llegan cartas

Lo que quedó de las últimas elecciones en la provincia

ADRIANA COLLADO Y ALICIA TALSKY

DNI. 11.210.908 y DNI. 12.042.460, respectivamente

Con imperfecciones, logros y dolores a cuestas, convivimos dentro de un régimen democrático. En un contexto que nunca es lineal (cuándo la historia lo es?), la democracia pone en valor todas las opiniones; al menos así debería ser. En los ocho días siguientes a las elecciones provinciales ha sido asombroso el caleidoscopio de enojos, rótulos, arrepentimientos, títulos acertados, prudentes, agresivos, hirientes o erróneos que propusieron o impusieron los medios, los ciudadanos de a pie, la tertulia de bar o la sesuda tarea de los investigadores.

Nuestra provincia - en la que se vivió una experiencia democrática interesante y compleja, inédita por la gran paridad de resultados para gobernador- pasó a ser para muchos un cuasi “potrero” de imperfecciones (o conspiraciones), un escenario de festejos quizás apresurados.

También, según sea la lente, una instancia de participación y pluralismo ideológico, especial para el análisis y comentario de politólogos. Para los medios capitalinos constituyó simplemente un campo de juicios taxativos y prematuros, con el consabido eco en aquellos coterráneos y habitantes del resto de país que por desconocimiento o subjetiva intencionalidad repiten y amplían tales dichos y desconfianzas.

Los resultados del escrutinio definitivo permitieron comprobar que los datos no variaron en modo significativo. Por otra parte interesa señalar algunas cuestiones: desde los primeros instantes posteriores al final del comicio, estuvo habilitada la página de Internet “elecciones provinciales” donde todos y cada uno de nosotros más los medios y los partidos políticos tenían la posibilidad pronta de ingresar. Entre otros instrumentos éste permite constatar sin retaceo alguno, comparar con las actas avaladas por las firmas de los fiscales y luego impugnar, confirmar, etc., a la hora de iniciarse el escrutinio definitivo. Quedó claro, entonces, que los procedimientos fueron correctos, que los docentes y otros integrantes de mesas, a su vez, trabajaron en lo suyo con total responsabilidad; que a la hora de debates, informaciones e impugnaciones, la actuación del Tribunal Electoral fue la indicada. Que sus integrantes no pertenecen al Poder Ejecutivo y que se decidieron los caminos a seguir aplicando el marco legal. Extremando todos los cuidados como debe ser y máxime ante lo sensible de un resultado con tales niveles de paridad. A todo ello debemos sumar la presencia de veedores nacionales e internacionales.

Todo pasa vertiginosamente, para bien y para mal, todo pasa. Sin embargo, como ciudadanos/as comunes habitantes de la provincia, en su momento dolidos/as frente a tanta descalificación nos preguntamos si quienes utilizaron livianamente expresiones como “vergüenza”, “lamentable”, “irregular”, “dudoso”, “astucia”, “papelón” (dirigentes políticos, medios, particulares) tendrán la nobleza de retractarse, explicitar, aclarar. Precisamente por el bien de una sociedad plural y por el bien de la propia credibilidad de cada uno de los emisores.