El fin de la tolerancia: Turquía contra el EI

El fin de la tolerancia: Turquía contra el EI

Deudos y soldados transportan el ataúd de Mehmet Yalcin Nane, un soldado turco fallecido durante los enfrentamientos con militantes del grupo yihadista Estado Islámico. A raíz de varios atentados terroristas Turquía bombardeó por primera vez posiciones del EI en Siria. Foto: EFE

 

Por Mirjam Schmitt y Jan Kuhlmann

(dpa)

La incorporación oficial de Turquía a la coalición internacional que lucha contra el Estado Islámico (EI) en Siria representa un giro de 180 grados en la política exterior de ese país.

El gobierno de Turquía solicitó convocar una reunión extraordinaria de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), alianza de la que es miembro, para evaluar junto con sus aliados ulteriores pasos a dar a raíz de los ataques a su seguridad nacional y de las amenazas que afronta actualmente. Si bien hace tiempo que integra la coalición liderada por Estados Unidos para combatir al EI, hasta el momento Turquía no había intervenido militarmente en el conflicto en Siria. Pero el viernes pasado decidió atacar por primera vez posiciones del Estado Islámico en el vecino país, al tiempo que confirmó que participaría en los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos y permitiría que los aviones utilicen su base en Incirlik.

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), del presidente Recep Tayyip Erdogan, había tolerado durante demasiado tiempo a la milicia terrorista en su frontera. La oposición kurda incluso llegó a acusar al partido islamista conservador en el gobierno de apoyar a los terroristas, lo cual el gobierno siempre ha negado.

Durante mucho tiempo, el gobierno turco vio a la milicia terrorista sunita EI como un contrapeso frente a las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG) en Siria, que entretanto controlan la mayor parte de la frontera con Turquía y que son afines al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), catalogado como organización terrorista por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos.

La muerte de un soldado turco en combates contra el EI desencadenó los bombardeos del pasado viernes. El primer ministro turco, Ahmet Davutolgu, anunció que su país continuaría luchando resueltamente contra los terroristas: “Turquía reaccionará con la máxima dureza frente a cualquier movimiento amenazante, por pequeño que sea”, aseguró.

Un posible motivo del giro en la política turca es el atentado del pasado lunes contra un centro cultural del sur del país que acabó con la vida de 32 personas y que el gobierno turco atribuye a la milicia terrorista, que sin embargo no confirmó su autoría.

Sobre los motivos de los extremistas para atacar Turquía sólo puede especularse. La variante más probable: que con el ataque perpetrado en el sur del país el EI buscará encender aún más las tensiones entre el gobierno turco y los kurdos.

Suruc, donde se registró el atentado, está gobernado por el prokurdo Partido Democrático Popular (HDP). El objetivo del ataque fueron jóvenes de todo el país que querían ayudar a reconstruir la ciudad sirio-kurda de Kobane, de la que el EI había sido expulsado por combatientes kurdos y con ayuda de la Fuerza Aérea estadounidense.

Pero el atentado también pudo haber sido una advertencia al gobierno turco en el sentido de que todo golpe de Turquía contra el EI será vengado, por lo que al gobierno en Ankara le conviene mantenerse al margen. En las últimas semanas, Ankara ya había comenzado a dar señales de que habría un giro en su estrategia.

Más allá de la firmeza que el gobierno turco demuestra contra el EI, también deja muy en claro que considera igualmente amenazantes al PKK y sus grupos afines.

La gran redada que efectuó el gobierno el viernes no iba dirigida únicamente contra partidarios de EI, sino también del PKK. La organización anunció que había matado a dos policías turcos en la ciudad de Diyarbakir, en el sureste del país.