La paternidad como motor para la escritura

La paternidad como  motor para la escritura

Jerónimo Rubino acaba de publicar su primer libro “Relatos para el desAmparo”, de Editorial Palabrava, que se vende los viernes junto al diario El Litoral. En la charla con Nosotros, el escritor rafaelino cuenta su experiencia como padre donde la ficción se cuela y se vuelca a los textos, el proceso creativo y los relatos que nacieron a la luz de la cotidianeidad.

 

TEXTOS. MILI LÓPEZ.

Amparo es una beba de más de un año y Jerónimo es un padre primerizo, y además, es profesor de historia, músico, redactor y escritor. Este primer año de vida de su hija fue un campo para el descubrimiento, para la reflexión, para la experimentación, para el aprendizaje, para el no sueño, para la simple idea de ser papá.

Existen muchísimas publicaciones sobre la paternidad (guías prácticas y otras yerbas), y se suman otras tantas si decimos maternidad. Lo novedoso es combinar este derrotero diario con la ficción y la literatura. Este hecho tan natural y a la vez complejo para la humanidad como es ser padre para el escritor rafaelino Jerónimo Rubino abre una compuerta hacia nuevos mundos donde el epicentro es la relación con su hija Amparo.

“Relatos para el desAmparo”, su primer libro, invita a convivir en una pequeña habitación junto a un padre, su hija y el mundo entero, todos apretados allí adentro. Este libro junto a “Otras vidas”, de Angélica Gorodischer, son parte de la Colección “Dos Ríos”, de Editorial Palabrava y que cuenta con la distribución del diario El Litoral (ver recuadro).

El libro fue producto de varios acontecimientos que desde la distancia parecen sincronizados, pero que se han engranado aleatoriamente. Jerónimo fue padre y al día siguiente cambió de trabajo, lo que le posibilitó tener la mañana libre y ser el encargado de cuidar a su beba, Amparo. “En medio de algunas situaciones domésticas comenzaron a surgir estos relatos que tienen como personajes principales a un padre y a una hija, que podemos ser mi hija y yo, o no. Publiqué alguno de estos relatos en Facebook y por la intermediación del escritor Santiago Alassia, llegaron a las editoras de Palabrava. De ahí al libro. El viaje no tuvo escalas. Los relatos surgieron en el medio del terremoto y de alguna forma avivaron ese cimbronazo”, explica Rubino.

Alcanza con abrir la puerta, hacerse un lugar entre la multitud, seguir las peripecias de un padre junto a su hija y descubrir que la paternidad es el acto más elemental de la sociedad y el más complejo de la vida.

ABRIR PUERTAS A LA IMAGINACIÓN

Entre las páginas de “Relatos para el desAmparo” habitan personajes regionales de barrios oblicuos junto a filósofos de la Grecia clásica, escenas notables del cine y músicos míticos del rock, legendarios videojuegos, hombres que llegan a la luna y mujeres exiliadas entre otros menesteres. El disparador de la paternidad abrió la puerta a una multitud de personajes que parecían inconexos hasta el momento de su comunión en los textos.

- ¿Cómo entra a jugar la ficción en el relato cotidiano de cuidar a tu hija, Amparo?

- La paternidad me permitió prestarle atención a cuestiones que hasta el momento jamás se me habían pasado por la cabeza. No hablo de las mamaderas, los pañales y demás yerbas. A esas cuestiones todos los imaginamos. Hablo de las cuestiones que se derivan de esto. Por ejemplo, es fácil imaginarse caminando en la noche tratando de dormir a un bebé en brazos, pero es una experiencia única ver a ese bebé desplomarse de sueño en nuestros brazos. Esas cosas no te las cuenta nadie. Los relatos tampoco se refieren a esas cosas, pero sí cuentan que quizás los adultos pudiéramos ir a un campo en donde hay robots gigantes que nos tienen en brazos como si fuéramos bebés y allí liberarnos de toda nuestra rutina, nuestro estrés, nuestra desconfianza, pudiendo soltarnos completamente en otros brazos. Si no hubiera tenido a mi hija Amparo en brazos, quizás jamás me hubiera dado cuenta de esto, y quizás la ficción del campo con robots jamás hubiera aparecido.

- ¿Cómo fue el proceso creativo?

- Como son las cosas cuando no se planifican: hermosas. Cuando no hay un plano, cuando no tengo que llegar a la fibra de tal personaje para desarrollar tal historia, o a tal situación para dar paso al final, el camino sólo es de exploración. Muchas veces, no digo siempre, pero muchas veces, la literatura puede pensarse como un hotel, en donde el escritor abre y abre puertas y luego las va cerrando una a una, hasta decidir qué hace con la última, si la cierra o no. Creo que en este caso, esta metáfora no funciona así. Me he paseado por todos los pisos abriendo puertas sin la presión de luego tener que cerrarlas.

- ¿Cómo surge la necesidad de incorporar fotografías intervenidas o fotomontajes?

