Un alimento poco conocido

Para pasar mejor el invierno

El pellets de algodón constituye una alternativa sumamente eficaz para suplementar el alimento de los rodeos lecheros y de carne en los 100 días más críticos del año, en los que escasean las pasturas. Especialistas y nutricionistas nos explican por qué.

4A_P1030746.jpg4ABRE_P1000208.jpg
 

Federico Aguer

[email protected]

Finalmente el frío llegó al campo, obligando a los productores a tomar nota y afinar el lápiz en las cuestiones de manejo tendientes a relativizar el impacto de las bajas temperaturas. En el rubro alimenticio el tema adquiere una relevancia mayúscula, sobre todo en momentos de zozobra para la mayoría de los establecimientos, en los que los costos de producción se han disparado (en un marco altamente inflacionario) y sin un correlato en los precios de la leche o la carne. De allí la necesidad de buscar alternativas económicas, accesibles y eficientes.

Los recursos forrajeros importantes en la región (el pastizal y las pasturas subtropicales), presentan como característica principal la producción estacional de forraje (sobre todo en primavera, verano y otoño), siendo el crecimiento escaso a nulo durante el período invernal. Por eso la calidad del forraje producido durante la época de crecimiento activo disminuye rápidamente con la edad. La suplementación -entonces- es una de las tecnologías disponibles para aumentar la producción a través de una mejor utilización del pasto, atenuando o corrigiendo los déficits de calidad y cantidad del forraje disponible.

Según el Méd. Vet. Osvaldo Balbuena, de la Estación Experimental Colonia Benítez de INTA en Chaco, estos suplementos se utilizan con el objetivo de aumentar la ganancia de peso (efecto directo o aditivo) o aumentar la carga animal (efecto indirecto o sustitutivo), aunque rara vez estos efectos se presentan aislados. Otros usos son para cubrir situaciones de emergencia (sequías, inundaciones) y para evitar deficiencias minerales (suplementación mineral).

“Los alimentos utilizados en suplementación se clasifican en concentrados proteicos (pellets de algodón, de soja, de girasol), concentrados energéticos (maíz, sorgo) y energético-proteicos (semilla de algodón, afrecho de trigo, semitín de arroz). En la región se dispone de una variedad de subproductos de la agroindustria, los que se constituyen en los principales insumos para la suplementación”, sostiene Balbuena. De allí se desprende otro dato interesante, y es que usualmente estos tienen precio muy competitivo frente a los cereales.

Agregando valor

Según el especialista, factores como el manejo del amamantamiento, de la alimentación y de la condición corporal son herramientas para mejorar los índices reproductivos.

“El pellets de algodón es una fuente de proteína muy importante para el rumiante, aunque tiene restricciones de uso para los animales monogástricos por una sustancia tóxica que el vacuno desactiva en el rumen”, explicó en diálogo con Campolitoral.

Para Balbuena, en muchos países se comercializa como harina luego de la extracción del aceite, aunque también ese subproducto se puede ‘pelletear‘ para una mejor manipulación y suministro. De hecho, “la hacienda lo acepta muy bien”, agrega. Además, explica que al compararlo con el pellets de girasol o soja, el primero tiene menos proteína y mayor degradabilidad en el rumen, aunque puede ser un poco más barato, pero “al tener menos proteína, sacando la cuenta lo barato sale caro”. Por su parte, “el de soja es muy bueno y presenta alta degradabilidad, aunque su precio es mayor por su uso alternativo en aves y cerdos, por lo que tiene más competencia para su utilización”.

Según explicó, el producto se degrada en el rumen y es sintetizado por los microorganismos, y esa es la proteína que absorbe el animal. “También hay una parte que escapa a esa acción ruminal pero que también se absorbe. En los trabajos que hemos hecho, el pellets expresó resultados similares al de soja en rumiantes adultos (más de 120 a 150 kg.), no así en terneros ni en casos de destete precoz. Esa es la recomendación principal. De allí que se aconseja para las terneras de reposición primero, aunque también se puede usar en otras categorías”. Para el especialista, un kilo de pellets diario cubre los requerimientos de proteína, sobre todo en invierno, cuando los pastos están bajos, entre mayo y octubre, esos 100 días críticos en materia de provisión de alimento.

