19 meses de aventuras en bici

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Los ciclistas santafesinos -acá, en Bolivia- disfrutaron de su viaje en bici.

Tras haber recorrido más de 16.000 kilómetros de Sudamérica en bicicleta y otros 5.000 en variados medios de transporte, Diego Gentinetta y Mariano Peralta regresaron a nuestra ciudad. Nos contaron cómo fue aquel viaje, los paisajes más bellos que vieron y los proyectos que tienen.

 

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. GENTILEZA DIEGO GENTINETTA, MARIANO PERALTA Y MAURICIO GARÍN.

El 15 de septiembre de 2013 y el 26 de abril de 2015 son dos días que quedarán para siempre guardados en la memoria de Diego Gentinetta (30 años) y Mariano Peralta (31), dos amigos que compartieron 19 meses de aventuras.

Decidieron subirse a sus bicicletas para conocer Sudamérica, sus paisajes, su gente, sus costas y sus montañas, sus ríos y sus praderas, aunque también algunas regiones más hostiles. Tras organizar minuciosamente el recorrido partieron el 15 de septiembre de 2013 buscando “no solamente salir, viajar y conocer sino encontrarle otra vuelta a nuestros trabajos, que no nos satisfacían mucho”, según explicaron.

“En total, recorrimos unos 21.200 kilómetros, de los cuales 16.200 fueron en bici y el resto en otros medios, como barcos y trenes. Fue una meta cumplida, un sueño grande que nos demandó mucho tiempo y esfuerzo. La satisfacción es inmensa”, aseguraron. Y continuaron: “El viaje fue de acuerdo a lo previsto en cuanto a la experiencia que salimos a buscar. No hicimos todo según lo planeamos, ya que desviamos muchas rutas: en Brasil la cambiamos completamente. Por ejemplo, de Manaos, en lugar de ir para Portobelo como era la idea, en barco fuimos hasta Belén, una ciudad grande del Nordeste pero no de la costa. Teníamos previsto ir por adentro, casi bordeando los países andinos, es decir, bien por el centro de Brasil. Pero no íbamos a pasar por ninguna ciudad ni por la costa. Después de hacer ya la mitad del viaje pensamos que era un desperdicio no recorrer las ciudades brasileñas y nada de la costa. Manaos es una muy linda ciudad y nos dio la posibilidad de hacer ese viaje en barco, muy pintoresco”.

AYUDA DE LA GENTE

- ¿Cómo evalúan, en general, el viaje que realizaron estos meses en bici?

- En el viaje no tuvimos ninguna experiencia negativa; salió todo tal cual. Habíamos pensado hacerlo en un plazo de 18 meses pero no nos íbamos a obligar a cumplirlo y salió en 19 meses. Los ahorros nos alcanzaron, aunque quedamos un poquito en negativo a lo último pero no tuvimos problemas. Lo pudimos sobrellevar. En realidad, sin la ayuda de la gente no podríamos haber empezado la vuelta. El tema del hospedaje fue una cuestión constante: estar buscando dónde dormir para no pagar, ya sea armando la carpa o en otros lugares. Es permanente la búsqueda de ayuda de uno y la respuesta de la gente. A veces, aun no buscando, la gente se acerca y te ofrece comida, plata, su casa. Incluso, en Brasil, de casualidad nos cruzamos con un hombre que había viajado de esta manera, nos vio y sin preguntarnos nos invitó a su casa. Sabía en qué andábamos y que estábamos necesitando una ducha, un lugar donde dormir y descansar o arreglar la bici.

- ¿Cómo respondieron las bicicletas al recorrer más de 16.000 kilómetros?

- Las bicis se fueron rompiendo de manera gradual lo que nos permitió que nunca nos quedáramos a pata. Siempre algún arreglito les hacíamos como para seguir a una ciudad o un pueblito donde pudiéramos repararlas mejor. Yo le cambié una rueda en Ecuador que se había roto y ahí tuvimos que hacer dedo a un camión para que nos llevaran unos kilómetros. En el sur de Brasil también le tuve que hacer un arreglo importante. Las alforjas, donde llevábamos el equipaje, también anduvieron bastante bien. El proveedor que nos las había vendido a mitad de precio nos mandó de regalo unas nuevas a Colombia, cuando se habían roto, y cuando pasamos por Buenos Aires nos regaló otras más. Además, quedamos invitados a un encuentro de cicloviajes, el 28 de junio en Buenos Aires, por lo que pedimos a alguien que nos pueda financiar los pasajes para poder participar. También pedimos a alguna bicicletería que nos quiera arreglar las bicis. Una está un poco mejor porque la arreglamos en el sur de Brasil pero la otra está peor. Queremos ir a Ramona en bici y así cómo están ahora no llegaríamos”.

LO LINDO, LO FEO, lo malo

- ¿Cuál fue el lugar más lindo que conocieron en el recorrido?

- Como lugar natural, coincidimos en que la Gran Sabana es lo más lindo. Pasamos por un montón de lugares preciosos pero ése tiene algo particular. Es una región en el sur de Venezuela, en el límite con Brasil. Es una gran pradera verde, atravesada por muchos arroyitos de agua color amarilla y con cascadas. Es una reserva natural y sólo viven ahí aborígenes. La comunidad donde estábamos fue muy piola, nos dieron una mano, se acercaban, nos daban comida. La región tiene algunos atractivos, como la Cascada del Ángel (la más alta del mundo) y el Monte Roraima (que tiene una connotación mística). No los conocimos porque no teníamos plata y lleva muchos días llegar hasta ahí.

- ¿Y cuál fue el sitio que menos les gustó?

