“Nuestra utopía es hacer cantar al mundo”

“Nuestra utopía es hacer cantar al mundo”

Hablan del poder, de la mujer, de temas que trascienden los tiempos. Están siempre parados en la vereda de enfrente del gobierno de turno, tejiendo historias entre tambores, platillos y metáforas para que escuche quien quiera escuchar y para que bailen todos al ritmo del carnaval. Esto es Falta y Resto.

 

TEXTOS. CINTIA LORENA DÍAZ ([email protected]). FOTOS. GENTILEZA LAURA RITACCO Y EL LITORAL.

Visitar Montevideo en verano es sinónimo de vivir el carnaval uruguayo. Pero no todos los días se tiene la posibilidad de experimentar la cultura de la murga y el candombe que caracteriza a este pueblo desde adentro.

Noches de tablado, la magia detrás de escena en los clubes donde el murguero toma vida para subir al escenario, la adrenalina y la alegría que contagia cada viaje en bus entre melodías a capela e historias de otras épocas, los certámenes en el Teatro de Verano, donde cada murga deja el alma para ganarse los puntos que los ponga primeros en la grilla final. Un mundo, una cultura a la que era ajena y

“Falta y Resto” me permitió conocer. Y como me dijo Castro aquella noche donde esperábamos el veredicto del jurado, mientras sonaban “Los fatales” (un grupo uruguayo muy conocido en nuestro país), “el carnaval no tiene sentido sin la gente, nosotros abrimos las puertas a los seguidores de la murga porque esto es vivir desde adentro esta fiesta, todos pueden venir”, palabras más palabras menos.

Y Falta y Resto, la murga liderada por Raúl Castro, llegó una vez más a Santa Fe.

EN EL MUNICIPAL

Antes que se abran las puertas del teatro al público, mientras las voces afinaban y los sonidista ajustaban los últimos detalles para el show ingresé a la sala mayor. Me acompañaba una de mis compañeras de viaje, Laura Ritacco, y juntas entrevistamos a Raúl Castro, una figura legendaria la murga Uruguaya.

- Raúl, ¿cómo te fue transformando la Falta en estos 35 años sobre el escenario?

- Fue enriqueciéndome. Si tengo talento o no, lo dirá el público. A todo lo que hago me lo fue enseñando la Falta, aprendo de mis compañeros, de mis hijos, mis amigos, y no solamente en la murga, sino en la vida también. El grupo te va moldeando, te va enseñando ética, moral.

- ¿Cómo ir innovando en un mundo donde todo parece hecho o dicho?

-Y ése es el gran desafío. Nosotros decimos siempre lo mismo, pero lo decimos de maneras diferentes.

- ¿Qué es decir lo mismo?

- Ideológicamente es ser coherente. Cantar desde la alegría, por la alegría y para alegría, con la conciencia de vivir en un mundo con una realidad que hay que mejorar. Porque es la ley del artista, del hombre, la mujer, el mejorar la nave.

- Muchos de los murgueros que pasaron por la Falta han hecho carreras propias...

- Claro, de eso se trata. Nosotros decimos que la Falta y Resto es un porta aviones, una plataforma de lanzamiento hermosa, que lanza y además procrea. Y a veces vuelven a cargar combustible. Todos hemos ido perdiendo miedos, ganando confianza en lo que hacemos gracias a lo que el grupo te permite, ese cobijo que te contiene, que te banca, que te potencia.

LA MURGA DEL MUNDO

- ¿Conservan el mismo espíritu que en sus comienzos?

- Falta y Resto nació en los ‘80. Fue tan rica la experiencia desde el surgimiento de este género desde 1906, que nos dejó una huella digital por la cual hoy somos reconocidos en el mundo entero. La Falta fue la primera en creérsela, ampliar este género más allá del carnaval y sacarlo al mundo entero. Cuando nacimos, nuestra utopía era ayudar a voltear la dictadura que teníamos, hoy es hacer cantar al mundo. Y eso es -como decía Galeano- “el horizonte que se corre pero que te hace caminar”.

