De domingo a domingo

El “Siga... siga” y los contactos del fútbol con el populismo

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El “día histórico” en que se anunció el acuerdo de transmisión del fútbol de primera división por el canal público.

Foto: Archivo El Litoral

 

Por Hugo E. Grimaldi

(DyN)

El olor a podrido que partió desde las entrañas del fútbol mundial fue terrible, aunque todavía no se percibe cuánto pudo haber calado entre los argentinos, ya que lo nauseabundo no ha surgido esta vez de la siempre devaluada política.

Sin embargo, como hay evidentes vasos comunicantes es ineludible que la situación tenga sus inevitables correlatos en ese plano, especialmente asociada con la cercanía de los protagonistas centrales de la trama en el país con el gobierno nacional.

Pese a que son todas sospechas todavía, tan repugnante sofocón ha puesto en vidriera la corrupción, compuesta por elementos casi naturalizados por la idiosincrasia argentina: estructuras mafiosas, engaños y burlas a la Justicia, dádivas, prácticas clientelares y compra de voluntades.

La figura del caudillo sentado en su sillón, digitando todo y haciendo que todos le deban algo. Está claro que Julio Grondona, Torneos y Competencias (T&C) y el gobierno están tan indisolublemente unidos desde agosto de 2009 que es imposible escindirlos a la hora de poner la mirada local sobre el escándalo mundial desatado en torno a la Fifa, a partir de la grave acusación que impulsó la fiscal general de los Estados Unidos, Loretta Elizabeth Lynch.

De Olivos como central del fútbol

Antes que nada, es necesario puntualizar que en ese país decir que nadie es culpable “hasta que se demuestre lo contrario” no es sólo patrimonio de las películas, sino que es parte de un sistema que le ofrece a los sospechosos suficientes garantías de igualdad bajo el imperio de la ley. También hay que considerar que cuando los fiscales acusan a alguien es porque tienen pruebas bastante contundentes y no presunciones y que, en este caso, hubo varios “topos” que vendieron a todos los demás, a cambio de cierta inmunidad.

Para entender las diferencias con la Argentina hay que considerar también que el escalón que tiene el sistema judicial estadounidense es casi del carácter de un bien social, debido a la noción que tienen los ciudadanos de ese país sobre la protección que conlleva que esa justicia sea “para todos”.

Esta última no es una referencia menor a la hora de abordar los evidentes coletazos políticos que tiene en la Argentina el caso Fifa y para pararse desde el análisis en un lugar bien diferente a la ya arraigada concepción local de crucificar de inmediato a cualquier acusado, tema en la que el periodismo no puede hacerse tampoco el distraído. Entonces, no hay culpables hasta ahora y se los presume inocentes, pero mientras Don Julio está muerto y los presuntos pagadores de coimas, el CEO de Torneos, Alejandro Burzaco y sus socios de Full Play, Hugo y Mariano Jinkis lucían prófugos hasta las últimas horas, de los tres protagonistas centrales de la historia en la Argentina y en tiempos electorales, nada menos, el gobierno es hasta ahora el más afectado políticamente, ya que el manejo del fútbol tiene su consola central en Olivos.

Ahora la Afip parece activa

De allí que, con reflejos bien aceitados, varios organismos nacionales hayan salido casi de inmediato a mostrarse activos administrativa (IGJ) y judicialmente (Afip) contra Torneos, su socio en el Fútbol para Todos, mientras sus voceros se dedicaban a revolear responsabilidades hacia terceros y a confundir mediáticamente intentando pegar al Grupo Clarín con T&C, con quien sólo comparte una señal de cable del mismo nombre, aunque nada que haga a los derechos, ni a la producción ni a la comercialización del fútbol.

