al margen de la crónica

Cinturones de castidad para hombres

En el escaparate de una céntrica tienda de Nairobi, un maniquí desnudo luce un caparazón metálico que encierra sus genitales bajo llave: es el polémico cinturón de castidad para hombres que se ha empezado a comercializar con el pretexto de proteger a los kenianos de sus mujeres.

Este calzoncillo de hierro que se cierra con un candado de “extrema seguridad”, encontró su sitio en las vidrieras tras conocerse el caso de una mujer en Nyeri que le había cortado el pene a su marido como venganza por una infidelidad.

El incidente inspiró al propietario de este establecimiento que, con unas cuantas chapas de metal y un gran candado, encontró un sistema para proteger los genitales masculinos contra posibles arrebatos violentos de sus esposas.

“Después de los incidentes ocurridos en Nyeri buscamos algo como esto. Ya sabes que la prevención es mejor que la cura”, cuenta Kelvin Omondi, trabajador de este establecimiento situado en Koinange Street, en pleno centro de la capital keniana.

Por ahora, sólo unas ocho personas se han acercado a la tienda para interesarse por este curioso artilugio que por unos 10 euros se confecciona a medida del cliente, aunque no ha dejado indiferente a los transeúntes, que se quedan boquiabiertos y observan atónitos este artilugio que parece sacado de la Edad Media.

Según el mito, estos cinturones tuvieron su origen cuando los maridos obligaban a sus esposas a llevarlos mientras ellos luchaban en la guerra -o simplemente se ausentaban por un largo tiempo- para evitar infidelidades sexuales.