al margen de la crónica

Niñas, no novias

El matrimonio de menores, que actualmente afecta a una de cada tres niñas en el mundo, obligadas a casarse antes de los 18 años de edad, es un problema a nivel mundial y no fruto de una religión determinada.

Esta es una de las conclusiones a las que han llegado los participantes del encuentro organizado en Casablanca por la red Girls Not Brides (Niñas, no novias), y en el que han participado unas 250 activistas de 63 países.

“Hemos podido observar que, aunque los contextos son diferentes, los fundamentos son los mismos”, explicó Lakshmi Sundaram, directora de Girls Not Brides, quien, sin justificarlo, explicó que la pobreza e inseguridad empuja a muchos padres a casar a sus hijas.

El matrimonio de menores, principalmente frecuente en lugares marginales y zonas rurales, afecta a 15 millones de niñas anualmente y, según las cifras recopiladas por Girls Not Brides, en la actualidad hay más de 700 millones de mujeres en el mundo que se casaron cuando tenían menos de 18 años.

Sundaram es tajante cuando se habla de justificar esta práctica según una religión específica: “No tiene nada que ver. Los hechos prueban que se produce en países con diferentes religiones e historia. No podemos ser simplistas y decir que el matrimonio de menores es propio del islam, el hinduismo o el cristianismo”.

Para Alejandra Colom, coordinadora de la organización Population Council, la clave del problema se centra en que, en muchas ocasiones, “la religión se utiliza para justificar el patriarcado” y eso lo tienen “en común todos los países afectados”. La conciencia de la importancia mundial del problema del matrimonio de menores es relativamente reciente, ya que comenzó a cobrar fuerza en 2011. En la mayoría de los países de Latinoamérica, el matrimonio de menores no es considerado un problema social sino más bien una costumbre. Lo que debemos plantearnos es si estas niñas están en condiciones de afrontar una decisión adulta como el matrimonio.