Pulsos de la política provincial

El enigma Del Sel

Por Darío H. Schueri

A tan sólo dos semanas de las elecciones generales en la provincia de Santa Fe, la tensión política en los búnkeres de campaña de frentistas y peronistas aumenta de manera proporcional al nivel de intriga que genera la iridiscente figura del candidato del PRO, Miguel Torres del Sel.

Del Sel desconcierta a los politólogos y encuestadores y -por qué no- a la propia “sociedad sufragante”, que quiere saber “quién va a ganar”, como si de ellos no fuera la decisión. Del Sel pone a la política - y los políticos- en el banquillo y los interpela.

El candidato del PRO santafesino confronta la política agonal con la arquitectónica, en lugar de complementarlas, porque traza un boceto de campaña sencillo, emocional, casi rudimentario, sin propuestas elaboradas para “ganar las elecciones” (política agonal); pero precisamente al no dar a conocer con profundidad los criterios de sus propuestas, no se sabe cómo las llevará adelante (política arquitectónica).

Del Sel quema los manuales de los cientistas políticos. O, como les gusta decir a sus críticos: se aferra a los postulados básicos del “gurú” de Macri, el consultor Jaime Durán Barba, sobre cómo ganar una elección: ¿llorar en televisión forma parte del catecismo electoral de Durán Barba? Del Sel hizo el descargo apelando al mobbing descendente: “Fue una sensación de bronca por todos los ataques de todos los días, no puedo decir ni hacer porque estoy condenado. Y también (lloré) por todo lo que hacen con la gente, amenazándola de que Del Sel les va a bajar el sueldo -y agregó- los chicos de la EPE me vienen a decir que no me votan porque voy a privatizar la empresa”, sostuvo.

El ministro de Gobierno, Rubén Galassi, profundizó: “Detrás de una consigna atractiva elaborada por algún publicista de Buenos Aires puede esconderse la mayor burla y traición a los intereses que pretende representar esa frase”.

El gobernador Bonfatti también ahondó en las contradicciones: “Estamos en un momento donde se faranduliza la política y se descree de ella. Pero, paradójicamente, aquellos que no son de la política vienen a la política reivindicando la antipolítica”.

Del Sel se asombra de las miserias de la política cual “Principito” recién llegado a la Tierra, pero ya viene incursionando en la temática desde 2011 y con el máster de un par de años como diputado nacional (que quizás terminó de asquearlo). El problema es que lograr una alta adhesión popular en la creencia de que el candidato una vez que sea gobernante cambiará los paradigmas negativos, pone en plazo fijo al gobierno y acorta la luna de miel.

Volviendo al punto central: ¿por qué Del Sel llegaría a ganar las elecciones criticando el orden político establecido (“la vieja política”) y al frente de un partido que nunca gobernó en la provincia? (Reutemann, en 1991, jugó dentro del experimentado PJ; y el socialismo, en 2007, hacía más de una década que gobernaba la principal ciudad de la provincia, asociado con el radicalismo que administraba pueblos y ciudades). Las respuestas viran desde las políticamente más elaboradas hasta la más pueril: “Porque la gente se pudrió de los políticos y quiere un cambio”.

Entonces, para el imaginario de sus votantes, Del Sel vendría a ser la “cosa nueva” que cambiaría aquel vetusto “orden establecido” del cual hablábamos. Ciertamente, un giro copernicano que lo pone ante una responsabilidad extrema: ya no sólo de gestionar la cosa pública de acuerdo con las normas de administración, sino de cambiar modos y modelos de conducta política.

Por momentos pareciera que él mismo cae en la cuenta de que el fenómeno sociológico creado en torno de su candidatura lo agobia, y se exculpa: “Si estoy acá es porque la gente me puso en este lugar, si no estaría cómodamente en mi casa, o en mi campo, o actuando”. Nos recuerda al ex ministro de Duhalde, Roberto Lavagna, quien en los álgidos días de la crisis de 2002 solía decir cuando le criticaban alguna medida dura: “Ustedes me buscaron, yo estaba tranquilo como embajador extraordinario y plenipotenciario ante los organismos económicos internacionales en Bruselas”.