- ¿Cómo viven esta experiencia de trascender fronteras?

- Es un sueño logrado. Estoy agradecido a Dios porque yo logré el sueño que tenía de niño. A los 7 años armé mi primera murga, lo traigo desde siempre, viste? Sabía que había nacido para esto. Y además logré que se reproduzca. Cuando nosotros empezamos a reunirnos era visto como un género marginal, hoy por hoy esta multiplicado, no sólo en Uruguay donde hay cientos de murgas sino también en la Argentina -por ejemplo- donde se han propagado las murgas al estilo uruguayo. En lo que va del siglo, el fenómeno cultural más importante es la explosión murguera que hay en Latinoamérica. Se trata de hacer una comedia musical política con lo que cada uno tenga para decir, con su ritmo, con su onda y poderla transformar en una forma de expiación de tus propios pecados.

- ¿Readaptan los textos de acuerdo al país adonde van?

- El discurso es uno. Tratamos de escribir dando metáforas que sean entendibles, la inteligencia de la gente inmediatamente lo traslada a su propia realidad.

DICTADURA & CENSURA

- Hablaste sobre la dictadura, ¿cómo fue decir lo que no se podía en esa época?

- La experiencia fue muy rica, con mucha adrenalina todo el tiempo. A veces con una adrenalina que te hacía sentir miedo. Te lo provocaba la emoción de la comunicación de la gente, la avidez que tenían por tener esa palabra, eso que ellos querían decir y no podían. No tenían adónde y nosotros de alguna manera, artísticamente, queríamos decirlo y eso a la gente le parecía muy mágico. Y así nos lo hacían saber, había mucho apoyo popular. Fue una época triste porque todavía estábamos en dictadura, pero tuvimos la suerte de que el primer sueño que tuvimos que fue colaborar en la lucha dictatorial se nos diera pronto. A los cuatro años de haber surgido la murga caía la dictadura. Entonces, nacimos triunfando, y eso fue determinante para darnos fuerza en todo lo que iba a vivir después.

- Sobre el escenario ¿podían decir todo lo que querían decir?

- Y cuando subíamos, subíamos y decíamos. Sentíamos que teníamos que hacerlo, pero lo hacíamos muy inconscientemente. No nos deteníamos a pensar demasiado. Después, empezamos a conocer sobre todos los horrores y todo lo que estaba sucediendo, que no éramos totalmente conscientes en aquel momento Yo por primera vez me enteré de los desaparecidos en el año 85, ya hacía 5 años que existía la murga y yo no sabía que estaba en peligro. Creo que nos salvó la gran inserción cultural que tiene la murga en

el pueblo uruguayo, que hasta los propios milicos eran hinchas del carnaval. Si bien la murga era protesta, los militares no pusieron el ojo en eso. Nos censuraron bastante, pero creo que si hubiesen sabido lo que iba a pasar después nos hubiesen callado mucho más.

- ¿Y hoy cuál es la relación entre gobierno, censura y murgas?

- Mas allá de la censura del buen gusto, hoy censura no hay. Que a veces alguien la traspasa sin querer, no. Con el poder, la relación que hay es mirarse siempre de lejos, estamos en veredas diferentes. Aunque sea un gobierno de izquierda, la murga tiene que estar de la vereda de enfrente del poder, porque sino deja de ser murga, pasa a ser una amanuense de quien está de turno y eso nos quita la confianza de la gente. Tenemos que ser lo más objetivos, satíricos, irónicos y emotivos posible.

LA MURGA RIOPLATENSE

- ¿Hay una Falta y Resto argentina ahora?

- Cuando tuvimos que encarar el carnaval este año decidimos hacer las cosas bien y no dejar a nuestros seguidores argentinos sin murga durante el verano. Acordamos armar dos planteles, uno que encaró carnaval a cargo de Leandro y Felipe, mis hijos mayores; y yo con cinco compañeros uruguayos y un grupo de argentinos salimos de gira en este país, la llamamos “La murga Rioplatense”. También marcamos un camino con esta experiencia por dónde va a ir la murga con una expresión más sintetizada latinoamericana. Esto va a ser parte del futuro, siempre hay que estar inventando cosas nuevas.