5ABRE_P1000207.jpg

Potencial. Conti y Lupotti detallaron las virtudes de un alimento accesible y altamente nutritivo para los rodeos de carne y lecheros en una época difícil del año. Foto:Campolitoral

Para el tambo

Para averiguar el potencial del producto en los tambos de la región, Campolitoral entrevistó en Esperanza a dos especialistas, los Médicos Veterinarios Gerardo Conti y Francisco Lupotti, quienes destacaron sus virtudes nutricionales. “El pellets de algodón es el resultado de la extracción del aceite de la semilla del algodón. Se separa por un lado el aceite y el residuo por otro, el que pasa primero por un prensado (donde se le extrae el aceite) y luego se le aplica un solvente que deja un material que finalmente se pelletea”, explicaron.

En concordancia con Balbuena, analizaron que sus niveles de proteína oscilan entre el 37 y el 40 % en términos de materia seca. “Tiene entre el 1,5 y el 2,5 de grasa o de extracto etéreo, y valores de fibra que ven del 16 al 21 %. Estos niveles de proteína se logran porque en la elaboración se produce un proceso de descascarado donde parte de la pepita va a las calderas de la industria y la recomposición de cáscara es menor que en la materia prima. Ese proceso de descascarado hace que se reduzca sensiblemente la concentración de la semilla original, y eso permite trabajar con niveles muy bajos de micotoxinas que se eliminan en esa cáscara que se quema en las calderas”, agregaron.

Para Conti y Lupotti, el producto en sí desde el punto de vista de la proteína tiene valores de degradabilidad importantes, con lo que se cubren los déficits de proteína degradable de los sistemas ante una carencia de forraje o pasto. “Ni hablar en sistemas estabulados, donde normalmente se usa como fuente de proteína degradable el pellets de girasol. La proteína (del pellets de algodón) no es tan soluble como la del girasol, sino que se degrada de manera más progresiva y equilibrada, demostrando que es un material que se adapta a cualquier sistema, pastoril o estabulado en meses de invierno, donde la disponibilidad de forraje se achica. Por otro lado, su precio por unidad de proteína es más económico que el pellets de girasol”, agregaron.

Para los especialistas, el potencial del producto en el tambo es enorme. “Para los sistemas de producción de carne implica más músculo, y para el tambo es más proteína en la leche. Vale le pena destacar que en tambos encerrados o semiestabulados el alimento es el 35 al 40 % del retorno económico y en sistemas de carne es el 70 al 80 % en sistemas intensivos‘. Poder achicar ese número puede cambiar el balance de la empresa. “Por último, para destacar el pellets de algodón no transfiere sabor a la carne como lo hace la semilla, la que tiene altos contenidos de grasa, no así el pellets”, agregaron.

Apuesta industrial

La industria aceitera ha definido desde hace tiempo la estrategia de ofrecer el pellets de algodón como reemplazo de la semilla de algodón, ya que su valor nutritivo es superior, medido en porcentaje de proteína.

De hecho, según trabajos privados, los animales suplementados con este producto durante el invierno tuvieron una ganancia de peso similar o ligeramente superior a los animales suplementados con igual cantidad (peso por peso) de semilla de algodón.

En este sentido, vale la pena aclarar que si bien hoy hay plantas extractoras de aceite de girasol en todo el país, la única planta de procesamiento de algodón es la de Buyatti en Reconquista. “Por eso no está tan difundido, y porque el producto parcialmente se destinaba a la exportación, pero no tenía oferta en forma continua por la inestabilidad del cultivo de algodón. Sin embargo, desde hace varios años que la misma se pudo ir logrando y por ello ahora se puede volcar la producción al mercado interno con disponibilidad permanente, uno de los requisitos básicos que piden los consumidores”, le dice a Campolitoral Alejandro Buyatti, directivo de la empresa homónima. Tanto es así que hoy la disponibilidad de producto es muy grande y estable todo el año, “con lo cual uno se puede definir por este producto con la tranquilidad de disponerlo de manera continua”, apuesta el industrial.

En dicha planta, tienen capacidad para moler unas 1.000 toneladas diarias de semilla de algodón, aunque el proceso se limita a unas 150 mil toneladas al año, de las cuales se obtienen 75 mil de pellets.

Por ahora, se ilusionan con difundir este subproducto en nuestra zona productiva. Precio, proteína y disponibilidad permiten soñar con una pronta expansión. Una alternativa que si bien es para pasar el invierno, puede haber llegado para quedarse todo el año.