Diente de León

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Lucas Cejas

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Deseo que en el futuro puedas encontrar tu camino (yo, creo, voy a estar ahí para ayudarte). Deseo que aprendas de tus errores y que no cometas los míos. Deseo que sepas disfrutar la vida, beberla, saborearla, y que tengas un puñado de amigos.

Deseo que no te dejes vencer por el desaliento si algo no te sale como esperas. Que nunca renuncies a una vocación si es que encuentras la que te define. Deseo que nunca tengas que sentirte solo y, si es así, que comprendas ese estado que te toca atravesar y no arruines tu vida, hijo.

Deseo que, al menos, una vez cada tanto puedas observar una luna llena y saber que hay mucho más allá afuera. Que si alguien no te elige, deseo logres entender, no es por tus carencias sino por su derecho a no elegirte.

Deseo que adviertas oportunidades en lugar de pedirlas. Deseo que nunca, si acaso tiene validez esa palabra, renuncies a ser espontáneo por tener que agradar. Deseo que todos y cada uno de los días en que te toque vivir no dejes de sentirte un Quijote y que los molinos de viento no sean personas: tan sólo molinos de viento. Que ese viento sacuda cada órgano y cada músculo de tu cuerpo como una ola gigantesca en un mar salado de heridas. Deseo que sepas tomar aire y enfrentar la próxima ola que, quizá, sea más poderosa. Deseo que venzas con osadía y pierdas con clase, como dijo un bufón irreverente alguna vez.

Nunca vas a estar solo. Seremos amiguitos en los juegos y padre e hijo en las responsabilidades. Nunca permitiré que alguien te dañe sin haber tocado mi carne primero y, si eso llegara a ocurrir, ojalá supieses entender mi real dimensión.

Serás mi esperanza en la tormenta y la confirmación de que algunas batallas se ganan más con amor y respeto que con inmortalidad. Serás los ojos de mi padre y el alma y la sonrisa trunca de mi madre. Serás la madrugada insomne y febril y las tibias mañanas de otoño. Serás mi pánico irracional ante una caída tonta e inexorable. Serás el privilegio de la vida con la tristeza aparte.

Serás un futuro León ante la injusticia y un cachorro ante la ilusión de un nuevo juguete. Serás un principito criollo viajando cual diente de León y posarás tus pies en el planeta de la ternura. Creeremos en los superhéroes aunque más no sea por dos horas.

Y al verte reír mi alma será carente de toda ambición. Serás mi pequeña esperanza en la especie humana y mi duda más espesa. Y cuando suelte tu mano, sabrás que la vida es una sola y la paternidad una aventura que el tiempo no perdona.