Uno de los precandidatos del Frente de Izquierda en Santa Fe

Altamira y un país que “se parece al de 2001”

Describe tasas caras “de un país en default”, alto déficit, deuda externa “oculta”, e interna con los bancos “y los ahorristas”. Y “lo peor: el Estado K contra los aumentos que obtienen los trabajadores”.

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27%. “El gobierno desató una crisis en las paritarias, al ajustar los salarios; hay gremios que lo aceptan y traicionan a sus bases; otros luchan”, dice Jorge Altamira.

Foto: Luis Cetraro

 

Luis Rodrigo

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Jorge Altamira es uno de los candidatos a presidente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. El líder del Partido Obrero describe un escenario más que difícil y advierte: “Nunca ha sido revolucionario pensar que cuanto peor, mejor; ése es un concepto que la derecha le ha cargado a la izquierda”, subraya (y recomienda leer “correctamente” a Lenin).

“Somos nosotros -insiste- quienes podemos evitar la catástrofe, eso es la izquierda. En Barcelona, una capital de Europa -es mucho más que Cataluña-, ganamos y es lo que ha ocurrido en Grecia, es porque se busca evitar la catástrofe”.

Para el dirigente, “hay dos polos” que explican la situación actual: una “crisis de las paritarias” y una situación “previa al colapso” que “se parece al país de 2001”.

Afirma que “el gobierno presiona a los trabajadores para que acepten firmar paritarias a la baja pero hay una reacción muy profunda, como la de los bancarios y los aceiteros, que muestran a un movimiento obrero con un vigor muy fuerte respecto de toda la década, con una huela indefinida”.

Por otra parte, “Scioli, el candidato a presidente K, quiere colocar un bono en el exterior pero se lo toman sólo al 13% anual. Para el mercado mundial, Argentina está en la categoría de default. O sea, el país está en default”.

Y sigue: “La deuda es muy elevada y el gobierno, desde enero de 2014, no da a conocer cuál es su estado... Yo la estimo en 280 mil millones de dólares. Son niveles de endeudamiento como los de la época de Menem, o más. Y hoy se contrae nueva deuda, a tasas caras”.

Recuerda que Mauricio Macri y Axel Kicillof, en Capital Federal y la administración nacional, “ya aceptaron colocarla al 9%, que también es una tasa de default: la normal está 2,5%, y para Alemania o Suiza, casi cero; a Bolivia que fiscalmente es sólida le cobran caro, 4%”.

El dilema del candidato K

“Creo que Scioli no puede aceptar tomar dinero al 13%; si lo hace prácticamente renuncia a su candidatura... Esa tasa es políticamente inviable, él es candidato a presidente y si acepta tasas usurarias destruye su candidatura. Y si no la acepta ¿cómo enfrenta la provincia de Buenos Aires su déficit?”, comenta.

A nivel nacional, “el Banco Central le debe a los bancos locales unos 400 mil millones de pesos, porque ha tomado préstamos para absorber moneda que emitió para financiar al gobierno. Eso es igual al 100% de todos los depósitos en todos los bancos. Y el que debe a los bancos locales es finalmente el gobierno... ¿Y si no puede pagarles? ¿quién le paga a los depositantes? Sin superávit no se puede pagar, salvo que emitan... Pero se ha emitido tanto que desatarían una hiperinflación, una inflación aún peor que la de hoy. Mire, se la hago cortita, estamos como en 2001 con la Convertibilidad”, inquieta.

Sensación en 12 cuotas

“Hay una sensación mayoritaria, pero muy errónea, de que estamos mejor que el año pasado. La gente ve cierto consumo, las 12 cuotas, que el dólar blue y piensa eso. Cuando se zanjó el conflicto entre Kicillof y Fábrega, por vías extraordinarias como es este endeudamiento tremendo, el gobierno logró frenar un colapso. En ese momento, se comenzó a sentir mejor frente a lo que se venía. Pero los números no se han resuelto y, en algún momento, el colapso se viene. La discusión electoral se concentra cada vez más en cuál va a ser el ajuste que van a aplicar Macri, Scioli o Massa, y no que no va a haber ajuste”, sostiene.

“Ellos -compara- van por el tarifazo y la devaluación; nosotros, por medidas contra los grandes intereses económicos que banquen la solución a los desequilibrios económicos graves que existen.

Huracán, Blatter y la tasa Libor

Altamira no tiene suerte, busca en Santa Fe hinchas de Boca para cargarlos por su triunfo ante un modesto equipo del interior de Mendoza (y por sus últimas desventuras), pero no es de River... es de Huracán. “En el fútbol soy oportunista; en política soy principista”, dice a contramano de las creencias que hoy gobiernan, más que al Estado, a la sociedad.

Concuerda con que el fútbol es hoy parte de una superestructura alienante, y observa: “Para que lo sea tiene que ser profundamente humano, el fútbol lo es, pero en ciertas condiciones se presenta de forma alienante”, reflexiona el “hincha fanático del Globito”.

Quiere hablar de “la noticia de hoy”. De Fifa, AFA, Conmebol y otras siglas (como la de Fútbol para Todos) cargadas de millones de dólares, y de vergüenzas. Pocos dirigentes políticos pueden darse el lujo de condenar “la mercantilización del deporte”, sin haber tenido que ver con ella, es decir, con la mercantilización en general.

“La corrupción es el desarrollo final de esa mercantilización, la primera llega en el momento en que se agota la segunda. Es que los protagonistas quieren seguir y seguir ganando a la misma velocidad. A la economía mundial le pasa lo mismo: el capitalismo surge y avanza, avanza, avanza pero en los últimos 25 ó 30 años se estancó la economía... no así las ganancias. Ahora, están en la Bolsa, en la especulación. A las fuerzas productivas las han desarrollado, eso ya está. Sigue la gigantesca timba de la Bolsa, unos se sacan a otros, y mucha gente va en cana: han multado por 6 mil millones de dólares a quienes manipulaban la tasa de referencia internacional, la tasa Libor”, para el Partido Obrero “el fraude bancario es congénito”.