Un Tate desconocido...

Como turco en la neblina

  • A tono con esa niebla que cubrió Buenos Aires y La Plata durante casi todo el día, cerrando incluso Aeroparque, Unión fue un equipo extrañamente perdido en la cancha y que jugó su peor partido del torneo.
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Caras que lo dicen todo Nacho Malcorra, Guerra y más atrás Fabro, tratando de buscar explicaciones de una actuación desteñida y con una escasez de recursos alarmante de Unión. Foto: DyN

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a La Plata)

Si el fútbol fuese algo lineal y lógico, no sería fútbol. O en todo caso, no despertaría la pasión y esa incertidumbre tan particular que surge sólo por el simple hecho de que uno, al afrontar un partido, sabe que está ingresando en el “mundo de lo desconocido”. Frases como “en la cancha somos 11 contra 11” o “los rivales tienen dos pies y una cabeza como nosotros”, son muy utilizados, sobre todo por aquéllos entrenadores que intentan minimizar, desde la palabra, las diferencias que pueden existir si se apunta a lo potencial.

No se quiere decir con esto, de ninguna manera, que Unión jugó ayer ante un rival muy superior; quiere decir que lo que pasó sorprende y no puntualmente porque Unión halla perdido el partido. Era, a priori, un cruce complicado y un rival que, desde el repunte que había tenido en los siete partidos anteriores, se presentaba como difícil. Pero lo que resulta muy extraño de digerir es la manera en la que Unión perdió: los cinco goles, la flojísima actuación de la defensa, los rendimientos individuales por debajo de su nivel y la manera en que el rival lo superó.

Nadie en este torneo lo había superado de esta manera a Unión. Por allí lo de Newell’s había sido parecido, pero de una manera tan contundente, precipitada y exagerada como esto de Gimnasia. Cinco goles que ni siquiera se pueden excusar en la expulsión discutible de Leo Sánchez, porque en ese momento —iban 19 minutos—, el equipo ya perdía 2 a 0 y no podía contener el aluvión en que se había convertido el rival.

Paciente, Madelón esperó hasta el final del primer tiempo para hacer un cambio que se caía de maduro aunque no solucionó casi nada: el ingreso de Avendaño. Cuando lo echaron a Sánchez, Martínez se fue a jugar a la zaga y el equipo quedó con Montero de “5” y tres volantes. Si la idea era sacar uno del medio y mantener los dos puntas arriba (perdía 2 a 0 y todavía había alguna remota esperanza en el horizonte), ¿por qué no colocar a Avendaño ya desde el primer tiempo y que Martínez juegue en la posición que conoce y más le puede aportar al equipo?. Leo prefirió esperar para ver de qué manera se acomodaba el equipo, pero cuando decidió el cambio ya tenía otro gol más en su contra y debía salir a remontar un 0-3 con un jugador menos, algo imposible de conseguir.

No sólo jugó mal Unión, sino que hubo un partido brillante de Gimnasia, sobre todo en el primer tiempo. Hubo jugadores imparables y en un nivel estupendo, como Ignacio Fernández, Jorge Rojas y Meza. Los problemas de Unión se instalaron en todos los sectores de la cancha. Por los laterales, Brítez y Zurbriggen se encontraron con tremendas dificultades, casi en un nivel desconocido para, por ejemplo, un jugador parejo en este campeonato como Zurbriggen, quien generalmente no desentonó. Y en el medio, la voracidad de Gimnasia para apretar y recuperar la pelota en el terreno rival haciendo gala de un despliegue físico notable, hizo que un mediocampo generalmente impetuoso como el de Unión, tuviese muchos problemas tácticos, físicos y futbolísticos para imponerse.

En ese panorama, un Guerra sin ritmo competitivo —no jugaba como titular desde el año pasado— quedó fuera de foco. ¿Hubiese cambiado algo con Triverio?, nadie lo sabe. Son jugadores diferentes, pero salvo alguna específica excepción, cuesta creer que un jugador pueda cambiar tantas cosas. Es obvio que la movilidad de Guerra, en este momento, no es la misma que la de Triverio. Pero este fue un detalle más dentro de un panorama muy oscuro y en el que nadie respondió de acuerdo a antecedentes y circunstancias.

La goleada no puede desmerecer la aceptable campaña, pero en algún punto la empaña. Cualquiera puede tener un mal partido, pero acá llama la atención que ningún atributo haya aparecido para neutralizar semejante catarata de situaciones adversas. Contra Quilmes, a Unión también le marcaron un gol en el arranque del partido; pero luego tuvo ideas y respuestas para darle un giro rotundo a la situación y ganar de visitante.

Esos destellos del final, con un Gimnasia que bajó dos cambios en todo el segundo tiempo pero siguió llegando al gol cuando se lo propuso y un Unión que tuvo a Gamba y a Martínez fundiéndose arriba y en el medio, corriendo y luchando ante la superioridad numérica y de calidad del rival, fue el fiel reflejo de un partido en el que, extrañamente, Unión dio una imagen de inferioridad que cuesta creer en un equipo que se había destacado por la convicción y seguridad para afrontar todos los partidos de igual a igual, sea quién sea el que se le ponga enfrente.

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Lo dejaron a Gamba

Lucas Gamba fue el único que con empeño y amor propio, jugó al llanero solitario. Metió su quinto gol en el torneo y tiene un promedio de uno cada tres. No está mal. Foto: DyN

síntesis

Gimnasia 5

Unión 2

Cancha: Gimnasia y Esgrima La Plata.