- Algunos de estos relatos fueron publicados originalmente en Facebook. En esas publicaciones siempre sumaba un collage digital que realizaba sin mucha noción técnica. Estas composiciones completaban los relatos o aportaban detalles que permitían varias lecturas. Cuando el libro tomó forma, las editoras me propusieron que vaya acompañado de las imágenes, tal como las que había enviado con el borrador. A mí las imágenes me suman un valor testimonial muy especial, porque las fotos que allí se ven son las que fueron tomadas en el mismo momento en el que los relatos se escribían. También me permiten extender las historias más allá de las oraciones. Aparecen personajes pintados por Van Gogh, o Rosa Luxemburgo manejando un remís, entre otros elementos escondidos.

EL AFÁN DE CONECTAR

El libro agrupa veintiocho relatos que no exceden las dos páginas, donde el asombro es anfitrión que permite giros inesperados para historias reales, comunes, simples, que de repente se complejizan con el más sutil remate.

“El relato tiene esa cosa de espontaneidad, de inmediatez, que se corresponde con la forma en la que el libro fue escrito. A partir de una situación cotidiana, como por ejemplo albañiles trabajando en casa, surgía una idea, una imagen, como por ejemplo el videojuego Tetris. Y entonces empieza a funcionar eso que no comprendo muy bien cómo se da, pero que indudablemente me sucede, que es el afán de conectar: ¿Cómo unirme a mí que estoy cuidando a la nena, con los albañiles que están en casa, con el Tetris? Todo se dio en cuestión de minutos, sin planos, sin esquemas previos, y así se escribió. Después viene la corrección y el trabajo profundo con las palabras”, cuenta Rubino.

Además de esta historia del Tetris, se suma la aparición de Sigmund Freud en “Simón Floy”, el grupo de rock británico tiene su relato en “Led Zeppelin, indléz! y Winston Churchill le sugiere que “entibie siempre la mamadera, que los bebés la digieren mejor” en “El viejo Churchill”.

Estos personajes conocidos por todos se entremezclan con otros lugareños desconocidos que transitan las calles de Rafaela, con algunas historias de hace tiempo y otras cotidianas actuales. Hay una literatura regional que se hace presente. Lugares y personajes comunes: una laguna, una plaza, la oficina de correos, la remisera, la sobrina. Así, se suceden “La perla del Oeste” (típica denominación para la ciudad de Rafaela), “Remís”, “Prohibido meter la nariz”, “El oni”, entre otros.

“El cuerpo, la idea y la composición son productos de la efusividad, y creo que eso tiene más de relato que de cuento. Por supuesto que hoy los géneros tienen fronteras nebulosas, pero sigo escuchando los relatos con un cierto vértigo que no encuentro en otro género”.

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El escritor cuenta su experiencia como padre donde se cuela la ficción y se vuelca a los textos.

Mi primer libro

“Relatos para el desAmparo” es el primer libro de Jerónimo Rubino. La elección de las editoras fue por “la frescura de su prosa y su originalidad. En esta colección queremos introducir las distintas voces de la literatura santafesina, por eso la inclusión de noveles con su escritura actual, y por eso su procedencia, queremos publicar escritores del interior de la provincia”.

Dice Rubino: “Aunque la frase ya esté más estrellada que trillada, este libro fue un sueño hecho realidad. Un sueño que había dejado de soñar y que se presentó nuevamente frente a mí con la ferocidad de una cachetada. Escribo desde hace mucho, y como todo laburante de las letras pensé que el primer libro vendría con una gestión puramente personal. Buscar presupuestos, diseñadores, trámites, cajas y golpear puertas. Después el libro quedó relegado a otras necesidades, a otros rumbos. Cuando se diluyó la ilusión, aparecieron Patricia, Graciela y Alicia de Palabrava y acá estamos, conversando sobre mi primer libro. Un sueño después de un sueño”.

COMO DOS RÍOS DE PALABRAS

La editorial Palabrava, creada por las escritoras Alicia Barberis, Patricia Severín y Graciela Prieto Rey, surgió en enero de 2012 con un sueño: revalorizar el trabajo creativo, difundir la obra de autoras y autores de Santa Fe y multiplicar el deseo de leer.

Buscando que el libro llegue a todos los lectores, la editorial inauguró su camino de la mano de diario El Litoral, con la colección “Las cuatro estaciones de la palabra”, que ofreció ocho títulos de autoras y autores de la provincia a lo largo de dos años.

A partir de 2015, la nueva colección de Palabrava junto al diario El Litoral es “Dos Ríos”, que se concibió como una entrega anual de dos obras, con salida simultánea. En este caso, de una autora de amplia trayectoria: Angélica Gorodischer, de la ciudad de Rosario, y de un autor novel: Jerónimo Rubino, de la ciudad de Rafaela.

Dos energías, dos miradas, dos estilos, dos géneros, confluyen en estos “Dos Ríos” e invitan a navegar estos maravillosos y personales universos. Las portadas de los libros de esta nueva colección están engalanadas por artistas plásticos de Santa Fe. En el caso del libro de Angélica, pertenece a la artista plástica Nydia Andino. Y en el caso de Jerónimo, a Adolfo Previderé, de la ciudad de Rafaela.

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