Violento asalto en barrio Siete Jefes

“Nadie está preparado para que te gatillen tres veces a la cabeza”

  • Lo dice un comerciante de barrio Siete Jefes, que fue víctima de un violento asalto. Actuaron dos delincuentes a cara descubierta. Le llevaron dinero, herramientas de trabajo y otras pertenencias.
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“Antes de las elecciones llenaron el barrio de policías. Ahora se fueron todos, sólo quedó un servicio mínimo de ‘la comunitaria'”, dijo Agustín. Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

dchiapello@ellitoral

Un poco con bronca... otro poco con angustia. Agustín Fernández está apoyado en la reja de su negocio mientras reflexiona: “Tengo 26 años y todo lo que hice en mi vida fue trabajar. Pero hoy siento que ya no se puede seguir así”.

Las palabras de este muchacho guardan directa relación con el violento asalto ocurrido el viernes, poco después del mediodía, en el drugstore Tríada Tebana. El robo comenzó de manera imperceptible cuando dos sujetos llegaron hasta el local, ubicado en la esquina de Maipú y Vélez Sarsfield, y realizaron una compra. Pero esa “visita” no fue inocente. En verdad, fue el estudio del terreno para lo que iba a acontecer.

De buen aspecto

De estos supuestos “clientes”, se supo que eran dos hombres de entre 28 a 30 años. Muy bien vestidos y de aspecto normal.

“Pidieron algo y se fueron. Cualquiera que los ve en la calle, te aseguro que no sospecha nada”, recordó hoy Agustín en diálogo con este diario.

“Yo estaba terminando de hacer la caja, viendo los números, cuando de repente entran estos dos tipos de nuevo. Uno ingresó directamente con un arma de fuego en la mano. Apenas lo veo, mi primera reacción fue decirle: ‘¿qué hacés con eso en la mano?', se lo dije entre risas. No sé si por nervios o por intuición”, recordó.

“—Te estoy robando -me contestó el delincuente. Mientras, el otro sujeto pasó del otro lado del mostrador y comenzó a darme patadas, para asustarme. Yo me quedé agachado. Me llevaron la computadora, donde recién había instalado un programa específico para este trabajo; teléfono celular, el dinero de la caja y cigarrillos. Completito la hicieron”, ironizó.

A la cabeza

Pero aún faltaba lo peor.

“Cuando me quiero levantar el tipo que estaba con el arma me gatilló tres veces a la cabeza. No sé si el arma era de juguete; no sé si tenía balas; no sé si el arma se le trabó. Tampoco estaba para averiguarlo. Lo único que sé es que yo quedé muy mal después de esto”, contó.

“Estuve varios días sin dormir, totalmente afectado. Tuve que llamar a un médico amigo que vino y me aconsejó que me tranquilizara. Pero, cómo me voy a calmar si me acuesto y escucho el ruido del gatillo”, le dije.

Sobre la situación del barrio, el comerciante opinó que “cuando fueron las elecciones llenaron el barrio de policías, pero ahora se fueron todos. Dejaron sólo un servicio mínimo de la Policía Comunitaria. Todos sabemos que esos chicos hacen un curso intensivo de unos meses y después los largan a la calle. Así no se hace la prevención del delito”.

“Este barrio está muy castigado. Acá el 80 por ciento de los vecinos sufrió un robo o al menos un intento de arrebato. Está lleno de policías, pero es una realidad que los robos siguen. Y no puedo estar desconfiando de todo el mundo. Yo no atiendo a los clientes por la cara. Yo dejo pasar a todo el mundo y los atiendo, pero así no se puede trabajar”, confesó.

“¿Qué tuve que hacer? Mañana mismo viene el herrero a instalarme una nueva reja. Ahora sí, tomé la decisión de atender enrejado. Pero ésa no es la solución. No se puede seguir así”, culminó.

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Forzado por las circunstancias, el comerciante tomó la decisión de atender al público detrás de unas rejas. Foto: Danilo Chiapello