El encuestador rosarino Andrés Mautone realizó un sondeo luego de las Paso, trabajo que arrojó un resultado inquietante: de cada 10 rosarinos, 6 creían que Del Sel no estaba preparado para ser gobernador. A su vez, sólo 16 de cada 100 entendía que el ex Midachi tiene la formación suficiente para ir a la Casa Gris.

Mautone explicó que “la gente que acepta que Del Sel no está capacitado para gobernar pero igual lo apoya recuerda mucho la experiencia de Reutemann, planteando que el candidato del PRO puede conformar un buen equipo de trabajo que lo asesore”. Es gente que dice, “la verdad que no está capacitado, pero confiamos en que sus errores puedan suplirse con un grupo de colaborares que ejerzan el día a día de la gestión”. “Es muy común en los mayores de 50 años, citar el caso de Reutemann para justificarse e intentar darle coherencia a su voto”, señaló el encuestador y analista.

¿Cómo enfrentarlo entonces? Pareciera que aún los expertos del peronismo y el FPCyS no dieron con el talón de Aquiles del candidato del PRO. Por lo pronto aluden al “manual de marketing” de Durán Barba que Del Sel estaría siguiendo al pie de la letra.

Qué dicen las encuestas (que nadie muestra).

En las filas del socialismo aseguran que están “palo y palo”, con una base de 500 mil votos cada uno (el FPCyS y el PRO) y que el 14 de junio unas 150 a 200 mil personas decidirán si quieren la continuidad del gobierno del FPCyS, o el cambio.

Radicales y el peronismo apelan al “voto militado”; esto es, el “casa por casa” por parte de cada uno de los cientos de presidentes comunales, intendentes, concejales y de los actuales senadores y candidatos a serlo. Entre tanto, en el caso del FPCyS esperan que el socialismo recupere los votos perdidos en Rosario: “Si Del Sel no se escapa demasiado en Santa Fe capital, y el socialismo recupera en parte los niveles de adhesión históricos de Rosario, no podemos perder las elecciones”, se entusiasman los radicales.

La ninguneada del radical Jorge Boasso, candidato a vicegobernador de Del Sel, expidiendo el certificado de defunción al FPCyS para tratar de seducir al electorado radical, enardeció a los exitosos senadores radicales que se juramentaron hacerlo ganar a Miguel Lifschitz en cada uno de sus departamentos, con el propósito de escarmentar a su correligionario, de quien el diputado sureño Maximiliano Pullaro dijo que era un “marginal” del radicalismo.

Omar Perotti convocó a presidentes comunales, concejales e intendentes en esta capital y junto a la carismática y ascendente cuadro político Carina Rabollini, esposa del gobernador Scioli, les pidió militar el voto “junto a cada amigo, cada vecino, cada compañero”. Rabollini encendió los espíritus militantes y provincialistas revelando que tiene “especial interés en ésta mi provincia” y que “con Daniel queremos que Omar (Perotti) gobierne mi provincia”.

Perotti insiste con la enunciación de encuestas que le dan un “triple empate”, para no ser expulsado a otra órbita por la polarización Lifschitz - Del Sel, situación que lo arrojaría hacia el agujero negro del voto útil negativo. El candidato rafaelino no comparte la idea del voto “antipolítica” de Miguel del Sel: “casi el 70 por ciento votará a la política el 14 de junio”, justifica.

Los votos peronistas de Omar Perotti son gemas preciosas buscadas por el socialismo y el PRO para terminar de consolidar sus respectivas plataformas de lanzamiento hacia el decisivo sufragio independiente que consagrará al nuevo gobernador.

El PRO arremete con encuestas que lo ubican no menos de siete puntos arriba de su inmediato competidor. El FPCyS aporrea cálculos matemáticos mientras espera que la figura de Miguel Lifschitz se empariente de modo definitivo con lo que consideran una eficiente gestión de Antonio Bonfatti. Sostienen que en las Paso, la simbiosis Lifschitz - Bonfatti no se había consolidado lo suficiente ante la avasallante figura de Miguel del Sel.

Mientras tanto, la política nacional entró en una efervescencia inusitada, cuyas derivaciones nacionales no tardarán en llegar a la provincia de Santa Fe.