- Había algunas ciudades o pueblos que no nos gustaron. En Bolivia había un pueblo que se llamaba Sevaruyo muy árido, muy feo. Lo único que pasaba era el tren. Tenemos una foto que hay un auto dado vuelta, todo desmantelado; parecía zona de guerra. En Perú había un pueblo que se llamaba Juliaca, que es bastante hostil. No es lindo y tiene muchos quilombos de delitos. La cruzamos así como si nada, pero muchos kilómetros antes nos habían advertido sobre esa ciudad.

- ¿Sufrieron alguna situación de riesgo o inseguridad?

- No tuvimos. La única situación violenta fue en Brasil con unos policías. Un guardiaparques nos había echado de la playa en Ilha Grande, una reserva natural en la zona de las playas cuando nos vio que teníamos desparramados los elementos de cocina. Estaba prohibido acampar (nosotros no pensábamos hacerlo sino que sólo nos habíamos cocinado algo), nos trató mal y como reaccionamos diciéndole que no tenía por qué tratarnos así se enojó y fue a buscar a la policía. Era una isla adonde sólo hay turistas. El contexto no se prestaba para que nos asustáramos por ese gesto. La policía también nos trató mal, algo que es bastante excepcional porque cuando uno es extranjero y anda en bicicleta la policía tiene otra actitud, incluso te da mucha ayuda. Hemos dormido en comisarías, por ejemplo. Pero éste no era el caso: cuando la discusión llegó a un momento álgido, para cortar el debate sacó el arma y montó la 9 mm. Ésa fue la única situación violenta pero después seguimos viaje, dormimos en otra playa.

PLANES Y PROYECTOS

- ¿Cúales son los planes a futuro?

- Por ahora estamos en stand-by en lo laboral. Tenemos proyectos individuales y conjuntos. Yo (dijo Mariano) hice las bitácoras del viaje, es decir, todos los días escribía, y durante muchos días las hacía manuscrito. Estamos digitalizando ese material para hacer un libro, pero tenemos que ver cómo vamos a contar el viaje, porque fue muy largo. En eso estamos ahora, un poco para darnos una tarea. También estamos recorriendo medios todos los días; son los 15 minutos de fama santafesina (bromearon). En lo laboral estamos viendo, sin apuro, tranquilos, cómo seguir. Mariano trabajaba en la empresa Zoovet en el Parque Tecnológico, uno de los auspiciantes del viaje, y Diego, en el Diario Uno. No recibimos ofertas concretas de nuestros antiguos trabajos pero parte del viaje era para ver si le encontrábamos una vuelta a este tema. No solamente era salir, viajar, conocer y dejar trabajos que no nos satisfacían mucho para encontrarle otra vuelta.

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En Brasil cambiaron el itinerario y decidieron pasar por sus playas.

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Muestra, a un año

Con motivo de haber cumplido un año del viaje, los santafesinos seleccionaron siete fotos de cada país que habían recorrido hasta ese momento para exponerlas en la sede de la Asociación del Personal Jerárquico de la EPE de nuestra ciudad. La titularon “A Santa Fe 18.924 km”, que eran los kilómetros estimativos que iban a recorrer en el periplo programado y el nombre del blog que crearon para ir contando las experiencias vividas.

Cabe recordar que Diego Gentinetta y Mariano Peralta son comunicadores sociales egresados del Instituto Superior Nº 12, y documentan su viaje a través de escritos, videos y fotografías que habitualmente comparten en redes sociales y medios gráficos de la ciudad. Posteriormente, la muestra se trasladó al pueblo de Ramona, en el centro-oeste de la provincia.

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La Gran Sabana, en Venezuela, fue el lugar que más les gustó.

Pedalear por el túnel, el broche de oro

Mariano y Diego conectaron pedaleando Paraná y Santa Fe para finalizar su aventura de 19 meses recorriendo Sudamérica. El 23 de abril pasado, por la mañana, el Ente Interprovincial realizó un operativo para que los ciclistas completaran su proyecto de manera segura y manejando sus bicicletas.

Ambos explicaron cómo surgió esta idea. “Desde que salimos de Santa Fe, nuestro deseo e intención siempre fue unir las dos capitales provinciales manejando nuestras bicicletas a través de una obra tan representativa para toda la región. Habíamos presentado formalmente la propuesta en el Túnel Subfluvial a través de Mauricio Garín, fotógrafo de El Litoral, en cuya casa nos hospedamos en Paraná. Él nos sugirió presentarla, llegó al muchacho de prensa del Túnel y sus autoridades tuvieron una predisposición absoluta”.

Tras la pertinente evaluación, los directores del Ente Interprovincial -Pablo Serra Mengui y Juan José Martínez- decidieron autorizar de forma excepcional el cruce en bicicleta de los ciclistas. De esta manera, se desarrolló un operativo para que cumplieran el sueño de culminar su viaje conectando la capital entrerriana con la santafesina.

“Ha sido la mejor manera de coronar nuestro viaje. Fue una linda experiencia, una especie de broche de oro. Cortaron el Túnel sólo para nosotros, fuimos a la sala de control y hablamos con los directores. Fuimos muy bien tratados. El Túnel es algo emblemático de la región y queríamos cruzarlo en bicicleta, porque haberlas subido a una camioneta y cruzarlo así hubiera sido muy insulso”.

Por último, recordaron que “antes de entrar por el Puente Colgante alquilamos una quinta e hicimos una juntada con nuestras familias. Además, en unos días nos vamos a ir a Ramona a visitar a la familia de Diego, además de agradecer a muchos patrocinadores y a su familia, que todos estuvieron pendientes de nuestro viaje”.

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Los ciclistas cumplieron su sueño, que demandó mucho tiempo y esfuerzo.

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