Igualmente, tanta enjundia ha caído en saco roto, ya que apenas se enlazan fechas y situaciones se demuestra cabalmente el grado de cercanía que hubo (y que hay) entre las autoridades más altas del país, Grondona y Torneos. Y eso permite suponer que, en la medida en que hacia el futuro haya revelaciones o confesiones interesadas de algunos protagonistas que quieran salvar su propio pellejo, tal como lo prevé la Justicia estadounidense, el escándalo puede crecer muchísimo más a nivel político.

El gran problema para algunos podría ser si dijeran de dónde salieron los fondos que los acusan haber pagado y sobre todo si era plata negra. Seguramente, de todo esto que puede caerle hacia el futuro si la trama se abre demasiado se quiso curar en salud el gobierno. Lo que no debería hacer es tratar de tapar el sol con las manos hacia atrás, porque con los archivos no se puede. El rastreo comienza el 20 de agosto de 2009, cuando se celebró la boda. Esa tarde, ante unos 800 asistentes ubicados en una carpa montada en el predio de la AFA en Ezeiza se anunció con bombos y platillos que el Estado le iba a pagar a la AFA 600 millones de pesos al año por la televisación del fútbol, que se iba a emitir desde ese momento por canales de aire de todo el país y sin costo para los televidentes.

El día histórico de la presidente

Los nuevos socios hablaron al unísono de “día histórico”. La ocasión se recuerda especialmente porque fue la presidente Cristina Fernández quien, por cadena nacional y flanqueada por Grondona y Diego Maradona, habló del “secuestro de los goles”. También arriesgó que el gobierno “confiaba” en que podría “obtener ganancias más altas a las previstas para la primera parte de la relación” y hasta se animó a pronosticar que “de ese excedente, 50 por ciento irá a las arcas de la AFA y la otra mitad se utilizará para fomentar el deporte olímpico”.

Ese día, olvidando viejas diatribas contra la televisación porque le sacaba espectadores a las canchas, Grondona usó la expresión “nuevo orden” aplicada al fútbol, un fallido populista que le sirvió para alabar la “sensibilidad” del gobierno, debido a la tan promocionada e inexistente gratuidad televisiva.

En febrero del año pasado, a horas de comienzo del nuevo campeonato, el gobierno interesó a Marcelo Tinelli para que haga un refresh de FpT. Más allá de los cambios estéticos que proponía, el conductor llevó a la Casa Rosada también junto a Torneos, un proyecto que incluía la salida de algunos periodistas militantes y el ingreso de otros profesionales, para darle un tono más plural a las transmisiones, ideas que en principio fueron avaladas por Capitanich y el secretario Carlos Zannini, sostenedor por esos días del ahora prófugo Burzaco.

Las crónicas cuentan que fue la presidente en persona, probablemente impulsada por su hijo Máximo y La Cámpora, quien le bajó el pulgar a Tinelli y así los cambios quedaron en la nada. Entre esos pases de factura, inclusive se pudo saber que fueron muchas las recriminaciones presidenciales por haberle pagado a T&C por los derechos del Mundial, ya que se consideró que la AFA podía haberlos cedido gratuitamente.

A todo esto deben sumársele los fondos destinados al programa Fútbol para Todos que salen de los impuestos y que han crecido exponencialmente año tras año, tanto que está siendo investigado por la Justicia. Podría ocurrir que como el fútbol es el deporte más amado por los argentinos toda esta situación límite que por ahora ha logrado conmover a la gente desde lo fétido, sirva como ejemplo para ayudar a quebrar cierta tolerancia social ante cuestiones más institucionales. No se sabe todavía, pero quizás, la fiscal Lynch ha logrado abrir también aquí, sin quererlo, una esperanzante caja de Pandora.

Está claro que Julio Grondona, Torneos y Competencias y el gobierno están tan indisolublemente unidos desde agosto de 2009 que es imposible escindirlos.

Los nuevos socios hablaron al unísono de “día histórico”. La ocasión se recuerda especialmente porque fue la presidente quien, por cadena nacional y flanqueada por Grondona y Diego Maradona, habló del “secuestro de los goles”.