Es algo muy interesante”.

 

El 10 de abril se inauguró la muestra “Museo Imaginario” de la colección, en la Fotogalería Roberto Guidotti, para celebrar su décimo aniversario, con la curaduría de Alberto Monje. “Veíamos que teníamos una trayectoria, habíamos hecho un muy trabajo, con muy buenos colaboradores con muy buenas ideas. Queríamos hacer una colección viva y le dimos participación a 40 fotógrafos de todo el país, de distintas corrientes, que fueron importantes en estos 30 ó 40 años que transcurrimos con la fotografía. Organizamos las fotos por riguroso orden alfabético, ubicadas al azar en el espacio de la fotogalería”.

así soy yo