De “Pintar el cuerpo”

El santafesino Hipólito Bolcatto acaba de publicar dos libros: uno sobre el periodismo y Luis Bonaparte (de quien se había ocupado ya en dos libros anteriores) y “Pintar el cuerpo”, un magnífico volumen ilustrado sobre la pintura corporal en los aborígenes de la Argentina. De ese libro publicamos a continuación algunos extractos de la introducción.

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Mujeres pintadas para el juego Kewanix en la ceremonia de iniciación Hain, 1923.

 

Por Hipólito Bolcatto

¿Por qué se pinta el aborigen? ¿Por qué aplica sobre la piel de su cara, brazos, pecho, abdomen y piernas esas líneas y puntos trazados con tierra de color y grasa? ¿Por qué se somete a la paciente tarea de cubrir su epidermis con trazos más o menos regulares, más o menos armoniosos, combinando colores y motivos? ¿Se trata de un capricho y, por lo tanto, obedece a impulsos incontrolados? ¿No existen reglas normativas? ¿No conoce cánones permanentes? ¿Es un conjunto abigarrado de figuras y colores que elige y emplea arbitrariamente?

Son muchas las preguntas que revolotean en la mente. Por lo tanto, pensaremos que la importancia que le concede el primitivo a la pintura corporal es un indicio para suponer que no es un quehacer ocioso y sin control. Sabemos que todas las creaciones humanas obedecen a un determinismo, conocido o desconocido, pero que existe siempre. La búsqueda de esta causa determinante, en el caso que nos preocupa, es harto difícil y compleja.

Lo que más atrae nuestra atención son esos cuerpos desnudos, cubiertos total o parcialmente por capas de pinturas que, a veces, cubren amplias regiones del tórax y del abdomen, o representan complicados dibujos de tipo geométrico. Nos parece que sólo una intención caprichosa y sin norma alguna ha inspirado una gama tan rica y sorprendente de motivos, gama que va desde el simple punto o raya hasta los más complicados diseños, en donde las fajas, los círculos y las líneas quebradas se mezclan sin armonía aparente. Si a la vuelta de una lámina o entre las palabras de un relato descubrimos otros temas en colores, nuestra admiración sube de tono. De este modo, nuestra curiosidad nos lleva por un mundo interminable de seres pintados.

Ernesto Grosse, después de haber descrito una serie de ejemplos escogidos, concluye que se deduce claramente del material estudiado que las pinturas aplicadas sobre el cuerpo tienen, ante todo, un fin estético.

La arqueóloga y antropóloga Dánae Fiore para su doctorado en la Universidad de Londres estudió la pintura corporal de los dos grandes grupos aborígenes que poblaron la isla de Tierra del Fuego a través de fotografías tomadas entre 1882 y 1930.

Del total de fotos de los selk’nam -habitaban el norte de la isla- y los yámanas -localizados al sur, sobre el canal Beagle-, hay más de 200 que muestran los diseños de sus rostros y de todo el cuerpo. Sí, en todo el cuerpo porque, a pesar de que la media anual es de 5,3º estaban desnudos mucho tiempo. Fiore leyó los escritos de la época, en busca de referencias a la pintura. Su análisis reveló “una riqueza visual desconocida, diseños variables, relativamente pautados, diferentes de los indígenas del noroeste y de los del Pacífico”.

El pasado mítico-histórico se hace presente también en las representaciones escénicas: festivales, pantomimas, danzas, dramas. Estos festivales colectivos, remoto origen del teatro, se encuentran no sólo entre los agricultores (danzas de enmascarados de las sociedades secretas de varones) sino también en las culturas de cazadores. Entre éstos, donde las tribus están divididas en varios clanes totémicos, los miembros de cada grupo -afirma Adam- pueden adornar sus cuerpos con pinturas o tatuajes que representan o simbolizan su tótem.

Éstos suelen desempeñar el papel principal en todo un ciclo de mitos y leyendas. “Frecuentemente, durante las fiestas se ofrecen representaciones dramáticas de esas leyendas, en las que intervienen diversas formas artísticas, arte dramático propiamente dicho (como en los misterios de la antigüedad), música vocal e instrumental y diversos géneros de arte plástico: máscaras de danza, matracas talladas, escudos de baile y la pintura ritual del rostro y del cuerpo”.

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Del autor

Hipólito Guillermo Bolcatto. Investigador, catedrático y músico nacido en Santa Fe. Becario de la UBA, de la OEA y del gobierno de España. Fundador y miembro del Centro Transdisciplinario de Investigación Estética. Integrante y directivo de la Asde, de la Sade filial Santa Fe y del Centro de Estudios Hispanoamericanos. Pertenece al Instituto Sanmartiniano de Santa Fe, Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja, ex jefe de la División Artesanías de la Subsecretaría de Cultura de Santa Fe y ex técnico del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Autor de: La máscara en América como significado plástico-visual y sustractum etnográfico; Luis Bonaparte. Universidad y reforma; Luis Bonaparte.Un forjador de ideales; La Logia Lautaro en Santa Fe y de Luis Bonaparte. Periodista y libre pensamiento.