ENTREVISTA CON EL ESCRITOR SANTIAGO DE LUCA

“Son poemas musicales, con algo de fuga”

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“Empecé a colaborar con la Fundación Internacional JL Borges y surgió la idea de crear una cátedra en San Luis”, cuenta De Luca, que se apresta a publicar “Y su sombrero verde”, una obra con nueve poemas musicalizados.

PABLO AGUIRRE.

 

Estanislao Giménez Corte

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“Lo que intenté poéticamente es... (hace una pausa). Todos los poetas místicos, cuando hablan de la unión con la divinidad, usan metáforas y recursos que han utilizado los poetas románticos o de la lírica amorosa. Yo lo intenté al revés: quise partir de una poesía sensual y amorosa y llegar a algo místico. Por eso sentía que era musical”. Santiago De Luca es un escritor santafesino con una trayectoria pese a su juventud. Profesor en Letras (UNL) y doctor en Filología Hispánica (Universidad Complutense, Madrid) ostenta una carrera que abarca cursos, conferencias y seminarios dictados en diversos lugares del mundo -amén de su trabajo docente regular- y más de una decena de títulos publicados entre novelas, cuentos, poesía y trabajos académicos. De ellos podemos mencionar “Don Luis de Córdoba y Nosotros”, “Destinos”, “Las líneas del Tiempo”, “Los monstruos de París”, “El malevo enamorado”, “Dos Ríos” y “Poema de sombra”. De regreso a la Argentina tras un largo periplo por España, Egipto y Francia, De Luca reparte actualmente su tiempo entre Santa Fe, Buenos Aires y San Luis, desarrollando diversas actividades para la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. Entre junio y julio de este año publicará un libro-CD con 9 poemas impresos en papel y musicalizados llamado “Y su sombrero verde” (Fundación JLB). Éste está integrado por textos de su autoría, que en su versión musical son interpretados por la cantante Anahí Fernández Caballero, con piezas compuestas por Martiniano Tanoni (que además toca el piano) y con el arte de tapa de Esteban Sambucetti. Los poemas-canciones se grabaron en los estudios ION (Buenos Aires), entre abril y mayo de este año.

“Es un proyecto poético-musical que se originó en una serie de textos que escribí como una unidad y que me vino en un mes, en los que estuve sumergido, trabajando. Desde el principio sentí que había en ellos algo musical. Incluso hasta algo de fuga, porque cada uno de los textos fue llevando al otro y se fue formando como un círculo. Por eso también es corto, porque cuando vi que se terminó, se terminó. En la obra hay tres o cuatro motivos que se repiten todo el tiempo”, explica De Luca.

PRECOCIDAD Y MADUREZ

“Nunca hice otra cosa (que escribir)”, dice, sentado en la redacción de El Litoral, y en su carácter de invitado. “Pero recién después de muchos años empecé a sentir y a entender el oficio. Ahora, para trabajar, necesito tener una arquitectura y una estructura definidas. Recién a los 26 años, más o menos, después de unos diez años de práctica, y con la edición en España de la novela ‘Dos ríos’, empecé a sentir eso. ¿Cuándo empezó? Desde muy chico. Supongo que, en parte por la influencia de mi viejo, apareció la literatura y me transmitió algo muy fuerte. No sé si una cosa anula a la otra. En mi caso, por ejemplo, soy muy malo cantando y lo peor, para quien está cerca, es que a veces tarde en la noche se me da por cantar tangos. Pero tengo una buena memoria. Podía y puedo recitar páginas enteras de un libro o, por ejemplo, las cuatro primeras de ‘La Ilíada‘. Si escuchaba una canción, de chico, prestaba atención a las palabras más que a la melodía. Siempre tuve esa fascinación por las palabras”, recuerda.

Sobre su experiencia internacional, De Luca traza un pasaje que comienza en el año 97, cuando viajó a España para hacer su doctorado. Su tesis “La influencia del Siglo de Oro en la obra de Jorge Luis Borges: un diálogo con el canon de las letras castellanas” le dio la posibilidad de empezar a trabajar para el Instituto Cervantes y, mucho después, para la fundación que lleva el nombre del gran escritor argentino. Al tiempo se le presentó una oportunidad de trabajo que lo llevó a El Cairo (Egipto), donde residió unos tres años. “Me fui a dar clases de literatura. En estos textos -los 9 poemas- hay mucho de Oriente. (La obra) intenta ser algo parecido a la poesía oriental, algo musical. Hay diálogos con diferentes tradiciones poéticas. Intenté hacer la obra como una cebolla, con varias capas”, detalla. Por el mismo instituto Cervantes se instaló luego en Toulouse donde, dice, estableció fuertes vínculos profesionales y afectivos, amén de que continuamente viaja a Francia y, claro, reconfirma la existencia de la poderosa relación entre la literatura argentina y la francesa. Consultado sobre su preferencia en relación a los géneros, De Luca explica que “trabajo más con lo narrativo, ya sea académico o ficcional. De hecho, acabo de terminar un libro de cuentos que se llama ‘Oblicuos’, pero esto (esta obra poética) me surgió como algo muy fuerte”. La inminente salida de “Y su sombrero verde” vendrá acompañada, dice, por varias presentaciones en vivo, en lugares y días a confirmar.

 

Primera Parte (I) (Fragmento de “Y su sombrero verde”)

Con el galope, que comenzó en la poesía persa y en tus ojos,

del caballo blanco y negro de los días y las noches

atravesamos el tiempo y el espacio

para encontrarnos en un punto de la eternidad

que floreció como el loto, hermoso y terrible y sin causa.

Más allá de nuestra voluntad, forzamos, con detalles irrevocables, el destino

y construimos un encuentro que los dioses no pudieran alterar.

Faltaban las palabras porque eran deficientes

y nuestra suerte estaba echada.

No manejábamos nuestros cuerpos que despertaron sus propios gestos

y que también nos estaban esperando.

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