Traumas entre los sobrevivientes

Nepal no logra recuperar la normalidad

14_B_438042.jpg

Los expertos opinan que los primeros auxilios emocionales son tan importantes como asegurar alojamiento. comida y agua limpia. Miles de personas no pueden dormir y varios han intentado suicidarse.

Foto: Agencia EFE

 

Agencia DPA

“Uno de mis pacientes va a la cama con los zapatos puestos para poder salir corriendo inmediatamente cuando ocurra otro terremoto”, relata Arjun Kunwar. Este psiquiatra trabaja en el hospital Metro Clinic de la capital de Nepal, Katmandú, y está tratando desde hace tres semanas a personas que viven con miedo permanente por la siguiente catástrofe.

“Uno de los niños no puede dormir y tampoco deja descansar a los demás familiares porque siempre piensa que puede sobrevenir un sismo”, relata Kunwar.

Por todas partes en Nepal la gente ha llegado al límite de sus fuerzas, tanto las físicas como las psíquicas. Desde el terremoto del 25 de abril, los nepalíes han sacado de entre los escombros y después incinerado a más de 8.000 muertos. Hay miles de heridos, cientos de miles perdieron su hogar y millones necesitan alimentos. Y no saben si lo peor ya pasó, si viene otro fuerte terremoto o solo algunas pequeñas réplicas. “Ya no puedo decir si soy yo quien está temblando o si es la tierra”, dice Bibek Bhandari.

También Amrit Sharma realata en Twitter que siempre está durmiendo prácticamente con un ojo abierto. “La experiencia más tenebrosa es acostarte para dormitar un poco y no saber después si acaba de producirse una réplica o si ha sido una taquicardia”. Según las autoridades nepalíes, el pasado martes, cuando se produjo una réplica de magnitud 7,3, al menos cuatro personas murieron por un ataque al corazón y no por piedras desprendidas o el desplome de casas.

Naciones Unidas opina que los primeros auxilios emocionales, especialmente para niños, son tan importantes como asegurar alojamiento, comida y agua limpia. “Muchos niños tienen pesadillas y algunos están tan estresados que no pueden dormir, mientras que otros ni siquiera quieren soltar a sus padres”, dice Rownak Khan, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Cada vez que se produce un nuevo movimiento telúrico, la gente se abraza y llora, señala Khan.

La casa de Minerva Shrestha, en la ciudad de Nuwakot, se derrumbó durante el gran terremoto de magnitud 7,8. Desde entonces, la madre vive con su hijo pequeño en una tienda de campaña en el jardín delante de la casa de unos parientes en Katmandú. “Desde que ocurrió el terremoto, la personalidad de mi hijo ha cambiado totalmente”, dice Shrestha. “Al menor ruido o movimiento se asusta y llora y no quiere comer”.

Kunwar, el psicólogo, dice que todos los días acuden a él varios padres con hijos totalmente asustados. Por este motivo comenzó hace algunos días a entrenar a pediatras y profesores para que aprendan cómo tratar a niños estresados. Organizaciones de ayuda humanitaria también van a los campamentos para ayudar a los que han perdido su hogar con masajes relajantes o para animarlos regalándoles flores. “Mucha gente se siente tan inquieta, tan desamparada”, dice Kunwar. Uno de sus pacientes, un niño de 13 o 14 años, incluso quiso suicidarse. “Ya había comprado una cuerda”.

Los más vulnerables

Las organizaciones internacionales están montando programas para ayudar a los miles de niños que viven en tiendas de campaña desde el primer terremoto de magnitud 7,8 el 25 de abril, que causó al menos 8.195 muertos. Este martes se produjo otro de 7,3 que dejó 93 muertos en Nepal y casi 20 en las vecinas India y China.

Las aceras y los lugares abiertos de la capital, Katmandú, se encuentran llenos de gente que ha perdido su hogar o no se atreve a regresar por temor a más sismos. Numerosos edificios altos de la capital están desiertos y en otras áreas hubo disputas por las lonas.

La aldea de Langtang, donde vivían unas 150 personas en el norte de Nepal en un valle muy popular entre los senderistas, ha sido completamente evacuada y es un pueblo fantasma. “Sacamos por aire a las últimas 65 personas que aún seguían allí‘, dijo el policía Prawin Poudel desde el cuartel general del distrito de Rasuwa.