Arbitro: Fernando Espinoza.

Gimnasia: Navarro; Bonifacio, Barsotini, Oliver Benítez y Oreja; Alvaro Fernández, Brum e Ignacio Fernández; Rojas, Mazzola y Meza. Estuvieron en el banco: Guanini, Jáuregui, Mendoza y Contreras. D.T.: Pedro Troglio.

Unión: Nereo Fernández; Brítez, García Guerreño, Leonardo Sánchez y Zurbriggen; Fabro, Montero, Martínez y Malcorra; Gamba y Guerra. A.S.: Castro. Estuvieron en el banco: Cardozo, Mauro Pitton y Soldano. D.T.: Leonardo Carol Madelón.

Goles: en el primer tiempo, a los 18 segundos Ignacio Fernández (G); a los 17 m Alvaro Fernández (I) y a los 41 m Rojas (G). En el complemento, a los 5 m Gamba (U); a los 23 m Meza (G); a los 29 m Ellacopulos (U) y a los 35 m Rojas (G).

Cambios: en el primer tiempo, a los 10 m Bonnin (G) por Navarro. En el complemento, al empezar, Avendaño (U) por Fabro y Ellacopulos (U) por Guerra; a los 21 m Rivas (U) por Montero; a los 27 m Pouso (G) por Brum y a los 32 m Vegetti (G) por Mazzola.

Incidencias: en el primer tiempo, a los 19 m fue expulsado con roja directa Leo Sánchez (U).

Amonestados: en Unión, Nereo Fernández, Britez, Avendaño y Guerra.

 

El más rápido del torneo

El de ayer, a los 18 segundos de iniciado el partido, fue el gol más rápido de este torneo hasta el momento. Movió Gimnasia, hubo un envío largo que rechazó Sánchez, la pelota volvió al campo de Unión y Montero intentó abrir la pelota para Malcorra pero con una imprecisión que capitalizó Brum para darle la pelota a Ignacio Fernández, quien recibió a espaldas de los volantes, encaró a Leo Sánchez y definió con total tranquilidad ante la salida de Nereo Fernández, quien alcanzó a manotear la pelota.

Justamente, el gol más rápido de la historia del fútbol argentino se produjo en la cancha de Gimnasia, en el Metropolitano de 1979. Fue el gol de Carlos Dantón Sepaccquercia a Borzi, a los 5 segundos de iniciado el partido entre Gimnasia y Huracán, jugado el 18 de marzo de 1979. El encuentro finalizó 1 a 1, porque luego Carlos Babington igualó y puso cifras definitivas al partido. A Sepaccquercia le tocaron la pelota y remató desde la mitad de la cancha, observando el adelantamiento de Borzi con las viejas y recordadas pelotas Pintier —mucho más lentas que las actuales—, marcando el gol que todavía se mantiene como el record en nuestro país.

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Lo que puede la impotencia

Claudio Guerra es un jugador técnicamente bien dotado, inteligente y no exento de calidad. No es un “picapiedra” que vaya a derribar a un rival como lo hizo con Ignacio Fernández, una de las grandes figuras del partido. Foto: DyN

Bajo la lupa

NEREO FERNÁNDEZ (4).- Si bien tuvo alguna que otra atajada, no la pasó bien y recibió cinco goles. En algunas pelotas cruzadas no se animó a salir a cortarlas.

BRÍTEZ (4).- Con amor propio, en el 2do tiempo, trató de suplir todo lo mal que hizo cuando marcó. Fue superado permanentemente en el primer tiempo por Meza.

GARCÍA GUERREÑO (3).- Lento, falto de recursos, desubicado y superado en todos los aspectos. Jugó, como el equipo, el peor partido.

LEO SÁNCHEZ (4).- Otro que pareció desconocido. Ya arrancó mal desde la primera jugada y no se pudo recuperar. Quizás el árbitro se apresuró para expulsarlo.

ZURBRIGGEN (4).- Permeable, desubicado y propenso a que Ignacio Fernández o Rojas lo superasen.

FABRO (3).- Ningún aporte, ni a la hora de jugar ni a la de marcar. Venía mejorando en su nivel más allá de que entraba un ratito y por eso Madelón le confió la titularidad. Partido olvidable.

MARTÍNEZ (4).- Obligado a retroceder durante buena parte del primer tiempo a jugar de zaguero, se fue fundiendo de a poco porque intentó ser el abanderado de una recuperación que jamás se dio.

MONTERO (4).- Apenas algún aporte de empeño, voluntad y sacrificio, pero sin seguridad para defender la pelota ni aportar claridad.

MALCORRA (5).- Sólo algunos pincelazos, como el centro que le puso a la cabeza de Gamba en el primer gol de Unión o el remate que Bonnin dio rebote y Ellacopulos convirtió.

GUERRA (3).- Se dio un partido totalmente a la inversa de sus posibilidades. Estuvo cerca al minuto de empatar. Después, perdió siempre, fue anticipado y se lo notó falto de ritmo.

GAMBA (5).- Jugó todo el partido como un llanero solitario. Marcó un gol y fue el jugador más rescatable que tuvo el equipo.

AVENDAÑO (3).- Le costó entrar y adaptarse a un partido que Unión ya perdía por tres goles. Siempre había rendido, menos anoche.

ELLACOPULOS (4).- Capitalizó un rebote pero no aportó mucho a la hora de jugar. Apenas el valor del gol, que de nada sirvió.

RIVAS (4).- Estaba 3 a 1 cuando entró, pero fue algo ficticio porque Unión jamás se acercó al milagro.