- Respecto a cómo va mutando la Falta -intervino mi colega amiga Laura Ritacco- ¿porqué vistieron trajes en vez de sus típicos atuendos coloridos algunas de las veces que se presentaron en Argentina?

- Si revisás antiguas fotos, viejos documentos de las murgas, que casi no existen, hay períodos de las murgas que pasan por el traje, porque lo que hacen es mofarse del poder, para eso existen. Son esos tres días, que Uruguay transformó en cuarenta y la Falta en 365, en que nos disfrazamos de poderosos y nos reímos de ellos. En ese momento que comentás específicamente, teníamos que venir a cantar en el año de asunción de Kirchner. Y pensamos, ¿cómo irías vestido para subirte al estrado en la Plaza de Mayo si los vecinos argentinos te invitan?: con el mejor de nuestros trajes. Orgullosos de ser murguistas, nos

pintamos la cara y nos pusimos el traje. Fue alucinante lo que pasó, la gente entendió que la murga era una cosa seria.

- Y ¿cómo es ser de la murga de las cuatro estaciones?, prosiguió preguntando Laura Ritacco.

- Es maravilloso, es lo que nos impulsa todos los días a estar expectantes, cantando, viajando, comunicándonos con la gente. Hacemos lo que nos gusta hacer.

“Yo no sé si soy el personaje a esta altura o si soy yo en realidad. Se te van acumulando los personajes y los vas viviendo cotidianamente. Me doy cuenta porque la gente me dice ‘Vos me estás hablando en serio o estás haciendo el personaje’. Los personajes se fueron haciendo mi propia personalidad con el tiempo. Y me parece que lo que aparece en mí ya está en mí, sólo que en diferentes etapas lo voy descubriendo”.

“Me gusta que mi clown sea tierno, divertido y que todo lo que pase a su alrededor pase a ser el mundo de la verdad, o sea que la gente tiene que ver lo que veo yo”.

“Pensar en qué me queda hacer sobre el escenario es como una idea que está siempre a lo lejos, no se puede casar. Y no sé si quiero casarme, sino después qué hago. Es como una utopía donde uno va recorriendo el camino y parece que hay algo, siempre es mucho más”.

“¿Por qué no hay mujeres en la murga? Te doy dos versiones. La versión de quienes dirigen la murga, que siempre fueron hombres, es porque la tonalidad y el timbre que adquieren los hombres es diferente al de las mujeres; y yo digo que es porque es una murga machista.”

Orlando “Mono” Da Costa, el clown de la Falta

6_IMG_0187.JPG
6_IMG_9936.JPG

Musas inspiradoras

- ¿Cómo definen en cada temporada el discurso que ponen en escena?

- La realidad es nuestra fuente inspiradora, lo que nos pasa a cada uno, lo que sentimos. Muchas veces la gente te dice sin decir y otras veces te dice. Como la canción que hicimos con Jaime Ross “Que el letrista no se olvide”, que es lo que la gente viene y te dice: “Este año no te olvides de cantar tal cosa”. Ahí empieza a tejerse la historia. Hablamos del poder, de la mujer, son temas que trascienden los tiempos.

- Y hablando de trascender, ¿qué es lo que los diferencia de las otras murgas uruguayas?

- La permanencia en la murga se debe al amor. La Falta se la cree totalmente. Toda la música que tocamos desde 2007 son melodías propias, no hacemos adaptaciones. Somos autores de nuestra música y nuestras letras. Es una banda muy teatral, austera en sus presentaciones, despojada en el vestuario, cuidadosa en las temáticas que siempre deben ser muy profundas y políticas. Todo esto te lo resumo en la profundidad del amor, el amor que nosotros sentimos por la Falta y por el género.