Roma y la basura de la discordia

Por Laura Serrano-Conde

(EFE)

Roma está sucia, llena de desperdicios que rebasan de los contenedores y caen en las aceras, mientras el Ayuntamiento, el organismo que recoge la basura (AMA) y el consorcio privado que la destruye, Colari, se echan la culpa de la situación.

“Roma está sucia”, reconoció ya a principios de semana el alcalde de la capital, Ignazio Marino. Y no sólo está sucia, sino que los ciudadanos están enfadados y se quejan del mal olor que genera la basura que se amontona en los contenedores, que mancha las calles. En Roma, los residuos perecederos y alimenticios, es decir, los que no pueden ser reciclados o recuperados, son recogidos diariamente por camiones del AMA y trasladados a plantas donde son posteriormente triturados. “La mitad es llevada a plantas públicas del AMA y la otra mitad, a instalaciones del consorcio privado Colari, donde son posteriormente destruidos”, declara la concejala de Ambiente, Estella Marino. Pero, desde hace días, las instalaciones de Colari “han reducido su volumen y algunas instalaciones de tratamiento biológico de los residuos perecederos de Colari han recogido menos basuras y esto tiene como consecuencia que los camiones no saben a dónde llevar o qué hacer con las toneladas de residuos que no son aceptadas”.

Por ello, los trabajadores municipales deciden dejar las basuras en los contenedores y éstos están ya al máximo de su capacidad. Manlio Cerroni, propietario de Colari, sostiene que su empresa está poniendo todo de su parte en esta situación, pero justifica que sus instalaciones admiten menos residuos de los que están autorizados por la “gravísima morosidad que acumula el AMA desde hace tiempo”.

Cerroni habla de que este organismo municipal recolector de basuras debe a su empresa “decenas de millones de euros”, mientras que desde el Ayuntamiento aseguran que el AMA paga con regularidad. “El AMA está pagando regularmente a sus proveedores, aunque hay una controversia sobre el coste de la instalación que tritura las basuras”, sostuvo Estella Marino.

El Ayuntamiento romano y su organismo recolector de basuras responsabilizan de la situación a Colari, mientras que este consorcio privado carga a su vez contra estas administraciones, con un resultado: son los tres millones de habitantes los que sufren las consecuencias de la degradación que viven las calles romanas.

Los puntos más críticos se encuentran cerca de los parques, que se llenan de gente los fines de semana, precisamente cuando la recolección de basuras se reduce notablemente.

Ante este problema, el AMA ha decidido trabajar las 24 horas del día en las instalaciones donde destruyen los residuos y duplicar la presencia de personal los domingos para asumir así las toneladas rechazadas por la sociedad privada.

Por su parte, el Ayuntamiento ha firmado una ordenanza urgente para hacer frente a esta situación mediante la cual se autoriza el uso de otra “trituradora que se encuentra en Roma pero que sólo se usa en momentos de urgencia. Estas medidas están dando su fruto porque poco a poco la situación está volviendo a la normalidad en la mayoría de los barrios romanos”.

Marino comentó que hasta ahora, existía una normativa que exigía a Roma eliminar los residuos dentro de la ciudad, lo que implicaba utilizar sólo las plantas del AMA y las de Colari.

Pero que “con la nueva Ley de Estabilidad, será posible portar residuos fuera de la región lo que posibilitará ampliar el mercado y poder utilizar las instalaciones de otras empresas italianas y europeas que quieran contribuir. Esto permitirá que no haya un monopolio de Colari. Supongo que Colari no está del todo contento con que estemos haciendo todo lo posible para diversificar el mercado”, concluye la edil.