editorial

  • Resulta fundamental que las fuerzas federales custodien las fronteras y las rutas por donde los narcotraficantes se mueven con total libertad.

Gendarmería y el riesgo de un golpe de efecto

 

Al final, después de tantos reclamos, Gendarmería Nacional llegará a las principales ciudades de la provincia de Santa Fe para colaborar con la policía en materia de seguridad. Sobre todo, en la prevención de aquellos delitos vinculados con el narcotráfico, que son de incumbencia federal.

En abril del año pasado, luego de una ola de crímenes que sacudió a la opinión pública nacional, alrededor de 2.000 gendarmes desembarcaron en la ciudad de Rosario. Allí, ocuparon posiciones en algunas de las zonas más violentas.

Los problemas no desaparecieron. Sin embargo, con la presencia de estas fuerzas federales se redujo el número de homicidios. En 2014, se registraron 247 casos, 17 menos de los que se habían producido un año antes.

Jamás se sabrá si esa reducción en la cantidad de asesinatos fue un efecto directo de la llegada de Gendarmería o, en realidad, se produjo por la conjunción de éste y otros factores. Lo cierto, sin embargo, fue que la sola presencia de estos efectivos tranquilizó a los vecinos y contribuyó a generar una sensación de mayor control.

Pero durante los primeros días de enero de 2015, se inició la retirada de los gendarmes apostados en Rosario. Desde entonces, el gobierno provincial mantuvo un constante reclamo para que esta fuerza federal continuara colaborando con la policía en materia de seguridad.

Poco a poco, el pedido comenzó a replicarse en distintos ámbitos. En la ciudad de Santa Fe, el intendente José Corral planteó que la capital de la provincia también requería que Gendarmería Nacional tuviera mayor presencia.

Incluso, hace apenas una semana, el Senado provincial aprobó por unanimidad un proyecto de comunicación del radical Hugo Marcucci, solicitando la llegada de fuerzas federales al Departamento La Capital.

Finalmente, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, desembarcó en la provincia y anunció, junto al gobernador Antonio Bonfatti, la llegada de mil gendarmes que serán distribuidos en las principales ciudades desde la próxima semana.

Es verdad que la presencia de Gendarmería era reclamada desde distintos ámbitos. Sin embargo, también es cierto que no parece casual que la llegada de los efectivos se produzca ahora, a pocos días de las elecciones en las que se determinará quién gobernará tan importante distrito durante los próximos cuatro años.

El kirchnerismo no puede darse el lujo de no hacer todo lo que está a su alcance para impedir que un hombre de Mauricio Macri resulte vencedor en Santa Fe. Y luego del virtual empate técnico de las Paso, la posibilidad está abierta.

Más allá del alivio momentáneo que la presencia de Gendarmería puede provocar en las zonas más conflictivas de la provincia, lo que se requiere es una verdadera política federal de seguridad. Sobre todo, para combatir el delito del narcotráfico.

En la ciudad de Santa Fe -atravesada por rutas nacionales tan importantes como la 168, la 11 y la 19-, Gendarmería cuenta con 30 efectivos permanentes. Sin embargo, su trabajo se limita a tareas de oficina.

De nada servirá que, pasadas las elecciones -no sólo las de junio, sino también las presidenciales de octubre-, Gendarmería Nacional abandone sus posiciones en la provincia. Incluso, tampoco dará resultados la presencia de estos efectivos en las ciudades santafesinas si las fuerzas federales no cumplen con su tarea esencial: custodiar las fronteras y las rutas por las que los narcotraficantes transitan a su antojo.

En la ciudad de Santa Fe, Gendarmería cuenta con 30 efectivos permanentes. Sin embargo, su trabajo se limita a tareas de oficina.