Señal de ajuste

El 9 y una ficción de campaña

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Viviana Saccone es una asesora de imagen sin escrúpulos, en la miniserie “Milagros en campaña”, (miércoles a las 22) de trece capítulos, que estrenó Canal 9.

Foto: Gentileza Canal 9

 

Roberto Maurer

Con la excepción de “El hombre” y “El puntero”, la tele prefirió para sus ficciones mantener con prudencia a la política en el placard. Sin embargo, en este año electoral se han registrado algunos atrevimientos y se anuncian otros. El primero fue “Entre caníbales”, de Campanella, un proyecto de 120 capítulos que se redujo a la mitad por su baja medición, y así fue comunicado al público con transparencia y honestidad.

Ahora Canal 9 estrenó la miniserie “Milagros en campaña”, (miércoles a las 22) de trece capítulos, que fue saludada por los medios como un acontecimiento: la ficción nacional llega a Canal 9, dijeron. En efecto, con sus latas extranjeras entre las que sobresalían las exitosas narconovelas, y a pesar de la tradición de Romay, el 9 nunca produjo ficción argentina. Es una emisora donde funciona una turbia relación entre el gobierno nacional y el mexicano-guatelmateco nacionalizado estadouniense conocido como El Fantasma y de apellido González. Entre sus negocios dudosos, uno de ellos consiste en comprar canales en Latinoamérica, arrimarse a políticos, colaborar con sus campañas y luego sacarles provecho cuando llegan al poder. Después instala un testaferro porque los países suelen poner límites a la extranjerización de los medios. Para suavizar la situación, el 9 pasó a menos de un oscuro abogado a quien apodaron El Fantasmita. No resulta sorprendente, tratándose de situaciones vidriosas, que exista un arreglo con el kirchnerismo mediante el cual el 9 fue integrado al aparato de propaganda del régimen.

PROGRES EN APUROS

Lo cierto es que, habiéndose anunciado que el 9 por fin estrenaba una tira nacional, lo primero que se vio en la pantalla fue el cartel “Presidencia de la Nación presenta”, como si se tratara de la Warner Bros, y fue así cómo se pudo saber que no se trataba de una producción genuina del canal, sino de los fondos estatales que reparte el Ministerio de Planificación a través de concursos.

Con “Milagros en campaña” reaparecen Jorge Maestro y Sergio Vainman, una pareja de guionistas surgida con gran suceso en los ‘80. Desde “Nosotros y los miedos”, a “Los machos”, “Montaña rusa” y “Zona de riesgo” lograron constituirse en una marca en los tiempos en que los autores eran identificados como tales.

El escenario es el imaginario Partido Auténtico Progresista (PAP), una abstracta organización política dividida en otras dos abstracciones reconocidas como izquierda y derecha o alas conservadora y “progre” según es llamada. Esa interna se resolverá en las Paso, pero el sector progresista repentinamente pierde a su candidato cuando sorprenden al diputado Lagorio enfiestado con señoritas muy jóvenes y lo acusan de corrupción de menores. Hay desconcierto, porque Lagorio era considerado un ejemplo desde sus tiempos de estudiante.

Se trataba de la gran oportunidad de renovar el partido, hay que seguir adelante y se coincide en que el único reemplazante posible es el diputado Andrés Quiroga (Osmar Núñez), un hombre sencillo y silencioso que anda en colectivo y come en la cocina de su casa, sin carisma y que se niega a ser candidato. Ni sus allegados confían en sus chances electorales, pero, si no, “la derecha se queda con el partido”. Y contratan a Milagros Vega (Viviana Saccone), una asesora de imagen sin escrúpulos, con frases como “a mí me convocaron pa hablar de candidaturas y triunfos, no de ética”.

MISIÓN IMPOSIBLE

Está invicta, es “una misión imposible”, dice, pero necesita un desafío porque viene de tres años de una inactividad a la cual la condenó un escándalo producido por el suicidio de un candidato al cual acorraló. Sirviéndose de la muerte de la hija adolescente de su víctima, manipuló la culpa del padre, que se pegó un tiro. También formó parte de su metodología la seducción de la personal trainer del candidato, y las vemos retozando con vehemencia en un sofá, en escenas atrevidas pero poco excitantes: púdicamente, sólo nos muestran espaldas desnudas, como en una carrera de natación.

Ya al final del primer episodio, Milagros comenta que en ese panorama negativo, algo ve en Quiroga para construir un candidato.

-Dígame qué-, observa entre el escepticimo y la ironía el personaje de Romano (Roberto Carnaghi), que representa al operador político veterano y cínico que trajo a la asesora. En la primera reunión, Milagros convierte falsamente a Quiroga en un hombre valiente que derrotó al cáncer.

Es una miniserie que fue presentada como una comedia negra donde la política es tratada con ironía y humor, es decir, aquello que le falta y que es reemplazado con una concepción folclórica, esquemática, rudimentaria y desalentadora de la política. Es un híbrido de costumbrismo de comité y Durán Barba. No hay parecidos con “House of cards”, si se entiende.