editorial

  • Con la consigna “Ni una Menos”, mañana habrá concentraciones en todo el país para alertar sobre la gravedad de este flagelo.

Para frenar a la violencia de género

 

El brutal crimen de Chiara Páez, la adolescente de 14 años asesinada por su novio de 16 en la localidad de Rufino, desencadenó una reacción inmediata de la que se hicieron eco mujeres y hombres de todas las representaciones sociales. A través de las redes sociales y a instancias de periodistas y activistas, se puso en marcha una convocatoria que, con la consigna “Ni una menos”, se concretará mañana a las 17 frente al Congreso Nacional, y en calles y plazas de prácticamente todo el país. En la capital santafesina el lugar elegido es la Plaza 25 de Mayo.

En todos los casos la consigna es la misma: llamar la atención sobre la gravedad de la problemática de violencia de género y exigir el cumplimiento de las leyes, con la correspondiente asignación de recursos para que éstas tengan efectiva vigencia.

En los últimos años, el término femicidio y lo que éste involucra se volvió habitual en el discurso social, político y mediático, tanto porque los asesinatos de mujeres por su condición de género pasaron a ser noticia frecuente, como por la reforma del Código Penal que a finales de 2012 incorporó esta figura como agravante.

En nuestro país el tema es de indiscutible gravedad: entre 2008 y 2014 se registraron 1.808 casos. El dato surge del relevamiento que realiza la ONG La Casa del Encuentro a través del observatorio que lleva el nombre de Adriana Marisel Zambrano, una joven jujeña que fue asesinada a golpes de puños y patadas. El mismo estudio revela que, en el mismo período, 2.196 hijos e hijas quedaron sin madre por esta razón, y que muchos de ellos eran menores de edad.

Ante la falta de estadísticas oficiales, son las únicas cifras con las que se cuenta. Precisamente, la elaboración de un registro sobre violencia hacia las mujeres y un índice de femicidios es otro de los planteos que se escucharán el miércoles, además de la incorporación de la temática en las currículas educativas.

Es probable que el aspecto cultural sea uno de los más complejos de abordar: se trata de remontar décadas de discursos y acciones que, lejos de promover la igualdad de géneros y la aceptación de las diferencias, fortalecieron estereotipos que no benefician ni a unos ni a otras. En este punto, los medios de comunicación y, en particular, la publicidad -que sostiene para la mujer un rol pasivo y doméstico, o directamente como un mero objeto sexual, ambos bien distantes de la realidad- tienen mucho que cambiar todavía.

Por otra parte y si bien se fue modificando el enfoque informativo sobre esta verdadera tragedia, queda mucho por mejorar en el tratamiento de las noticias relacionadas con violencia de género, sobre todo para desterrar prácticas altamente reprochables como las de cuestionar hábitos y hasta la forma de vestir de las víctimas casi como una justificación del delito.

La movilización anunciada para el miércoles, que tuvo una réplica en todo el territorio nacional con ciudades y pueblos que adhirieron de manera inmediata, legislaturas que declararon a las actividades de interés público, centros educativos que aseguraron su apoyo y su presencia, y representantes de todo el arco político que adhirieron con su imagen a la convocatoria, tiene que representar, más que un llamado de atención, un llamado a la acción y al compromiso concreto para poner fin a este verdadero flagelo de nuestra conflictiva época.

Entre 2008 y 2014 se registraron 1.808 femicidios en la Argentina. En ese período 2.196 hijos e hijas quedaron sin madre por esta razón; muchos eran menores de edad.