Viña, entre el fútbol y la mística de ese festival que no perdona

Viña, entre el fútbol y la mística de ese festival que no perdona

El Litoral en el puerto de Valparaiso con las aves que merodean el lugar.

Quinta Vergara, Reñaca, el puerto de Valparaiso, los “ómnibus” que son taxis y un estadio con una belleza muy particular son mojones de una ciudad que abre sus brazos al océano y a todos los que quieran maravillarse con su indisimulable belleza.

 

TEXTO Y FOTOS. ENRIQUE CRUZ (H), ENVIADO ESPECIAL A VIÑA DEL MAR, CHILE.

Viña del Mar es la ciudad por excelencia a la hora de hablar de turismo. “Acá vienen muchos argentinos y quiero decirle algo: nosotros creemos mucho en los argentinos, los preferimos”, dice con inconfundible tono chileno el hombre que maneja el “ómnibus”, que no es otra cosa que un taxi que realiza un recorrido como si fuese el del “bondi” y que levanta pasajeros hasta completar los cuatro lugares disponibles, por un módico precio que se va modificando, pero que no supera los 1.000 pesos chilenos por cabeza, en un recorrido largo, o sea unos 20 pesos nuestros, aproximadamente.

Viña del Mar es la ciudad del Festival Internacional de la canción, el más importante de Lationamérica y uno de los más trascendentes del mundo. Se realiza desde 1960 en un anfiteatro ubicado en plena Quinta Vergara, en un primer momento con estructuras de madera en el sector de tribuna y que luego se fue agrandando, hasta llegar a lo que es en la actualidad: un hermoso lugar que se asemeja a lo que en Los Angeles es el Hollywood Bowl, el escenario de los históricos conciertos de Los Beatles quienes, entre 1964 y 1965, grabaron su disco en vivo con aquellas legendarias actuaciones.

Pisaron el escenario de Viña, artistas de diversa naturaleza. Desde Plácido Domingo, pasando por Sting, The Police, Soda Stereo, Gustavo Ceratti, hasta el mismo Katunga, en su esplendor en la década del ‘70 con aquellos ritmos tan populares y pegadizos. Se realiza en febrero, por lo cual vacacionar a esa altura del año es un poco más caro sólo por la presencia del Festival de la Canción, a pesar de que al anfiteatro entran algo más de 20.000 personas. Cuentan los lugareños que el Festival de Viña catapulta o entierra, casi sin término medio. Las antorchas de oro y de plata, más la Gaviota de oro y de plata son los premios que todos los que acuden a este Festival pretenden conseguir. En el último, brillaron en su escenario figuras de la talla de Ricardo Arjona, Luis Fonsi, Vicentico, Romeo Santos y Yandel, entre otros.

LA QUINTA VERGARA

Conocida como la “Ciudad Jardín”, Viña del Mar tiene uno de los balnearios más reconocidos de América Latina. La Quinta Vergara -apellido del fundador de la ciudad- es uno de los parques más hermosos de Chile y se destaca por sus variadas especies de árboles y plantas exóticas traídas de diferentes países, y árboles autóctonos de Chile. Se puede ver, por ejemplo, un añoso árbol de cuyas raíces nace otro árbol, y así sucesivamente, entre lo extravagante, lo raro y lo sorprendente. El Palacio Vergara está situado en su interior, allí funciona el Museo de Bellas Artes y está en peligro de derrumbe como se puede observar en las fotos que grafican esta nota.

Otro lugar muy especial es el que, para los futboleros, más atracción despierta: el lugar en el que está emplazado el estadio. La zona es Laguna Sausalito y el estadio, donde hace las veces de local el Everton, lleva el mismo nombre. La laguna es artificial y fue construida en una época en la que la escasez de agua hacía peligrar las viñas. Tiene una belleza sin par, con sectores parecidos al Parque Independencia de Rosario, al Parque Urquiza entrerriano y también a nuestro Parque Sur, sobre todo por la laguna.

REÑACA Y UN PUERTO CON HISTORIA

Claro que a la hora de hablar de Viña del Mar, hay que hacerlo mencionando sus playas. Y en este aspecto, se destaca Reñaca. Es el balneario más famoso, comprende 1,3 kilómetros de playa bordeada por una hermosa costanera y lugar de reunión de jóvenes y visitantes en la apuesta nocturna infaltable en esta ciudad. Esa zona y la del casino son los principales puntos de diversión, ambos ubicados sobre el sector de la costa. Reñaca es una versión muy similar a la de la bahía Varese de Mar del Plata, casi un calco de ese paseo y playa tan especial y destacado que tiene la Feliz.

Un paseo en mateo, la visita al Puerto de Valparaiso del que San Martín partió en su gesta libertadora de Argentina, Chile y Perú, una buena caminata por la avenida Libertad y el aprovechamiento de los increíbles precios de la ropa y los artículos electrónicos, son aspectos que cualquier visitante a Viña del Mar tiene, al menos, que anotar en su listado de viajero. Se puede comprar una muy buena y abrigada campera por 29.000 chilenos (unos 50 dólares) o zapatillas de marca que también orillan el 30 o 40 por ciento menos del valor que tienen en nuestro país. Los perfumes también son una tentación, por lo cual este país parece haberse convertido, en este último rubro, en un free shop ambulante y tentador.

TAXI, “ÓMNIBUS” O PURA CAMINATA

Como ocurre en cualquier otra ciudad turística y mucho más en estos tiempos de Copa América, hay que tener cuidado con ciertas cuestiones. Por ejemplo, no está de más preguntar cuánto cuesta el viaje al taxista antes de subirse al coche. Uno se puede encontrar con la novedad de que un viaje de menos de 25 cuadras le sale 6.000 chilenos, es decir unos 10 dólares o 125 pesos nuestros. Por eso, vale la pena tomar los “ómnibus” o directamente manejarse con los “buses de Viña”, que se hacen ver muy asiduamente, aunque tienen la particularidad de saber aprovechar las calles perfectas -más allá de las subidas y bajadas propias de un lugar con muchas pendientes- y transitan las mismas a una muy buena velocidad.

“¿Querés conocer Viña?, entonces caminala”, dicen los oriundos de este lugar con mucho de razón. Ahí está el secreto: caminarla. Le puedo asegurar que el paisaje y el aire fresco pero puro del océano (limpísimo en este lugar) aseguran salud y garantía de que se la está conociendo y disfrutando.

Viña, entre el fútbol y la mística de ese festival que no perdona

El puerto de Valparaiso, lugar del que partió San Martín en su gesta libertadora.

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El mítico y emblemático anfiteatro de la Quinta Vergara, en el que se lleva a cabo el mundialmente conocido Festival de la Canción de Viña del Mar.

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La residencia de la Quinta Vergara en todo su esplendor. Su estado es lamentable y comienzan las tareas de restauración.

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Como si fuese una pista de atletismo, de esta manera se evitan accidentes en los caminos de Viña del Mar hacia Reñaca.