Llamado del presidente Poroschenko

La economía de Ucrania enfrenta el colapso

Andreas Stein

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dpa

Al presidente de Ucrania, Petro Poroschenko se le notaba el optimismo calculado. “Inviertan por favor en nuestro país”, dijo casi rogando el jefe de estado en un encuentro en Kiev con inversores occidentales.

Pero la reacción era comedida, pues las perspectivas de réditos son más bien sombrías. La guerra en el este del país y la profunda crisis estructural, además de la falta de reformas, están desangrando al segundo país más grande de Europa.

Hace un año, los ucranianos eligieron a Poroshenko con muchas esperanzas. Se esperaba que el empresario del chocolate supiese manejar la economía. Pero hasta la fecha no ha podido detener el colapso de la ex república soviética.

Los datos muestran una amarga realidad. La economía cayó en el primer trimestre un 17,6 %. Para el conjunto del año, el FMI estima un una caída del nueve por ciento. Los salarios del Estado y el salario mínimo están congelados desde hace un año. Las rentas extraordinarias u otras prestaciones han sido canceladas. El desempleo no deja de crecer. Muchas empresas están paralizadas desde hace meses o no pagan a sus empleados.

Por las nubes

Y tras la fuerte subida del precio de la energía y la devaluación, cerca de un 60 por ciento, de la moneda local, la grivna, la tasa de inflación en abril llegó al 60,9. Tan sólo la tarifa del gas se ha multiplicado por nueve en el plazo de un año.

Aunque el gobierno en Kiev lo niega de forma vehemente, los expertos están seguros de que Ucrania se encamina hacia la bancarrota. Según el jefe de gobierno Arseni Yatseniuk, el país tiene que pagar en los próximos cuatro años más de 30.000 millones de dólares (27.000 millones de euros) en concepto de deuda externa.

A ello se suman otros 17.000 millónes de dólares de deuda interna. El gobierno se encuentra con la espalda contra la pared desde hace tiempo. “Del bolsillo de los ucranianos no se podrá pagar todo eso”, admite Yatseniuk, quien pide concesiones a los acreedores.

El último salvavidas para evitar la bancarrota sería dinero fresco del FMI, señalan los economistas en Kiev. El gobierno espera también conseguir otros 1.700 millones de dólares de un programa estadounidense de ayuda de 17.500 millones de dólares. Pero antes de realizar nuevos pagos, el FMI exige un acuerdo con los acreedores. El 15 de junio expira el plazo.

Ucrania negocia desde hace semanas con los acreedores internacionales sin éxito sobre una restructuración de la deuda. Kiev exige al menos que se condene una parte, pero los propietarios de los títulos se resisten. Y ahora el país recurre a una iniciativa no exenta de polémica. Una ley que firmó Poroshenko hace unos días permite al gobierno suspender el pago de la deuda externa.

La ley avivará muchas negociaciones, dijo la ministra de Finanzas Natalia Yaresko. Rusia, uno de los principales acreedores del país, teme por sus millones y está indignado.

En 2013, Rusia concedió al entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, 3.000 millones de dólares en créditos con el objetivo de mejorar su posición interna con “buenas obras”.

Unos meses después, Yanukovich fue derrotado y ahora Moscú exige la devolución del dinero antes de fin de año. El próximo pago de intereses, más de 75 millones de dólares, es el 20 de junio.

En vista del apoyo ruso a los separatistas en el este de Ucrania y la anexión de la península de Crimea, nadie en Kiev cree que se vaya a llegar a un compromiso rápido. Pero la cúpula en Moscú necesita urgentemente dinero por la grave crisis que atraviesa Rusia.

Pero todavía queda algo de esperanza. En el último balance del FMI, la organización señala que existe una pequeña estabilización de la situación. La caída del valor de la divisa se ha detenido. Las reservas de moneda han aumentado de más de 4.000 a casi 10.000 millones de dólares. las cuentas del Estado arrojaron en los primeros cuatro meses un superávit de 360 millones de euros.