La importancia de un sector

10 años de Campolitoral

Hace 10 años poníamos en marcha este suplemento con el objetivo de acercar el conocimiento de la problemática agropecuaria a la comunidad urbana, en gran medida desvinculada por razones laborales, culturales, sociales, políticas y económicas del cúmulo de cuestiones que determinan el marco de la producción agropecuaria.

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Reencuentro. El Dr. Néstor Víttori junto a su amigo de la infancia Octavio Caraballo, titular de Estancia Las Lilas. Fue en junio de 2005, cuando Campolitoral daba sus primero pasos.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Néstor Vittori

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Durante muchos años la visión de la ciudad respecto del campo, fue la de un sector dominado por el primitivismo y el atraso, frente al progreso y la modernidad representado por la cultura industrial de masas. Esta visión es en gran medida herencia cultural de la revolución industrial, productora de bienes escasos y costosos, frente a la multiplicidad y cantidad de la producción primaria que determinó durante décadas, una pérdida de valor relativo de los bienes primarios, frente a los productos industriales.

Es cierto que subsisten comunidades agrícolas sumamente atrasadas, la mayoría de ellas ligadas al fundamentalismo religioso, pero no es menos cierto que la explosión demográfica mundial,y el impacto tecnológico en la producción de bienes y servicios (que a consecuencia de ello se han abaratado notablemente), han colocado a las producciones primarias en la condición de bienes escasos, revirtiendo en su favor los términos de intercambio, devolviéndole este modo a las materias primas un rol determinante en la economía mundial.

En los próximos 30 años, conforme a los pronósticos de crecimiento de la población mundial, es menester aumentar la producción de alimentos en un 50 %, no alcanzando la expansión de las tierras de cultivo a cubrir dichos requerimientos.

Consecuentemente con ello, se deberá profundizar la integración tecnológica de todos los componentes que intervienen en la producción, y esto tiene que ver con cada industria específica, pero también con industrias conexas, como la agroquímica, la genética y la biotecnología, con la industria agromecánica, con la informática, con la electrónica, con la educación especializada, y muchos otros sectores que interactúan con la producción.

Pero además de todo esto va a ser necesario superar la versión económica clásica del juego de la oferta y la demanda, para entender la complejidad del cluster agroindustrial, y la necesidad de sustituir el concepto de competencia entre los actores por el concepto de cooperación, desarrollando en profundidad la teoría de las “Cadenas de Valor” como camino para resolver el famoso “dilema del prisionero” que caracteriza a la economía clásica, y que en una economía integrada por los distintos sectores que concurren, le hacen perder eficacia.

Nuestra apuesta, ha sido la de poder aportar desde esta tribuna la información y la opinión que sirva a esos objetivos, en la convicción de que ese es el camino que debe recorrer, sin prejuicios, nuestra Argentina, para superar los obstáculos que nos postergan y que son muchos.